Preocupante Tasa 500

Cuando Valencia anunció su intención de recuperar el toque de queda y cerrar el ocio nocturno, hubo muchos internautas que acusaban a Ximo Puig de autoritario: con pocas personas en la UCI, no era de recibo aquella limitación de los derechos fundamentales. Derechos que se resumen, fundamentalmente, en tomarse un gintonic a las 2 am. Aunque estemos en pandemia.

Me sorprendió el argumento. ¡Cerrar los pubs con las UCI vacías! Lo importante a la hora de tomar medidas no es salvar vidas, proteger a la ciudadanía o minimizar daños personales y económicos, sino combinar los ingresos en cuidados intensivos con la entrada en los locales de copas. Una combinación arriesgada, sin duda.

Quinta ola de pandemia. ¡Quinta ola, joder! No es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta. Es la quinta ola. Y vuelve el mismo debate recurrente. ¿En serio duda alguien, a estas alturas de la película, sobre lo que hay que hacer?

Es gratuito insistir en la esquizofrenia interesada de la Junta de Andalucía, pidiendo herramientas más duras al Gobierno central mientras se muestra terriblemente laxa y complaciente con las que tiene a su alcance. Su gestión con las vacunas ha sido brillante, sin embargo, todo lo que tiene que ver con la toma de medidas duras e impopulares es tan indignante como perjudicial para la mayoría de la ciudadanía, sanitaria y económicamente. Sobre todo para Granada. Alentaron el turismo exacerbado en otoño y acuérdense de cómo nos fue. Permitieron las copas en Navidad y lo cerraron todo la vuelta de año, pagando justos por pecadores.

El recién elegido alcalde de Granada ha anunciado la creación de un comité de expertos local que le aconseje sobre la pandemia. ¿Qué tal lo lleva, a la vista del disloque de contagios que estamos viviendo estos días? Tengo mucha curiosidad por conocer la composición del referido comité, cuándo empezará a reunirse, qué aconsejará y, sobre todo, qué caso le hará el gobierno municipal dentro de su ámbito de competencias.

Estoy expectante por escucharle hablar de los campamentos de verano, las celebraciones multitudinarias y el ocio nocturno. La comparación entre el excelente trabajo llevado a cabo en colegios e institutos a lo largo del curso escolar y lo que ha pasado con los mal llamados viajes de estudios es sonrojante. Duele volver a escribir sobre este particular, pero no queda más remedio, por desgracia, que estamos a punto de superar la cota 500 otra vez.

Jesús Lens

¡Es la hostelería!

Imaginen que el próximo viernes por la noche llega la policía municipal, cierra a cal y canto todos los gastrobares, pijobares, bares de copas y hasta los bares normales y corrientes de la calle Ganivet, por ejemplo. Y que a los clientes les sugieren, amablemente, que ya está bien de soplar vino, cerveza y otras bebidas espirituosas. Que mejor se vayan a las Pasiegas a bailar salsa o a la explanada del Palacio de los Deportes, a tirar con arco. ¿Qué piensan ustedes que pasaría?

Gastrobares granada

No. No estoy comparando el Botellón con tomarse unas cañas y unas tapas en un bar. Ni siquiera con tomarse unos cacharros en una terraza que paga escrupulosamente sus tasas y tributos. Y a ello dedico mi columna de hoy de IDEAL.

Lo que digo es que a la gente le gusta juntarse. Y beber. Tomarse algo, que le decimos aquí. Inveterada costumbre en Granada, en el resto de España, en la China y hasta en la Antártida. Y más, los fines de semana. Costumbre que no tiene nada de malo, dentro de un orden. Y, a veces, hasta dentro de un desorden. Mesurado. ¡Incluso desmesurado, de cuando en vez y esporádicamente! Ustedes me entienden.

Foto: Alfredo Aguilar. IDEAL
Foto: Alfredo Aguilar. IDEAL

No sé qué iniciativas estará preparando el Ayuntamiento de cara al próximo fin de semana, para entretener a la chavalería a la que se le ha cerrado el Botellón, pero no lo va a tener fácil.

Ojo, que me parece muy bien y es un imprescindible ejercicio de responsabilidad por parte de los poderes públicos, ofrecer alternativas de ocio lúdico, cultural, deportivo y recreativo para las noches de los fines de semana. Lo es ahora que ha cerrado el Botellódromo y lo era antes, cuando parecía que no había más opción que darle al frasco, si eras joven en Granada.

Pero, insisto, no le pidamos a los jóvenes lo que la mayoría de nosotros jamás haríamos. Que juntarse con los amigos para compartir cañas, vinos y copas es un extraordinario ejercicio y una sana costumbre.

Cervezas Alhambra brindis

La respuesta sobre cómo armonizar el ocio de los jóvenes con el descanso de los vecinos la tiene el sector al nunca debió de hurtársele: el de la hostelería. Ojalá que la gente de nuestros bares, garitos y locales de copas sepa cómo atender a una juventud precarizada y de recursos limitados con ganas de divertirse y pasarlo bien. A fin de cuentas, es su negocio.

Jesús Lens

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