Realismo métrico

Me dolió escribir este artículo sobre el Metro de ayer. Juro que, cada vez que alguien ha echado pestes sobre él en estos años, yo he pedido un voto de confianza.  Por eso, hoy vuelvo a hablar de este tema, en IDEAL.

Hace unos días estuve en Málaga. Y le pregunté a un taxista por el suyo. Socarronamente, me decía que no ha calado entre los malagueños: “Será casualidad, o mala suerte, pero cada vez que lo veo pasar, va prácticamente vacío“.

Me fastidió tener que criticar cómo se está conduciendo todo lo referente a las tarifas del Metro. Me hubiera encantado escribir que me hace una enorme ilusión contar, por fin, con una nueva infraestructura de transporte interurbano en Granada, poco contaminante y que ayudará a descongestionar el tráfico. Pero, por desgracia, la tozuda realidad no invita al optimismo.

 

Me jode ser ave de mal agüero, oscuro y ceniciento. Pero hay cosas que no se sostienen ni se entienden. ¿Cómo es posible que el Pleno del Ayuntamiento de Granada apruebe la gratuidad del Metro durante los meses de prueba y que, acto seguido, la Junta de Andalucía diga que no, que legalmente es imposible? ¿No son conscientes del descrédito y la merma de confianza que provocan este tipo de sainetes?

En septiembre de 2015, la delegada de Fomento de la Junta de Andalucía dijo que, para no generarles problemas a los granadinos, no habría que renovar ni actualizar las tarjetas de transporte. Que los servicios informáticos se habían puesto a trabajar para la implantación de un bono único que permitiera viajar en autobuses urbanos, interurbanos y en el Metro, con reducción de precios respecto a los billetes sencillos. Que ese maravilloso bono único sería el único medio de pago aceptado en los tres sistemas de transporte público. “Tenemos un año para preparar la estrategia”, remató Mariela Fernández-Bermejo.

¿En qué ha quedado esa estrategia? ¿Qué ha fallado? ¿Le echarán la culpa a los informáticos o, mejor, al chachachá?

 

No es derrotismo. Es realismo. Juro que, en cuanto eche andar, cogeré el Metro. Pagaré el billete único, el intermodal, el combinado, el Bonometro, el Bonobús, la Tarjeta Consorcio y hasta me sacaré el Carné de Amigos del Metropolitano, si es necesario. Me haré selfis, retransmitiré el directo mi primer viaje, cantaré durante el trayecto y todo lo que ustedes quieran. ¿Será por optimismo?

 

Pero, por favor, ¡no intenten convencerme de que esto es normal!

 

Jesús Lens

Por un puñado de céntimos

Leo sobre el tema del precio del billete del Metro y siento, otra vez, que el tan traído y llevado Metropolitano de Granada es algo muy parecido a un supurante absceso en las nalgas o, como diría un castizo, un grano en el culo. Y de ello hablo en IDEAL.

Pruebas del metro en la zona de la Caleta. Foto: Ramón L. Pérez

Porque está muy bien que, cuando el Metro ha empezado a circular en pruebas, los ciudadanos nos hayamos asombrado a su paso, sintiendo el impulso de postrarnos de hinojos y adorar su milagrosa aparición, después de lo mucho que se ha hecho esperar y de los trastornos y perjuicios que ha provocado a miles de vecinos y comerciantes de Granada.

Pero, hete aquí que ha sido anunciarse su puesta en marcha efectiva y todo son problemas y sinsabores con el joío Metro. Para empezar, arranca con un horario capado, de 9 a 15 horas, durante tres meses. ¿Quién puede explicar la lógica de una decisión que convierte al Metro en algo virtualmente inútil para una inmensa mayoría de ciudadanos? Luego llegó el bochornoso sainete del frustrado gratis total y, ahora, el del precio del billete.

 

Señala Raquel Ruz, la concejala de Movilidad del Ayuntamiento de Granada, que se ha enterado por la prensa del precio del Metro. ¡Qué fea me ha resultado siempre esa expresión! Como si tuviese algo que ver, la prensa, con la enigmática incógnita de por qué la Junta de Andalucía está empeñada en ningunear y torpedear, una y otra vez, al gobierno municipal de Paco Cuenca. Que, con amigos y aliados como estos, la guerra civil del PP es un juego de niños.

 

Vivimos en una época digitalizada en que, con un móvil en el bolsillo o una tarjeta en la cartera, puedes dar la vuelta al mundo y viajar casi hasta la Luna. Sin embargo, para moverse entre Granada y su área metropolitana son necesarios diferentes tipos de Bonometro, Tarjeta Consorcio y/o Bonobús que, por supuesto, no se hablan ni se entienden entre ellos. Luego, eso sí, aspiramos a ser una Smart City, la mar de inteligente y resalada.

Leo los cruces de declaraciones a cuenta del puñado de céntimos de más o de menos que costará el billete de Metro, asunto que enfrenta al Ayuntamiento con la Junta, y mi estado de ánimo oscila entre la pena, la indignación y la vergüenza. En serio, ¿pueden hacer peor las cosas?

 

Jesús Lens

Y ahora, el Metro

¿Qué son tres o cuatro meses más de retraso, en la infinitud del espacio-tiempo en que parece vivir la Junta de Andalucía, cuando se trata de las cosas de Granada?

Metro Granada

Ayer domingo nos enteramos de que el Metropolitano de Granada no echará a andar a finales de año, como estaba previsto. Llegará, en teoría, en marzo. O no. Ya se verá. Porque de aquí a marzo pueden pasar tantas cosas… Y a todo este pifostio dedico hoy unas líneas, en IDEAL.

Las razones que aduce la Junta de Andalucía para justificar este nuevo despropósito son el parón de las obras en la estación de Andaluces, al chocar las obras del AVE con las del Metro. Que aquello fue en 2014, pero que da igual. Que, como excusa, sirve.

Y luego está lo de la demora en la adjudicación de la explotación. Que también es normal, demorar la cosa, cuando hablamos de un proyecto que data de 1998. ¿Para qué tanta prisa? Se ve que, al ser Granada una smart city o ciudad inteligente, la Junta ha decidido que es mejor pensarse las cosas despacio: dado que el metro granadino ha cumplido la mayoría de edad, dieciocho años, sin que lo veamos andar, ¿no es lógico echarle una pensadilla más al tema, no ir con bullas y acumular unos cuantos meses más de retraso?

Esto No es lo que parece
Esto No es lo que parece

Además, que ahora vienen el frío y el invierno. ¿No va a ser mucho más lucida la inauguración, con todas las autoridades, en la primavera? ¡Dónde va a parar!

Todo este sainete sería cómico si no fuera tan vergonzoso. Sé que es un recurso fácil apelar a la territorialidad y al provincianismo, pero es necesario recordar que Sevilla y Málaga tienen sus Metros, sus AVEs, sus circunvalaciones, sus hospitales completos, sus aeropuertos conectados con todo el mundo… Y, mientras, en la tierra del chavico, seguimos viéndolas venir. Y pasar. Pasando siempre.

Metro Granada Obras

¿Andalucía solo hay una? ¡Vamos, anda! Andalucía es, cada vez más, un cortijo. Y Granada está muy alejada de la Casa Grande en la que se toman las decisiones. Sin peso real ni aparente, sin voz ni voto; Granada desespera mientras ve cómo la Junta se sigue choteando de nosotros.

Suerte tienen Paco Cuenca y el PSOE de que no haya elecciones municipales en los próximos meses. Hoy por hoy y gracias a la gestión de la Junta de Andalucía en Granada, serían barridos del mapa.

Jesús Lens

Twitter Lens

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Desde la terraza

Escribo mi columna dominical para IDEAL sentado en una terracita de Sevilla, cercana a la estación de autobuses de Plaza de Armas. Pasa un grupo de alborotadas chicas, gritando, disfrazadas de adefesios. O de espantajos. Celebran una despedida de soltera, por supuesto. Los coches les pitan y les jalean. Me siento como en casa.

A mi lado hay unos guiris vestidos de verano: pantalón y camiseta corta. El viento, fresco todavía, les incomoda mientras intentan averiguar qué demonios es un serranito. Yo he pedido morcilla. Ellos preguntan al camarero, con asco, si esto es un serranito. Y el hombre les explica que no. Da igual. Piden chicken a la plancha y vegetarian salad. Los pobres. Espero que, en cuanto vean el flamenquín y el salmorejo que están por venir, mueran de envidia.

Metro Sevilla Tío Pepe

El caso es que las terrazas de Sevilla están en pleno apogeo. Y aquí no oigo hablar del fracaso de Sánchez con Podemos. O viceversa. Porque aquí están en lo que llaman la Preferia. Y las preocupaciones tienen más que ver con las casetas que con las candidaturas electorales.

Y hablan del metro. ¡Y eso que el suyo funciona! Hablan de él. Bien. Y le hacen fotos. Porque lo han tuneado y vestido íntegramente de Tío Pepe. ¡Hasta un sombrero cordobés le han colocado, al vagón de cabecera! La gente habla con cariño del metro. Hasta los taxistas. Y no sé si es por lo molón que ha quedado, vestido de flamenco etílico, o también por lo útil que resulta. Que solo tienen una línea que conecta dos zonas periféricas de la ciudad, cruzando por el centro. ¿Les suena?

Todo esto me tranquiliza, de cara a la ¿inminente? puesta en funcionamiento de nuestro propio metropolitano. Al final, lo mismo resulta más útil que convertir el trazado de las vías y su césped artificial en pistas de entrenamiento atlético o zonas de esparcimiento para pícnics y microbotellones.

A los guiris no les ha impresionado el flamenquín. Y han pedido una segunda tapa de pollo. ¡Qué insistencia!

Salmorejo andaluz

He encargado cazón en adobo y croquetas de mamá. A ver si así. Pasa otro grupo de chicas en ebullición. Esto es un no parar, que van vestidas de enfermeras picaronas. Y gritonas. Disculpen que les deje. Llega la comanda y se me hace tarde. Que el bus sale en unos minutos. ¡Hasta mañana!

Jesús Lens

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La cruda realidad

Está perra la actualidad. Menos mal que este año, la Semana Santa llega pronto y nos dará una tregua. Al menos, eso esperamos. Hago un repaso por las noticias locales que copan la actualidad y el panorama no es precisamente halagüeño. De ello hablo en mi columna de hoy de IDEAL, llegando a una conclusión que, espero, les parezca apropiada.

Por una parte, hoy viernes vamos a “disfrutar” de una ciudad blindada, con hasta 70 policías encargados de evitar el macrobotellón de la Fiesta de la Primavera. Y, disculpen ustedes lo cansino y reiterativo del tema, pero es que este culebrón es una de las mejores pruebas de la sociedad tan ridícula que hemos construido entre todos.

Cruda Realidad

Una sociedad en la que, para muchos jóvenes, la mayor prioridad es el Botellón, haciendo de ello casus belli. Una sociedad, a la vez, incapaz de articular una alternativa de ocio juvenil, tras nueve años empleando la táctica del avestruz. Y lo que te rondaré. Porque, de momento, la noticia del cierre del Botellódromo no ha venido acompañada del anuncio de propuestas creíbles que interesen a los jóvenes.

Otro de los ya habituales caballos de batalla lo tenemos con la cuestión del autobús. Que tiene tela la cosa. Meses y meses de peleas, broncas, malos humos y peores humores, sanciones, multas y alteraciones… para que la cosa termine al estilo lampedusiano: cambiarlo todo para que todo siga igual. Pero más caro. Que miren ustedes por dónde, en la cuestión del precio del billete de autobús no solo hemos alcanzado a Sevilla, sino que hemos superado a Málaga. Y olé.

Cruda Realidad LAC

Menos mal que ya llega el metro. ¡Ay, el metro! Que se anuncia la contratación de 200 personas para su definitiva puesta en marcha y, acto seguido, tiene que salir la Junta de Andalucía a desmentir que el proceso de selección vaya a incurrir en el siempre reprobable enchufismo, tras la acusación de IU de que, con la privatización del servicio, esto va a ser un descalzaperros. ¡Habrá que vigilar las catenarias, no se vayan a enganchar por ahí los enchufes métricos!

Cruda Realidad metro

Y luego está la ignominiosa falsificación de esos certificados médicos imprescindibles para garantizar que los jugadores del Atarfe Industrial están en condiciones de hacer deporte sin riesgo para su salud. ¿Se puede ser más mentecato y miserable?

Sí. También hay buenas noticias. Y esperanzadoras. ¿Aprovechamos la Semana Santa para darles visibilidad y difusión? Si la cruda realidad nos da una tregua, claro…

Jesús Lens

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