QUERIDO ESTEBAN

La columna de hoy de IDEAL, sentida, cariñosa, necesaria, obligatoria. Además, no dejen de leer el artículo de mi Alter Ego, en las mismas páginas de opinión, sobre «Escribir, correr y Blogs». Dice muchas e interesantes cosas.

 

Querido Esteban, esta semana no habrás sido tú el que haya recibido esta columna por correo electrónico. Ni el que la haya repasado, maquetado y subido a la edición definitiva del periódico. Han pasado más de cinco años desde que inicié mi colaboración fija y semanal con IDEAL, gracias a una apuesta personal, tuya, por una serie de columnistas desconocidos que aportaran al periódico un punto de vista nuevo, diferente, distinto y a contracorriente. Y, ahora, me dicen, te has jubilado.

 

Querido Esteban, a mi columna le adjudicaste, posiblemente, el mejor día de la semana: el viernes. Muchos amigos dicen que nunca me quieren tanto como cuando ven asomar mi careto, al pasar la página del diario: ahí está el de la fotillo, que diría Cárdenas, recordándoles que ya llega el fin de semana. Y creo que por eso me leen con una cierta benevolencia, la verdad. Hoy es viernes. E, imagino, tú estarás leyendo esta columna como un lector más del periódico, con una cierta curiosidad: «¿qué habrán escrito hoy Josevi y Jesús?»

 

¿Sabes? Seguramente habría escrito sobre lo de Bush en Irak. Porque me ha resultado irónico e ilustrativo que un presidente que ha gobernado el mundo a patadas y que parece pensar con los pies, se despida del mundo recibiendo un zapatazo en todos los morros. ¡Justicia poética! También me hubiera gustado escribir sobre la SGAE y eso de mandar detectives camuflados a las bodas. Que digo yo que también podrían tratar de introducirlos en Guantánamo, a ver si la CIA paga el canon por el uso de la música heavy en las torturas a los presos, tan ingeniosos que son los de la Sociedad General de Autores a la hora buscar fórmulas para cobrar.

 

No sé qué te habrían parecido. Pero sé que las habrías publicado. Porque todas las cosas buenas que podría escribir sobre ti, aunque no nos hayamos visto en tantas ocasiones como me hubiera gustado, se pueden resumir en una: nunca jamás, en este tiempo, dejaste de publicarme una sola de las columnas que te mandé. Y sé, o al menos sospecho, que no estabas en absoluto de acuerdo con el contenido de algunas de ellas.

 

Y precisamente por eso, querido Esteban, valoro tanto este espacio de libertad que constituyen las cerca de quinientas palabras que yo he redactado y tú has publicado, semana tras semana, durante tantos años. Libertad de pensamiento. Libertad de expresión. Y no debe ser fácil.

 

Ahora que te tomas un merecido descanso, quiero agradecerte la oportunidad que me diste, abriéndome de par en par las puertas de IDEAL, brindándome esta tribuna desde la que hablar de lo divino y lo humano, de las cuestiones más trascendentales y, también, de las más íntimas, nimias y accesorias. Ojalá, querido Esteban, que te siga apeteciendo leer esta tu columna de ahora en adelante, como hiciste todos estos años. Un fuerte abrazo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

REALIDAD

Aquí subo la columna de hoy viernes, de IDEAL, sobre la realidad.

 

«Los poetas y los cantantes son poco partidarios de las realidades previsibles, quizás porque nada es menos previsible que la realidad.» Seguramente, Luis García Montero escribió esta frase sin pensar que era premonitoria de lo que iba a ocurrir en el mundo de las finanzas y la economía, por lo general, poco afín a la poesía.

 

Qué caprichosa, la realidad. Estos meses, en cada ocasión que Solbes, ZP, Rajoy y demás gurús de la cosa pública hablan sobre previsiones, remedios, vaticinios y planes de salvamento de la economía, la realidad se encarga de demostrar que no deberíamos estar en manos de políticos, gestores o economistas, sino de poetas y cantantes, poco partidarios de las realidades previsibles.

 

Cada vez que las autoridades han pretendido tranquilizarnos sobre la dimensión de la crisis, un demoledor dato ha venido a cerrarles la boca de un puñetazo. El último, el del paro. Desbocado, galopante, arrasador. No es sólo que vamos camino de los tres millones de parados en España sino que, además, somos el país de la UE que más puestos de trabajo está perdiendo. A pasos agigantados. Si algo está poniendo de manifiesto esta crisis es que el modelo de crecimiento español está radicalmente agotado. Hemos estrangulado a la gallina de los ladrillos de oro y la teta de la vaca ya no da más cemento. Así que, a ser imaginativos tocan.

 

Cuando se habla de este tema, de la economía del siglo XXI, se invocan tres letras a modo de fórmula magistral o panacea universal: I+D+i y cuando arrecia el pesimismo, siempre sale alguien conjugando eso de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación para serenar a las masas. Aquí paz y después gloria.

 

Creo que la fórmula tiene tanto éxito y resulta tan tranquilizadora porque, por un lado, es irreprochable: nadie le puede poner un pero sin parecer un carca, un antiguo o un viejales obsoleto. Además, como aparenta ser algo tan técnico y específico, tendemos a pensar que la I+D+i siempre compete a los demás, a personas de bata blanca y gafas de intelectual. De esa forma, evadida nuevamente nuestra responsabilidad en esto de la crisis, podemos sentarnos a esperar… y a criticar.

 

Por ejemplo: ¿es razonable que la crisis haya supuesto un recorte de fondos de tal calibre que amenaza con truncar el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo? O, quizá, el recorte está basado en algo más preocupante: según la Ministra del ramo, la evaluación de los resultados logrados hasta ahora en dicho sector no es muy positiva que digamos. O sea que mientras jugábamos a las casitas, no nos preocupábamos en exceso del éxito o el fracaso del mencionado Plan y ahora… pues no funciona.

 

 

No sé ustedes, pero a veces tengo la impresión de que mejor nos iría dejando el gobierno en manos de poetas, cantantes y artistas, tan reacios a aceptar la realidad como nuestros políticos, pero con mucho más talento y mejor gusto.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.