Madrileño, go home

Me encantó la contraportada del IDEAL del pasado sábado en la que el corresponsal de Vocento en París, Fernando Iturribarría, nos contaba que en Burdeos se ha iniciado una campaña contra los parisinos que, aprovechando la conexión en tren de alta velocidad, se han mudado a la vinícola ciudad francesa, huyendo de la carestía y del caos de París.

Desde que está a dos horas en tren de la capital francesa, Burdeos ha experimentado una explosión demográfica que conlleva riqueza y creación de puestos de trabajo, pero también una subida de precios y, de acuerdo con el irónico y divertidísimo artículo de Iturribarría, sentirse invadida “por los odiados parisinos, esos tipos repelentes, altaneros y engreídos que se pasean como Pierre por su casa en sus despreciadas provincias”.

 

¿Ven ustedes como tener un Tren de Alta Velocidad que, cuando llegue a Granada, lo hará a medio gas, no es malo del todo? Imagínense tener un AVE de verdad que conectara Granada con Madrid en un par de horas, con Sevilla en 90 minutos y con Málaga en 45, por hacer un símil futbolístico, que siempre caen bien. Los símiles balompédicos, quiero decir. Porque, ¿cabría imaginar lo que le pasaría a Granada si estuviera tan bien dotada de infraestructuras de comunicación?

¿Cuánto tardarían en venirse a vivir al Realejo y al Albaycín, al Centro y al Genil, a la Chana y al Zaidín; la mayoría de habitantes de Sevilla y Madrid? ¿Quién podría resistirse a los encantos de nuestra ciudad, a nuestras tapas, al duende y al misterio de sus callejones, a vivir a los pies de la Alhambra, rodeados de vega feraz, a tiro de piedra de la nieve y del mar?

 

Sería inconcebible e insoportable tener por aquí a los madrileños de Chamberí o a los sevillanos de Triana, todo el día con sus “chaval” y “miarma”, hablándonos del Betis o del Atleti; de la Cibeles y de la Giralda.

 

¡No, no y no! Déjennos a los granaínos en paz, con nuestra Virgen de las Angustias y nuestra mala follá, comenzando el año con la polémica de la Toma y liderando un movimiento panandalucista oriental.

La Plaza de España de Sevilla

¡Fijo que almerienses, cordobeses y jiennenses no tienen ahora mismo otra cosa en su cabeza que la proclamación de una nueva autonomía! Lo único que nos queda por discutir es si sería república o monarquía.

 

Jesús Lens