Junto al puente del Genil me paré y lloré

Artículo que publico hoy en IDEAL, y que mezcla la pasión por correr con la impotencia por las grandes injusticias de la vida. A ver si os gusta.

 

Fue el martes. Serían las 4 de la tarde, aproximadamente. Había salido a correr junto al río Genil, haciendo el recorrido que más me gusta de los muchos que hay en Granada. Hacía calor y llevaba cinco kilómetros, desde mi casa en el Zaidín, cuando llegué al puente de la Fuente de la Bicha.

Fuente de la Bicha

Y allí estaba. La señal. Prohibido el paso… a personas en sillas de ruedas. Porque, efectivamente, el mencionado puente resulta impracticable para cualquier persona con discapacidad. Es un puente estéticamente elegante, pero funcionalmente impracticable, hasta el punto de que incluso los corredores y los ciclistas tratamos de evitarlo.

 

Foto de Ahora Granada
Foto de Ahora Granada

Incomodidad. Molestias. Incordio. Ralentización del ritmo cuando corro. Diez segundos que le añado a mi tiempo cuando hago ese recorrido y cruzo el puente. Era en eso en lo que pensaba cuando pasaba por allí. Hasta el martes. Cuando vi aquella señal de prohibido el paso. Y me paré. A llorar. De rabia e impotencia.

 

Lo que para mí es un simple engorro, para las personas discapacitadas y con movilidad reducida supone la total y absoluta imposibilidad de disfrutar de uno de los paseos más bonitos de Granada: el que va de Puente Verde a Pinos Genil. Nueve kilómetros junto a ambas veras del río que, especialmente en otoño -en los años que dicha estación dura más de una semana- es de una belleza extraordinaria.

Fuente de la bicha colesterol

Popularmente conocido como La Ruta del Colesterol, son miles de personas las que disfrutan de ese paseo, por las mañanas, por las tardes y hasta por las noches. Familias completas, con los chavalitos danto sus primeras pedaladas. Personas mayores, gozando de un retiro activo. Parejas, amigos, excursionistas, turistas… un espacio envidiable que, sin embargo, está fracturado por un puente impracticable.

 

Los que, mucho antes de que el funestamente conocido como Running se pusiera de moda, ya salíamos a correr por el camino de la Fuente de la Bicha; hemos visto cómo las crecidas del Genil se llevaban los coquetos restos de los puentes de madera que jalonaban el curso del río. Puentes desgraciadamente masacrados por el indebido uso que algunos motoristas desaprensivos hacían de ellos.

 

Estado de otros puentes del entorno bichero
Estado de otros puentes del entorno bichero

Motoristas que, además de destrozar las frágiles pasarelas, molestaban y acosaban a todos los viandantes de la Ruta del Colesterol, llenándonos de polvo cuando el terreno estaba seco o salpicándonos de agua y barro cuando estaba mojado. Chaveíllas en sus amotillos que, para evitar la carretera, abusaban de la Ruta del Colesterol, entre Pinos Genil, Cenes de la Vega y Granada, haciendo caso omiso y, en muchos casos, destrozando las señales de tráfico que prohíben el tránsito motorizado por el paseo.

 

De esa triste incivilización llegó un severo, sólido y perdurable puente que, efectivamente, ha limitado el tráfico de motos por una vía peatonal, pero a costa de impedir a todo un colectivo de personas que pueda disfrutarla, como cualquier ciudadano. ¿Es o no es como para llorar?

Fuente de la Bicha no accesible

Jesús Lens

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