Festival: lugar de encuentro

Tengo una teoría que me apetece compartir con ustedes, a ver si les parece descabellada y pillada por los pelos o posible, lógica y coherente: los festivales son, cada vez más, lugares de encuentro.

Me explico, que así expresado parece una simpleza: los responsables de IFEMA, la Feria de Muestras y Exposiciones de Madrid, señalaban en una entrevista que cada vez acogen más festivales, salones y eventos culturales multitudinarios. Súmenle a ello la proliferación de nuevos festivales literarios, musicales, cinematográficos… y a que los Clubes de Lectura estén viviendo un momento dulce.

 

¿Por qué esta pasión por juntarse, la gente, en tiempos de conexión universal ilimitada? La razón, creo, tiene que ver con la multicanalidad favorecida por las nuevas tecnologías de la comunicación: el hecho de estar en contacto con todo el mundo, 24/7, y de tener una oferta ilimitada de ocio cultural, en casa, hace que cada vez estemos más despegados y alejados, paradójicamente.

 

¿Qué necesidad tenemos de quedar para echar una birra, si estamos conectados por mil y una vías diferentes? Y ahí radica el quid de la cuestión: estamos en contacto, nos relacionamos e interaccionamos a través de la tecnología, pero también necesitamos, de vez en cuando, vernos, tocarnos, empujarnos, abrazarnos y charlar. Convivir, o sea.

Invitados a Granada Noir en la Alhambra
Foto: Pepe Marín Zarza

Sin embargo, nuestra vida es complicada, ajetreada y muy movida. Por lo general, no tenemos tiempo ni para vernos a ni a nosotros mismos así que, menos aún para ver a los demás. Es entonces cuando surge el festival como excusa, como razón, como provocación, como oportunidad para compartir, con un montón de gente y en muy poco tiempo, algunas de nuestras aficiones favoritas.

 

En los festivales empieza a valorarse, cada vez más, la posibilidad de encuentro con la gente, de disfrutar del tú a tú. De charlar con los propios artistas, por supuesto, compartiendo una birra o un café, pero también de echar un buen rato con los colegas de afición.

 

Los invitados a los festivales empiezan a valorar, cada vez más, la posibilidad de juntarse con los compañeros, cara a cara, para compartir tiempo, experiencias, ideas, proyectos y opiniones.

 

El formato de festival rebosante de sesudos actos e interminables ponencias, que no deja tiempo ni para respirar, cada vez está más en entredicho. ¡Démosle a la gente la oportunidad para juntarse, conversar, tramar, relajarse, reírse y disfrutar!

 

Jesús Lens