Se acabó lo que se daba

Advertencia: la lectura de esta columna puede producir melancolía, tristeza y pesadumbre. Aunque vamos a intentar que no sea así. Ustedes lo saben. Hoy es 29 de agosto. Lunes. Para algunos afortunados, la vida normal no empezará hasta el lunes 5 de septiembre. ¡Suertudos ellos! Para el común de los mortales, hoy comienza todo, otra vez. Los equipos deportivos  aprovechan para hacer pruebas de selección, los bares y cafeterías de toda la vida reabren sus puertas y toca darse un garbeo por el barrio a ver cómo sigue todo.

Lo más importante para no sucumbir a la llamada depresión posvacacional, una de esas folletaícas de pijos sin mayores preocupaciones, afortunados ellos; es buscarse buenos planes para estos días que nos permitan recuperar el pulso a la normalidad con optimismo y alegría, dentro de lo que cabe. 

Por ejemplo, en Bubión nos invitan a disfrutar de un festival adscrito a la filosofía Slow con Soleá Morente como cabeza de cartel. También podemos ver la película de Elvis en televisión, que la estrenan el 2 de septiembre, engancharnos a ‘La casa del dragón’ o ver a Stallone, superhéroe de barrio, como si fuera el personaje de una canción de Kiko Veneno. Y apoyar a nuestra selección en el Eurobásket, faltaría más, además de al Granada C.F.

Es tiempo de rentrée literaria y ya tenemos una nueva entrega del Corto Maltés clásico en las librerías, a la espera de la nueva aventura que nos propondrán Díaz Canales y Pellejero. No hay como acompañar a Corto en sus viajes por el mundo para sentir el salitre, el sol y el viento en el rostro. 

Serpiente Negra trae los primeros conciertos de su siempre excitante y provocadora propuesta musical desde el mismo 13 de septiembre, El Roto desembarca en el Centro Guerrero antes de fin de mes y Lorenzo Silva publica una nueva entrega de Bevilacqua y Chamorro en unas semanas. Y ojo a la magna retrospectiva que se está preparando del dibujante e ilustrador Sergio García en el Hospital Real. 

También toca apuntarse al gimnasio. Otra vez. Y a la academia de idiomas. Y/o a la de música. O comenzar uno de esos coleccionables que —¿todavía los hay?— nos fidelizan a nuestro quiosco de confianza. 

Para evitar cualquier atisbo del referido síndrome posvacacional, roce más o menos de cerca la depresión —un concepto que no debemos banalizar, dicho sea de paso— tengo otra propuesta, pero es mucho más desagradable. ¿Han visto ustedes lo de la inflación, los tipos de interés, el Euríbor y las previsiones económicas y geopolíticas para el otoño y el invierno? ¡Está el patio como para deprimirse por el final de las vacaciones!

¿Lo ven? Es mejor concentrarse en el disfrute de las pequeñas cosas. Para amargarnos, de verdad, tendremos motivos de sobra. Por todo ello… ¡vamos, vamos! Comienza un nuevo curso y a buen seguro que, con curiosidad y buen ánimo, nos reserva un montón de grandes momentos, aunque sean sencillicos.

Jesús Lens

Síndrome preocupacional

Este año, el 1 de septiembre cae en miércoles, por lo que a estas alturas de semana, las vacaciones de algunos ya serán historia. Aun así, este día siempre tiene algo de especial. Para mí, es el auténtico año nuevo. Porque hoy comienza todo. Otra vez.

Ya saben ustedes que soy muy crítico con esa parida que se ha dado en llamar síndrome postvacacional. Si has tenido suerte de disfrutar de unas vacaciones y a la vuelta no te sientes aunque sea levemente mal, ¿qué vacaciones han sido esas? Unas buenas vacaciones son aquellas de las que vuelves cansado y ojeroso. Trabajado, paradójicamente, e incluso arrastrado, vencido y destrozado.

Odio el concepto de las vacaciones como sinónimo de tiempo para el descanso y el reseteo, de cargar las pilas para volver fresco como una lechuga al curro. Es algo mecanicista y embrutecedor que considera el descanso vacacional como un mero paréntesis imprescindible para que el trabajador produzca más y mejor.

Para el que no quiera tener síndrome postvacacional, el mejor consejo es no coger vacaciones. Y ya. Como me decía un amigo peluquero, los autónomos no tenemos el síndrome de marras: cada día con el negocio cerrado se incrementan los gastos sin que haya ingresos, por lo que la vuelta al tajo duele menos.

Les confieso, eso sí, que septiembre me sorprende aquejado de otro síntoma: el preocupacional. Por las preocupaciones que nos esperan a la vuelta de la esquina, más allá de una hipotética sexta ola pandémica.

¿Qué tal arrancará la alcaldía de Paco Cuenca? El encastillamiento de Salvador hizo que, sin apenas tiempo para ejercer, a Cuenca le llegara la hora de tomarse un merecido y necesario descanso. Es ahora cuando comienza realmente su mandato, que en esta ocasión será de un año y nueve meses.

Esperemos que las sucesivas olas de calor hayan permitido al PP lamerse sus heridas y vuelvan a la actividad con auténticas ganas e intención verdadera de ejercer una oposición leal y constructiva que redunde en beneficio de todos los granadinos.

Así las cosas: ¿en qué punto se encuentra el Pacto por Granada? ¿Cómo están las relaciones entre IU-Podemos y PSOE? ¿Qué tal van los nombramientos de asesores y coordinadores varios? ¿Cómo vamos con la agenda?

El tiempo apremia. No ha lugar para folletaícas postvacacionales. Ni siquiera para hacer una pretemporada en condiciones. Porque el árbitro ya ha lanzado la bola al aire y el partido acaba de empezar.

Jesús Lens

Cruzando Ferragosto

¿Cómo ha ido el tránsito de Ferragosto? Una vez traspasada la frontera de mitad de mes, el verano empieza a terminarse, indefectiblemente. Pero todavía no se ha acabado del todo.

Los romanos celebraban la festividad de Ferragosto en que la cosecha de trigo había finalizado y los días empezaban a ser más cortos. Aquí, mientras van procesionando las Vírgenes de los mares y pueblos, empezamos a escuchar conceptos tan deprimentes como Operación Retorno o Vuelta al Cole. Y a este tema dedico mi primera columna de IDEAL, en la rentré.

Ferragosto

Estos días podrán leer los expertos consejos de ciertos psicólogos que nos advierten sobre cómo comportarnos para evitar la depresión postvacacional. A quiénes hemos tenido el privilegio de tener vacaciones. Que para mucha gente, por desgracia, la depresión camina por otros derroteros.

Pero volvamos a los expertos que aconsejan no romper con las rutinas, hábitos y horarios habituales para mitigar uno de los síndromes más estúpidos que se han podido inventar. Porque si usted ha tenido la suerte de gozar de unas buenas vacaciones, lo ha pasado bien y ha hecho las cosas que le gustan; la vuelta a la rutina tiene que fastidiarle. Obligatoriamente. ¡Sospeche de esa gente que, tras el asueto veraniego, se muestra exultante en su vuelta al día a día! Es gente que ha dedicado las vacaciones a pensar en el trabajo, a diseñar nuevas estrategias y que, por tanto, llega dispuesta a probar esas novedades. Y tratará de arrastrarle a usted. Huya de ese estrés temprano, en la medida de lo posible.

estres postvacacional

Yo, por ejemplo, todavía no me hallo. Tras un par de semanas de viaje por Armenia, llevo unas horas en Granada. He deshecho el equipaje, me he tomado una Alhambra Especial con una tapa de morcilla, me he dado una vuelta por el Zaidín, he saludado a los pocos parroquianos con los que me he cruzado… pero no. Sigo pensando en Armenia. En esos madrugones antes del alba para triscar montes, en sus maravillosas ensaladas y en la mística de sus monasterios perdidos en lo más profundo de sus valles.

Foto: Jesús Lens
Foto: Jesús Lens

Así las cosas y con el fin de mitigar el síndrome, les contaré algunas cosas de mi viaje, tratando de no hacerme cansino, y trufando estos artículos con las muchas conexiones que he encontrado entre la Armenia milenaria y la Granada eterna. A ver si así, el tránsito hacia septiembre se hace más llevadero.

¡Bienvenidos, amigos!

Jesús Lens

Twitter Lens