El Festival, de nuevo

Escribía hace unos días un artículo celebrando que el Festival de Música y Danza, bajo la nueva dirección de Heras Casado, haya optado por ampliar el espectro de las propuestas clásicas dentro de su programación, yendo más allá de los Beethoven y Wagner más populares y conocidos. (Leer AQUÍ)

Me resulta desconcertante, sin embargo, el abandono absoluto de otras músicas en la programación de esta edición del Festival, más allá de la clásica y del flamenco. Solo Jorge Drexler, con Rocío Márquez, se salió mínimamente de los márgenes de lo canónico.

Hace un par de días, Miguel Ríos presentaba en el Teatro Real de Madrid el Symphonic Ríos, un proyecto encargado, producido y presentado en el marco del Festival de Música y Danza de Granada, hace ahora un año, en el Palacio de Carlos V. Un espectáculo diferente, valiente y original que, con el patrocinio de CajaGranada Fundación, se acaba de editar en formato de disco.

Sin hacer excesivos ejercicios de memoria ni consultar apuntes, así a bote pronto, me recuerdo en el Carlos V o en el Generalife escuchando el flamenco jazz de Michel Camilo & Tomatito o las genialidades vocales de Bobby McFerrin. Mirando hacia atrás -sin ira- me veo con la boca abierta, disfrutando de la Fura dels Baus en la propia Alhambra o en la Plaza de Toros, con sus radicales propuestas.

Ni rastro de todo ello en la programación de un año que, seguramente, debemos entender como de transición, muy bien resuelto en lo clásico, abriendo nuevos caminos, propuestas y perspectivas; pero romo y vacío en cualquier concierto que se saliera de los estrechos márgenes marcados por la más inveterada tradición festivalera.

Una reflexión que me lleva, también, a reivindicar el extraordinario trabajo llevado a cabo por los directores y los equipos que han estado en la organización del Festival a lo largo de las últimas décadas y a felicitarles por su osadía en determinados momentos, proponiendo ideas rompedoras y estrenando en Granada proyectos llamados a trascender.

20140710.- FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO.
FESTIVAL INTERNACIONAL DE MUSICA Y DANZA. LA FURA DEL BAUS. CARMINA BURANA.

Ojalá que, en el 2019, el Festival de Heras Casado, ya consolidado en la dirección, nos traiga propuestas que vayan más allá de la música clásica y del flamenco. Los amantes de los sones más heterodoxos se lo agradeceremos de corazón, que los mestizajes también deben tener su espacio en el programa central, más allá del siempre atractivo y excitante FEX.

Jesús Lens

Heterodoxia y transgresión

Nos pedía Miguel Ríos, tirando de humor socarrón, que no nos rasgáramos todavía las vestiduras. Que esperásemos a que termine el concierto. Pero que tratemos de ir desprejuiciados y con espíritu abierto. Y de ello hablo en IDEAL.

Foto: Cristian Gálvez

Y es que hoy va a ser un día grande en la historia musical de nuestra tierra. Muy grande. Porque esta noche, Miguel Ríos y su banda actúan en Palacio de Carlos V, en un concierto especial producido por el Festival de Música y Danza de Granada. Lo harán junto a la OCG, dirigida por Josep Pons, con la Séptima de Beethoven como plato principal.

 

Sinceramente, creo que Granada ha cambiado mucho y que muy poquita gente se echará las manos a la cabeza por lo que, no hace tanto tiempo, se habría considerado un sacrilegio y una aberración.

Foto: Cristian Gálvez

Si por algo se caracteriza el siglo XXI es por el mestizaje, la hibridación y el maridaje de artes, disciplinas, géneros y estilos. Ahí está el mítico “Omega” de Enrique Morente y Lagartija Nick, sin in más lejos, al que tanto hemos homenajeado últimamente.

 

Durante la presentación a los medios de comunicación del concierto de esta noche, Antonio Jara, presidente de CAJAGRANADA Fundación, se mostró cómplice con una iniciativa que rompe moldes, reivindicando la heterodoxia y la transgresión como vehículos para hacer progresar la cultura, empujándola hacia delante e impulsándola hacia territorios inéditos y desconocidos.

 

Granada, como bien explicaron Antonio Jara, Miguel Ríos y el propio Josep Pons, es referente histórico y tiene larga tradición en la fusión entre música clásica y música popular, con ejemplos como el de Falla. Además, este proyecto es de los que suman, enriqueciéndose del diálogo entre la tradición clásica y el rock, dado que los músicos contemporáneos son muy versátiles y no tienen problema en cambiar de registro.

Foto: Cristian Gálvez

La Séptima sinfonía de Beethoven atesora gran ritmo dancístico y es una de las páginas más vigorosas escritas por el compositor alemán, por lo que encaja a la perfección en un pionero programa que se completará con algunas de las canciones de siempre de Miguel Ríos, especialmente arregladas para la ocasión, de forma que sonarán… ¡como nunca! Un concierto que será grabado y que quedará para la posteridad.

 

¿Habrá que rasgase las vestiduras, cuando finalice uno de los acontecimientos musicales del año, en Granada? Por mi parte, y mientras cuento las horas, estoy convencido de que no.

 

Jesús Lens