Lady Masacre

No sé si debería hablarte de Lady Masacre, la última novela de Mario Mendoza, publicada por Planeta. Y no sé si debería hacerlo porque lo más probable es que nunca leas este libro. De hecho, será complicado siquiera que veas su portada en una librería. Al menos, en una librería convencional.

Lady Masacre está publicada por Editorial Planeta, pero en su filial colombiana, por lo que su distribución en España es complicada. Por no decir imposible. Menos mal que los amantes del policial sudamericano tenemos en la librería Negra y Criminal una escotilla que, además de abrirse al Mediterráneo a través de la Barceloneta; nos trae los mejores aires atlánticos.

Lady masacre

Porque Lady Masacre es una novela colombiana. Por los cuatro costados. Una novela que comienza cuando Frank Molina se ve obligado a dejar el periódico para el que trabaja y su especialización en las noticias de tribunales y nota roja. Es verdad que bebía. Y que era bastante trifulquero. Pero había una razón para ello. Una excelente razón: su trastorno bipolar.

 

Decide, por tanto, trabajar solo. Y, para ello, se convierte en detective privado. Con curso, examen y licencia. Todo en orden. También decide no aceptar casos de cuernos. Que cada uno manda en su miseria. Pero sí acepta el encargo que le hace la hermana de un muerto, Ignacio Pombo, uno de los prebostes de la política colombiana, llamado a alcanzar las más altas cotas del poder y asesinado durante un robo. Porque esa muerte, el escenario del crimen y las circunstancias que lo rodean; apestan. Y eso que la muerte ocurrió en el domicilio familiar. Al menos, allí fue donde apareció su cadáver.

Mario Mendoza

Mario Mendoza es uno de los autores que más me ha conmocionado en los últimos años. La lectura de su monumental Buda Blues me impresionó hondamente y por eso me ha encantado encontrar en Lady Masacre a esos personajes extremos y al límite que tan queridos le resultan al autor colombiano.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana, Calibre 38)

 

Jesús Lens

Twitter Lens

BUDA BLUES

El autor de “Buda blues”, publicada en Seix Barral, es Mario Mendoza, un tipo pausado y tranquilo al que, en los días que pasamos en Semana Negra, veía pasar como de soslayo, sin hacerse notar, con una exquisita discreción. Siempre tuve la sensación de que había un cierto halo en torno a Mendoza.

De todas las presentaciones que tuve la oportunidad de disfrutar en la cita gijonesa, una de las que más honda impresión me causó fue la de “Buda blues”, por lo que no dudé ni un segundo en comprar el libro. Después, sin embargo, sí me dio apuro pedirle a Mendoza que me la dedicara. Y eso que soy un fetichista de las letras y que me encanta atesorar libros firmados. Pero había un algo en torno a Mendoza que me generaba un cierto desasosiego.

Después, al leer “Buda blues”, lo entendí: algo del alma de sus personajes se tiene que haber quedado adherida a un autor que, documentándose para escribir la novela, se metió de lleno en el mundo de los más ácratas y radicales movimientos antiglobalización, en las doctrinas de John Zerzan y, cómo no, en la complejísima, atribulada y atractivísima personalidad de Theodor Zaczynski, más conocido como “Unabomber”.

¿Nos dirigimos hacia el Apocalipsis?

Durante una de las tertulias improvisadas que tuvimos, de madrugada, en la terraza del Hotel Don Manuel, Paco Ignacio Taibo II narraba su visita a la Feria del Libro de Calcuta, ciudad de la que volvió conmocionado al México DF. Y ponía dicha experiencia en relación con la idea que tenemos de que, en caso de una invasión alienígena, los extraterrestres, más evolucionados que nosotros, nos respetarían como civilización. ¿Civilización? ¿Qué civilización?

Y de eso trata “Buda blues”, una novela global, de estilo epistolar, en la que los dos protagonistas cuentan sus respectivas y brutales caídas del caballo, camino de Damasco. Desde Colombia hasta la India, pasando por las favelas de Río de Janeiro y la congoleña Kinshasha, el más reciente libro de Mendoza, nominado al premio Hammett del 2010, cuestiona desde sus cimientos ese Nuevo Orden Mundial que todos hemos asumido, con un cierto fatalismo, como inmutable, necesario y obligatorio.

Y, sin embargo, hay personas que no se rinden y que luchan y batallan por subvertir el orden establecido. Como el misterioso y enigmático Rafael, un personaje que nace muerto en la novela, pero cuya biografía desatará un torrente de vivencias en los dos protagonistas de la misma. Un Rafael al que, leyendo la novela, no podía evitar ponerle toques de ese Gonzalo, el Abimael Guzmán líder espiritual de Sendero Luminoso, que desde sus postulados intelectuales, contribuyó a convertir el Perú en un infierno de sangre y fuego.

 

 

“Buda blues” es uno de los libros capitales que he leído en los últimos meses, que pone el dedo en la llaga de algunos de los problemas más acuciantes que aquejan a la mayor parte de la humanidad y que, con tintes milenaristas y apocalípticos, terminan apelando a lo mejor del ser humano, a su capacidad de regeneración, a su compromiso con la causa de los más débiles y desfavorecidos. Pero sin el más mínimo toque de paternalismo, sensiblería, blandenguería o suficiencia que suelen destilar ese tipo de libros tan bienintencionados como inocuos.

Y, por supuesto, nos sirve para aprender un término, la Resiliencia, sobre el que ya hablamos, hace unos meses. Un término que, con la crisis, está cada vez más de moda, por desgracia.

Una pista: tras el devastador paso del huracán, en Nueva Orleans aparecieron pintadas que decían: “Gracias, Katrina”.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

RESILIENCIA

Para mi Familia. De Galicia.

Desde la lejanía.

Con todo cariño.

 

Hace unos días, en ESTA entrada, poníamos una serie de imágenes que representaban una palabra que empezaba por R. Muchos buenos, fieles y constantes lectores dijeron “Revolución”, “Renacer”, “Recambio” y… “Resistencia”.

¡Casi!

De todo ello hay.

Pero la palabra es “Resiliencia”.

¿No os pasa que, a veces, una palabra, una persona, una idea, un objeto al que no conocíais de nada y del que no teníais ni idea os sale al encuentro y, desde entonces, parece perseguiros sin dar tregua?

A mí me ha pasado con la Resiliencia.

En psicología, según nuestra admirada Wikipedia, “el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos”.

Sería muy parecido al término “entereza”.

La propia Wiki trae una definición más gráfica, más poética, de E. Chávez y E. Iturralde:

“La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas.”

Me encontré con la resiliencia, por primera vez, en Semana Negra, durante la excepcional presentación de “Buda blues” del escritor colombiano Mario Mendoza. Y, después, por supuesto, en su libro, una de las lecturas que más me han impactado en los últimos meses, ¿cierto o no, Laura?

Esos niños que, aún en el contexto más difícil, en las circunstancias más trágicas, nos deslumbran y desarman con sonrisas enormes, desmesuradas, de las que no tenemos costumbre de ver en nuestro entorno, supuestamente feliz y despreocupado.

Me impresionó lo que comentó Mario sobre una pintada que apareció en Nueva Orleans, después de ser devastada por el huracán: “Gracias, Katrina”.

Resiliencia.

Leo la revista del Círculo de Lectores y me encuentro con en el nuevo libro de Luis Rojas Marcos: “Superar la adversidad. El poder de la resiliencia”.

Y es que, en este contexto de crisis, decepción, miedo e incertidumbre en que vivimos, la resiliencia va a ser cada vez más necesaria y mejor valorada.

Otra definición, quizá más adaptada a nuestro contexto: “Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva”.

¿Conocéis historias de Resiliencia? ¿Os identificáis con el concepto? ¿Sois resilientes? ¿Pensáis que es una virtud que se puede entrenar, trabajar y educar o es algo que viene de serie en determinadas personas?

Hablemos. Hablemos sobre la Resiliencia…

Jesús Lens.

WHEN THE (BLACK) SAINTS GO MARCHING IN

Una Banda que se llama “Patrulla Dixie” no puede terminar un concierto sin tocar el célebre “Cuando los Santos marchan”, evidentemente y, vodka en mano (debí pedir bourbon), al son del clásico sureño de entre los clásicos, pensando en la serie “Treme”, empecé a pensar en mi particular santoral… y me salió todo negro, el muy cabrón.

Un santoral que, desde ayer, incorpora una nueva serie de figuras, para engrandecer el ánimo. Como Petros Markaris, que se reía a mandíbula batiente cuando le decía que a uno de mis portátiles le bauticé con el nombre de Jaritos, su célebre personaje de ficción.

¡Vaya comida, la que pudimos disfrutar en el Hotel Jovellanos! Sólo por esa densa fabada, ya merecía la pena estar aquí.

Después, mi room mate, Paco Jurado y un servidor, nos dedicamos a acosar a Markaris, como grupies a una estrella de rock. Pero es escritor griego era facilón. Y se dejaba. Intentar resumir en unas pocas líneas todo lo que hablamos con Markaris es misión imposible. Esa plática se merece un artículo en exclusiva, a lo que nos comprometemos firmemente. Un artículo que se llame algo así como “La literatura de la Crisis” y parte de cuyos argumentos usaré en la presentación de la novela de Guillermo Orsi, el próximo jueves.

La tertulia de ayer, en Semana Negra, versaba sobre la literatura de palabras, ideas o acción. Y fue muy entretenida, en el mejor sentido de la palabra. Ustedes-vosotros, que ya me vais conociendo, ¿con qué creéis que me alineo?

Fue entonces cuando Escalante, con su aspecto de noble patricio romano tomó la palabra para hablarnos de los más de setecientos atentados, tramas y complots que los EE.UU. diseñaron contra Fidel Castro. Y él sabe bien de qué habla, no en vano fue su jefe de seguridad durante algunos años. Algunos tan majestuosos como los dirigidos a que se le cayera hasta el último pelo de la barba o a que le diera un ataque de risa en alguna de sus comparecencias públicas, para minar su credibilidad. Complots que si aparecieran en una película de los Hermanos Marx diríamos eso de “la vin el Groucho, como se ha pasado”. Pero la CIA tiene estas cosas…

Había pensado marcharme temprano, ayer, del recinto de Semana Negra. Pero un paseo por las librerías Negra y Criminal y Noveno Arte me retuvo allí. Y un buen rato de charla con Laura, acerca de las cuitas laborales y editoriales de estos duros tiempos que corren nos condujeron a la presentación de “Buda Blues”, de Mario Mendoza, una de las novelas más intrigantes e interesantes, sobre el papel, de las que se han presentado en lo que va de Semana, con permiso de Gabriela Cabezón, por supuesto.

Y es que este año, a la vuelta de Semana Negra, me he reservado una semana sin compromisos, para devorar todo lo que estoy comprando estos días, para cuyo transporte necesitaré una nueva bolsa de viajes.

Comentaba Mario que, en el documental de Spike Lee sobre el Katrina y Nueva Orleans, apareció una pintada en la capital del jazz que rezaba: “Thank you, Katrina”.

Una pintada absolutamente demencial, milenarista y primitivista, apocalíptica y abisal. ¿Vamos hacia el fin del mundo? Hay teorías según las cuáles sólo así se puede entender el triunfo de España en el Mundial, al calor y al color de la Roja, como el auténtico baño de sangre que está por venir…

La crisis, la victoria de la Roja y el horizonte del 21 de diciembre de 2012 lo mismo nos sitúan ante un futuro inmediato en el que libros como “Buda Blues” y películas como “Seven”, personajes como el monstruo de Hannibal Lecter y la masiva presencia de autores andaluces en Semana Negra no son sino inequívocas señales de que, efectivamente, el final está cerca…

A ritmo de jazz caliente, desde Nueva Orleans, pasando por Gijón, con el dixie como bandera, iremos recordando a todo ese Santoral negro y criminal que por aquí viene desfilando… Oh when the saints go marching in!

Al menos, lo habremos pasado de poca madre, en este Quilombo de vida…

Jesús Lens, apocalíptico, pero integrado.

PD.- Para saber más, hay que pinchar AQUÍ para leer a Carmen y AQUÍ para leer a Laura.