Últimas noticias del infierno

“Últimas noticias del infierno”, la última novela de Amir Valle, nos devuelve al corazón de la Habana Vieja, en una trama negra y criminal con la prostitución y la transexualidad como temas principales

 

Disponible en edición digital, ya se puede comprar, de forma fácil y accesible, a través de la plataforma Lektu

 

Ya está disponible, a través de este enlace con la plataforma Lektu y por 2,95 euros, la nueva novela del escritor cubano afincado en Berlín, Amir Valle: “Últimas noticias del infierno”, que nos devuelve a una Habana Vieja más turbia que nunca, de la mano de dos de sus personajes de cabecera, el policía Alain Bec y el viejo gángster Alex Varga.

Últimas noticias del infierno portada

La novela

– La mierda ahoga esta ciudad. Y cuando descubres algunas de sus más sucias esquinas secretas sientes que la mierda te ahoga también a ti. Pero… es hermosa, ¿no crees?

 

– Es hermosa, viejo… Terrible y asquerosamente hermosa.

Sirva este diálogo como perfecto compendio de una novela corta de Amir Valle cuya longitud es inversamente proporcional a la cantidad de cosas que ocurren en ella.

“Últimas noticias del infierno”, publicado originalmente como relato largo, ha sido reescrita y ampliada por su autor como novela para la presente edición de la colección “Nube Negra”, y ya ocupa un lugar destacado en la novelística negra y criminal de Amir Valle; formando parte de su aclamada serie “El descenso a los infiernos”.

 Amir Valle

Dotada de una unidad e individualidad propias, lo que permite leerla como una historia policíaca clásica, con su planteamiento, nudo y desenlace; “Últimas noticias del infierno” está protagonizada por dos de los personajes habituales de Amir Valle: Alain Bec, policía; y Alex Varga, conocido como el Viejo, pez gordo de los bajos fondos de la Habana Vieja. Y es que, si la política suele hacer extraños compañeros de cama; el brutal asesinato y desmembramiento ritual de un viejo travestí hará extraños compañeros de investigación. O no tan extraños. Al menos, no tan extraños en Cuba.

A través de novelas como “Las puertas de la noche”, “Si Cristo te desnuda” o “Entre el miedo y las sombras”, Amir Valle ha ido narrando las biografías de Alain y Varga; vidas al límite que se entrelazan, se comunican, se hablan y se relacionan. Vidas conformadas por historias, aventuras y desventuras repletas de vida y pasión. Y de tensión y muerte. Biografías que desembocan en algo parecido a la amistad. Una amistad a veces ensombrecida por el horror, la repulsión y el miedo, pero siempre presidida por el respeto y la comprensión.

 Nube Negra

En el caso que nos ocupa, la investigación de la muerte de Sabrina, un viejo y conocido travelo de Habana Vieja, obligará a Alain y a Varga a viajar. Muy lejos. A viajar en el tiempo. A viajar hasta los años en que Cuba, la Puerta de las Américas, era un universo radicalmente diferente al de ahora. Un viaje, por cierto, que no resultará ni cómodo ni agradable, pero sí muy ilustrativo. Y de una importancia esencial en la consolidación de la relación entre Alain y el Viejo, a quién el lector conocerá mejor, mucho mejor, al terminar la novela, lo que le invitará no solo a leer las novelas anteriores de la serie, sino a esperar con ahínco la siguiente obra de ficción de un Amir Valle que, a través de estos personajes, está contando la historia más sórdida, desconocida y menos complaciente de La Habana.

Ensayista, historiador y periodista; Amir Valle, ganador del Premio Carmona de Novela Negra y gran conocedor del transfondo criminal de la Cuba contemporánea, es uno de los autores esenciales a los que hay que leer para desentrañar lo que ocurre en lo más profundo de La Habana, en la capital de esa Cuba que no aparece en los folletos turísticos ni en los anuncios de las agencias de viaje. Una Cuba que tampoco se encuentra en los discursos oficiales del régimen, por supuesto. Una Cuba que necesita de autores valientes y comprometidos, de autores de la talla del propio Valle, de Lorenzo Lunar o de Leonardo Padura; para ser descubierta por los lectores.

Una Cuba apasionada y apasionante, por supuesto, pero en la que las cosas nunca son lo que a simple vista parecen.

(Texto extraído de la introducción de “Últimas noticias del infierno” preparado por Jesús Lens para esta nueva edición).     

Acerca del autor

Amir Valle (Cuba, 1967). Escritor y Periodista. Saltó al reconocimiento internacional a través de su serie de novela negra “El descenso a los infiernos”, sobre la vida actual en Centro Habana, integrada por Las puertas de la noche (2001), Si Cristo te desnuda (2002), Entre el miedo y las sombras (2003), Últimas noticias del infierno (2004), Santuario de sombras (2006) y Largas noches con Flavia (2008).

 Justo Vasco, Amir Valle y Lorenzo LunarLorenzo Lunar, Justo Vasco y Amir Valle, en Semana Negra de Gijón
y nuevamente reunidos en Nube Negra y Palabaristas

Su libro Jineteras (Planeta, 2006), también publicado como Habana Babilonia. Prostitución en Cuba (Ediciones B, 2008) obtuvo el Premio Internacional Rodolfo Walsh 2007, a la mejor obra de no ficción publicada en lengua española durante el 2006. En el 2006 obtuvo el Premio Internacional de Novela Mario Vargas Llosa con Las palabras y los muertos (Seix Barral, 2006) y en el 2008 el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona, de España, con Largas noches con Flavia.

Sus libros más recientes son Hugo Spadafora – Bajo la piel del hombre (biografía novelada, Aguilar-Santillana, 2013) y Nunca dejes que te vean llorar (novela, Penguin Random House, 2014). Actualmente reside en Berlín desde donde dirige OtroLunes – Revista Hispanoamericana de Cultura.

La editorial Palabaristas y la plataforma Lektu

La editorial Palabaristas nació en 2012, puesta en marcha por Cristina Macía e Ian Watson, escritores, traductores, editores y agitadores culturales que dieron el salto a la edición digital para acercar la literatura a esos dispositivos móviles que todos llevamos con nosotros.

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A través de sus colecciones Nube Púlsar (ciencia ficción), Nube Negra (negra y policíaca), Nube Neuron (pensamiento crítico) y Nube Inquisitor (títulos originales en inglés); Palabaristas se compromete con la mejor literatura de género, en cuidadas ediciones digitales de novelas y obras de autores, entre otros, como Ian Watson, Justo Vasco, Guillermo Orsi, Juan Ramón Biedma, Andy West o Mauricio-José Schwartz; que forman parte de su catálogo.

Lektu, por su parte, es una plataforma de edición digital puesta en marcha en 2014, abierta a todas las editoriales que quieran publicar a través de ella y que se basa en la sencillez y la transparencia a la hora de comprar y descargar los libros, de forma que los lectores encuentren un espacio de lectura confortable, cómodo, confiable y atractivo. Su web: www.lektu.com

Jesús Lens

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LA HABANA DE JESÚS CONDE

La columna de hoy de IDEAL sólo podía ser una. Y es ésta (y AQUÍ más imágenes de los cuadros habaneros de Jesús):

¿Qué Habana buscamos, cuando pensamos en viajar a Cuba, en el siglo XXI? Dependiendo de la respuesta a esta pregunta, encontraremos una u otra ciudad, veremos unas u otras calles, nos enfrentaremos a unos u otros edificios, barrios, fachadas y portales. Pocos lugares como La Habana para ser interpretados en clave apriorística, prejuiciosa, ideológica y política.

Y, sin embargo, La Habana no engaña. Está ahí. A la vista de todos. En la nueva exposición de Jesús Conde, por ejemplo, recién inaugurada en el Centro de exposiciones de CajaGRANADA en Puerta Real. A través de su mirada, Jesús Conde nos regala su prodigiosa capacidad de imaginación, fabulación y recreación. A través de sus cuadros, lo mismo estamos ante la Habana Vieja restaurada que en la vieja Habana, derrumbada en pedazos.

Una ciudad que sabe a ron, calambuco y alambique. Que suena al viento en la zafra, a las olas rompiendo contra el malecón y al puntilleo de la Vieja Trova. Que huele a melaza y pescado, a mar y a los cigarros de Compay Segundo. Es el tacto de las rotundas caderas de las bailarinas del Tropicana, la prosa de Hemingway y de Carpentier. La poesía de Martí. La Habana también es las cartillas de racionamiento, los pesos convertibles, los discursos de Fidel, las consignas revolucionarias pintadas en las paredes, los Comités de Defensa de la Revolución y las crudas historias de Pedro Juan Gutiérrez o Lorenzo Lunar. Pero La Habana es, sobre todo, música. Y ritmo. La música fluye por sus calles, bares y casas. Hay ritmo en el cadencioso andar de los habaneros y su festivo hablar es pura fantasía para el oído.

El ilustrativo documental “El arte nuevo de hacer ruinas” muestra la decadencia física de una ciudad que agoniza en silencio. Para unos, con dignidad. Para otros, ignominiosamente. Una ciudad viva y palpitante que se cae a trozos y se deshace como polvo entre los dedos, pero que aguanta incólume gracias al irreductible optimismo y capacidad de resistencia de los habaneros, que hasta de su miseria saben reírse, con ironía y desparpajo. La Habana de Jesús Conde es la ensoñación de una realidad histórica que, a través de los siglos, desemboca en la ciudad más contradictoria, compleja y anacrónica del siglo XXI. La puerta de las Américas, como la bautizó Amir Valle en el reseñable libro publicado por la editorial granadina Almed, esa puerta a través de la que entraban todas las corrientes e influencias europeas y por la que soplaban vientos tropicales y aires de mestizaje hacia el Viejo Continente.

A quiénes ya conocemos la ciudad, la pintura de Conde nos devuelve a La Habana, nuestra Habana. Para quiénes todavía no la han visitado, esta exposición les permitirá, abriendo los ojos, sentir la magia de la Perla del Caribe.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

LA HABANA Y ALEJANDRÍA

La editorial ALMED presenta dos auténticas perlas bibliográficas.

 

Por un lado, el clásico de E.M. Foster sobre Alejandría.

 

Y, por otro, un libro muy especial: «La Habana. Puerta de las Américas», del cubano Amir Valle.

 

¿Es posible que les suene el nombre de Amir?

 

Sí. Cuando hablábamos de él y de La Otra Cuba. O cuando estuvimos en Carmona, celebrando con él la consecución del premio de Novela Negra Ciudad de Carmona, de Almuzara, con «Largas noches con Flavia». Vinculado, por lo general, a ese género negro y criminal que tanto nos subyuga. Sin embargo, hace un par de años, en Semana Negra, le pregunté a Amir si le gustaría escribir la historia de su ciudad. De esa La Habana que es parte de su existencia.

 

No se lo pensó. Y dijo que, por supuesto, sería un honor.  

 

Y tras meses de documentarse, leer y estudiar, se lanzó a escribir un libro prodigioso que, en cada una de sus páginas, consigue captar la magia, la esencia, la dureza y el goce de vivir de una de esas ciudades que, más allá de ser la capital de un país tan arrebatadoramente hermoso como controvertido, atesora buena parte de la historia de Latinoamérica.

 

Como decía, es un libro muy especial para mí. Porque Amir es un buen amigo. Porque La Habana nos arrebató, cuando la visitamos, hace unos meses. Porque es uno de mis escritores favoritos. Porque la idea surgió en Gijón, en ese mágico festival que es Semana Negra. Porque, dejando aparte «Hasta donde el cine nos lleve», es el libro del que más cerca he estado. Desde su génesis, siguiendo la redacción, corrección, diseño, búsqueda de la foto de la portada…

 

Amir y Eduardo Monteverde, en Negra y Criminal versión Gijón
Amir y Eduardo Monteverde, en Negra y Criminal versión Gijón

Escribir es fantástico. Pero asistir al proceso de creación literaria va más allá. Ha sido un placer y un honor compartir conversaciones, e mails, manuscritos y maquetaciones tanto con Amir Valle, el autor, como con Jerónimo, José Manuel y Juana, artífices de que esta aventura haya llegado a buen puerto.

 

Ahora sois los lectores a quiénes os toca juzgar.

 

En unos días volveremos a hablar de «La Habana. Puerta de las Américas».

 

Jesús Lens, contento como un niño con zapatillas nuevas.          

CUBA EN LA ENCRUCIJADA

Hay una frase, habitual entre los viajeros que quieren conocer Cuba más allá de las playas de Varadero, y que molesta especialmente a los cubanos: «Hay que ir antes de que se muera Fidel». O Raúl, en su caso. Y es que los viajeros somos eminentemente egoístas y, por una excitante experiencia o por un cúmulo de buenas fotos, seríamos capaces de ir hasta el infierno.

 

Cuba. Ligada a la historia española con mucha más intensidad que el resto de los países sudamericanos, tanto por lo tardío de su independencia como por lo traumático de la misma, la Perla del Caribe sigue ocupando un lugar muy importante en el imaginario colectivo español y todo lo que pasa (y no pasa) en la isla es seguido con mucho interés y atención desde esta orilla del Atlántico.

 

Cuba. Una palabra tan corta como sonora que esconde tras ella una compleja variedad de difíciles realidades, contradictorias entre sí, que se superponen, se pisan y hasta se anulan mutuamente. Un sencillo paseo por la Habana Vieja servirá para que muchas de ellas se pongan de manifiesto hasta para el turista más despistado, desde los pícaros y buscavidas que, atesoradores de una simpatía y gracejo sin igual, harán lo posible y hasta lo imposible por conseguir un par de pesos a esos coches antiguos que, como piezas de museo rodantes, tanto llaman la atención de los turistas.

 

Dodges, Cadillacs o Buicks de tamaño imposible que, si sobreviven, no es por el afán coleccionista de sus dueño, sino porque les siguen siendo necesarios para el desempeño cotidiano de sus actividades. Y no tienen dinero para cambiarlos por otros nuevos. Como pasa con esas casas de estilo colonial que amenazan ruina, que en cualquier país europeo estarían rehabilitadas… y costarían un riñón, por supuesto.

 

Edificios que en las capitales de todos los países desarrollados del mundo estarían conformados por viviendas de lujo. Como ocurriría con las que hay frente al Malecón de La Habana, cayéndose a pedazos y que, debidamente arregladas, estarían al alcance de pocos, muy pocos bolsillos, lo que supondría que sus actuales moradores acabaran dando con sus huesos en barrios periféricos, bien alejados del centro. Casas que se desmoronan y a las que una mano de pintura no haría sino enmascarar la extrema precariedad en que se sostienen. Casas en las que malviven, hacinados, cientos de miles de habaneros.

 

Así, sales del Hotel El Tejadillo, junto a la vaporosa Catedral de La Habana, y te acercas a tomar algo a otra de esas casas coloniales rehabilitadas, como El Patio o La Muralla, y alucinas. Son preciosas. Son perfectas. Son mágicas. Pero son mentira. Porque esas preciosas casas rehabilitadas, esa Habana Vieja que luce sus mejores galas, apenas ocupa dos o tres calles de un barrio en que, eso sí, las tiendas son locales, los comercios son tradicionales y las aniquiladoras franquicias aún no han hecho tabla rasa con unas fachadas con un sabor muy, muy especial.

 

Porque eso se suele decir de La Habana. Como del Damasco Antiguo. O de la Medina de Fez. Que tienen sabor. Y ritmo. Y olor. Y vida. Y que permiten al viajero experimentar sensaciones de otro tiempo. Tiempos pasados, por supuesto. Siempre mirando al pasado. Es llamativo. Mientras el autoritario, centralista y planificador régimen chino que tanto alaban los hermanos Castro ha erigido la ciudad del siglo XXI por antonomasia, Shanghai, pocas ciudades te retrotraen a un pasado supuestamente extinto como La Habana.

 

Contradicciones. Mientras las ciudades más modernas reclaman el uso de la bicicleta como medio de transporte no contaminante y ecológico, en Cuba, la bicicleta es esencial en el devenir cotidiano de cientos de miles de personas. Pero nada de ultraligeras y plegables bicis de titanio… hablamos, más bien, del tipo de vehículo que provocaba el drama en el clásico de De Sicca, «Ladrón de bicicletas», de 1948.

 

Lo mismo pasa con el transporte en carro, a caballo, en carretón, muy turístico por los alrededores de la Giralda sevillana, pero radicalmente imprescindible en buena parte de Cuba. Y no sólo en la rural y más inaccesible.

 

Y aún así, no hay pueblo más alegre, divertido y aparentemente feliz que el cubano. Siempre con una sonrisa en la boca, siempre con un comentario amable, con una broma a mano, tirando de chistes y chascarrillos, «hasta de su miseria se ríe el cubano», como nos dijo un chaval de poco más de veinte años, después de invitarnos a un chupito de ron y una chuleta de cerdo, por su cumpleaños.

 

Entre la cerrazón de unos y el bloqueo de los otros, Cuba está como suspendida en el tiempo, sin evolucionar. Este 2009 se conmemora el Cincuenta Aniversario de la Revolución. Aquella revolución de los barbudos que encandiló a millones de personas de todo el mundo que terminarían hondamente decepcionados por la trayectoria del régimen castrista, aún reconociendo los avances en educación y sanidad de un país que sigue habitualmente presente en nuestras tertulias y discusiones de sobremesa.

 

Obama anuncia, ahora, que se permitirán los envíos de remesas a Cuba y los viajes de los estadounidenses a la isla. A la vez, señala que las compañías americanas de telecomunicaciones podrán operar libremente en la Perla del Caribe. ¿Apertura? ¿Comercio? ¿Neocolonialismo al estilo siglo XXI? De ello hablábamos hace unos días, creando un grupo en Facebook al que se pueden unir…

 

A los cincuenta años de su Revolución, Cuba se encuentra frente a una encrucijada en que confluyen las victorias electorales de los partidos de izquierda en buena parte de los regímenes democráticos latinoamericanos con el cambio de la política de vecindad estadounidense. La Cumbre de las Américas, ahora, y la celebración del Congreso del Partido Comunista de Cuba, a fin de año, deberían marcar un punto de inflexión en la historia de un país que, ojalá, por fin pueda encarar el futuro con un cierto optimismo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Nos acabamos de desayunar con esta noticia: «Obama ofrece un nuevo comienzo en las relaciones con Cuba». ¿Qué les parece?