Uno de los vuestros: todo sobre la mafia

Es el libro que hubiera querido leer hace decenas de años, cuando mi yo cinéfilo se encontró con el más inquisitivo e interesado en saber qué demonios era aquello de la mafia, pero verdad. Qué es, mejor dicho. Porque si algo deja claro ‘Uno de los vuestros’, de Javier Márquez Sánchez, publicado por la editorial Muddy Waters Books, es que la mafia sigue existiendo. Sigue vivita y coleando. Verbigracia, la detención la semana pasada de uno de los capos históricos de la Cosa Nostra en Italia, que ha hecho derramar ríos de tinta en la prensa.

La mafia sigue existiendo, pero no es la misma. Ha cambiado. Como todos nosotros. Y como el mundo en que vivimos. Por ejemplo: ¿dudan ustedes de que andará enredando en el entorno de las criptomonedas, donde todo es opacidad? O que le pregunten al ¿actor? Steven Seagal. O este párrafo del libro: “Nada de esto es cosa del pasado. La mafia ha seguido tomando partido de las empresas de construcción y de los sindicatos durante la segunda década del siglo XXI, incluyendo la Torre de la Libertad, en el World Trade Center… En 2021, casi una docena de presuntos miembros de la familia Gambino se declararon culpables de un plan de soborno en la construcción de varios proyectos inmobiliarios”.  

El acercamiento que ha hecho Javier al fenómeno de la mafia es doble. Por un lado, habla de sus raíces históricas en el sur de Italia y de su expansión a los Estados Unidos. Por otro, desgrana sus conexiones con la cultura popular, de la literatura, el cine y la televisión a la música, la moda y la gastronomía. (AQUÍ, una conversación y entrevista con el autor, en la pasada edición de Granada Noir). 

Pero no son compartimentos estancos. Porque el fenómeno mafioso ha crecido, engordado y cambiado a lomos de lo que los cineastas, actores y músicos han ido mostrando a lo largo de los años en el cine y sobre los escenarios. Como hemos contado otras veces, los capos han adoptado poses, atavíos y rituales que veían en las películas que les retrataban, haciéndolos suyos.

Aunque Javier Márquez utiliza decenas de referencias de libros, películas y canciones y maneja una ingente cantidad de fuentes, tres títulos sobresalen en este libro: la saga de ‘El Padrino’, de Francis Ford Coppola; la famosa ‘Uno de los nuestros’ de Martin Scorsese y la serie ‘Los Soprano’. Son las que mejor muestran cómo es la mafia y, a la vez, las que más han influido en los propios ‘chicos listos’ del crimen organizado. 

No hay página de relleno en ‘Uno de los vuestros’ ni párrafo intrascendente. Desde la primera a la última hay contenido apasionante contado con el acerado humor característico de su autor, del que lo hemos leído todo y que nunca deja de sorprendernos. (AQUÍ, la reseña de su última obra, ‘A peseta por estampita’). Para bien. Su conocimiento enciclopédico de la cultura norteamericana de los siglo XX y XXI hace que ‘Uno de los vuestros’ se lea como una novela trepidante a la vez que como una crónica palpitante.

La Historia y las historias se dan la mano en un libro que habla de Sinatra, los Kennedy, La Habana, Las Vegas, Jimmy Hoffa, Giancana, Bugsy Siegel, Al Capone y John Gotti. Pero también de la familia Corleone, de Tony Soprano y de Henry Hill, que desde que tuvo uso de razón quería ser un gánster. Ojo al capítulo de la ropa. La disección de las marcas de chándal que usan los mafiosos según el puesto que ocupan en el escalafón es alucinante. Vamos, que ya estoy loco por volver a ver ‘Los Soprano’. Apunten: ’Uno de los vuestros’ es un libro imprescindible. 

Jesús Lens

Sciascia, la conciencia crítica de Italia

Juraría que solo he leído una novela del escritor siciliano Leonardo Sciascia, cuyo centenario se celebra el próximo viernes. Sé positivamente que fue ‘El día de la lechuza’ y creo que la leí en una edición publicada por Alianza Editorial en ese formato suyo de bolsillo, tan cómodo y manejero. Sé que era corta. Apenas 150 páginas. Pero llevaba una carga de profundidad kilotrónica.

Efectivamente, Sciascia escribía sobre la mafia, pero no solo sobre los capos, los soldados y los consiglieri, sino también sobre cualquier abuso de poder, lo ejerciera quien lo ejerciera. Nacido un 8 de enero de 1921 en Racalmuto, conocido como ‘el pueblo de la razón’, el escritor fue un ejemplo de compromiso entre pensamiento, vida y obra. Compromiso político, intelectual, vital y literario que actualmente podemos descubrir y disfrutar a través de diez de sus títulos más importantes, publicados por Tusquets.

Una sencilla estatua homenajea a Sciascia en su pueblo natal. Está a pie de calle, en mitad de una acera, y le muestra caminando con total naturalidad, con una mano metida en el bolsillo del pantalón y la otra levemente extendida, fumando, como si estuviera hablándole a su compañero de paseo.

‘El día de la lechuza’ arrancaba con el asesinato en plena calle de un pequeño empresario llamado Salvatore. También había una desaparición. Y el carabinero encargado de la investigación, un antiguo partisano que se enfrentará a la famosa omertà, la ley del silencio en la que siempre se ha amparado la mafia para hacer y deshacer a su antojo.

Hace ya muchos, muchos años que leí la novela de forma compulsiva sin soltarla hasta que la terminé. La leí en verano, subiendo o bajando de Carchuna en la mítica Alsina Graells. Pura adicción. Y hasta ahora.

La historia del propio Sciascia es igualmente apasionante. Comenzó por estudiar magisterio, dedicándose a la enseñanza durante varios años. Cuando se jubiló anticipadamente, en 1970, el periodismo le entró en vena, cambiando la tiza y el encerado por la plumilla, la tinta, la libreta y las rotativas, trabajando para Corriere della Sera. Comprometido con el Partido Comunista y posteriormente con el Partido Radical, su independencia de criterio le llevó a abandonar ambas formaciones, a pesar de haber ocupado puestos de responsabilidad política, que llegó a ser Eurodiputado.

Sciascia formó parte de la comisión que investigó el secuestro y asesinato de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas y publicó un apasionante libro sobre ello. Además, nunca dejó de denunciar en la prensa la corrupción política italiana y la violencia mafiosa, siempre tan de la mano. En ‘Para una memoria futura (Si la memoria tiene un futuro)’ se recogen sus artículos publicados a lo largo de los años 80, tan duros como clarividentes, siempre criticando el manto de silencio en que se envolvían aquellos dos vicios seculares de la sociedad transalpina.

Estoy escribiendo estas notas y, a la vez, me pregunto por qué no he leído más novelas de Sciascia. La respuesta les parecerá absurda: porque me gusta tanto este autor que termino dejándolas aparcadas para un momento especial. Una de esas contradicciones en las que tantas veces incurrimos los lectores. También, porque no están de moda. No suscitan debate. No aparecen en lista alguna. Porque siempre hay algo más urgente que leer, aunque seguramente no tan importante.

Háganme caso. Este mes, dediquen un par de días o tres a leer a Sciascia. Sus novelas son muy cortas. No tienen farfolla. Van a lo mollar desde la primera página. Y cuentan la realidad tan cual es. Nada menos. Y nada más.

Jesús Lens

La banda de los Sacco

En esta vida hay libros y libros. Y autores y autores. Los hay negros, criminales, policíacos, forenses, thrilleros, espías…

Y más allá, está Camilleri.

Camilleri es uno de esos autores que se han convertido en un género en sí mismos. Un escritor del que hay que leer todo lo que escribe, incluida la lista de la compra.

La banda de los Sacco

“Esta historia, absolutamente auténtica, he podido escribirla solo porque Giovanni Sacco, uno de los seis hijos de Girolamo, me ha invitado a contar las vicisitudes de su familia y me ha proporcionado documentos oficiales, escritos familiares y también las actas del proceso. He intentado contar, a través de este western de la Cosa Nostra, para usar un título de Sciascia, cómo la mafia no solo mata, sino que, allí donde el estado está ausente, también condiciona y trastorna irreparablemente la vida de las personas”.

¿Qué más añadir a un descripción y un resumen tan absolutamente precisos, preclaros y perfectos?

Pues que Camilleri, por supuesto, acierta. Una vez más.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana, Calibre 38)

Jesús Lens

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