Un activo llamado Montilla

Tres fulgurantes años han pasado desde que José Antonio Montilla me dijo que se iba a trabajar con Carmen Calvo a Moncloa, en calidad de Secretario de Estado. Fue un visto y no visto. Se mudó en apenas un par de días y no hubo tiempo de despedidas, ni formales ni improvisadas.

La siguiente vez que nos vimos fue en una manifestación que recorría el centro de Granada. A pesar del lógico barullo, tuvimos ocasión de charlar un buen rato sobre su trabajo en Moncloa. Montilla siempre ha sido optimista, pero le encontré especialmente entusiasta. Derrochaba convencimiento por los cuatro costados.

A partir de entonces, de vez en cuando le preguntaba cosillas por guasap. Cómo veía tal cosa, qué le parecía tal otra… Siempre fue transparente, claro y diáfano. Y conciso, lógicamente, en sus agudos y certeros diagnósticos.

Hace un par de sábados, con la crisis de Gobierno abierta por Pedro Sánchez y que afectó a Carmen Calvo en primerísima persona, le pregunté a Montilla si seguiría o no. Que no lo sabía. Que tenía que hablar con Félix Bolaños, pero tenía muy claro que él se había ido a Madrid con Carmen…

Efectivamente, el nuevo Ministro quería contar con un equipo propio, “al menos en la parte de arriba”, me dijo José Antonio cuando se confirmó que salía del Gobierno. La siguiente pregunta era obligada: ¿qué tal estás y qué planes tienes?

De que estaba bien no me cabía la menor duda. Sobre sus planes, aún es pronto para hablar. Personalmente, como le decía a él, me gustaría que se vuelva para Granada y que se incorpore de alguna manera al equipo de Paco Cuenca, directa o indirectamente. Tengo la firme convicción de que las cosas están cambiando. Hay un mar de fondo que va a sacudir Granada y, con el impulso de los fondos Next Generation, podemos vivir esa transformación que la sociedad pide a gritos.

Más allá de ser un jurista de reconocido prestigio, catedrático de Derecho Constitucional y amplia experiencia en gestión, Montilla tiene un coco privilegiado. Es una de las mejores cabezas de nuestra generación y no está ni hastiado ni quemado. Vuelve a Granada con las ilusiones intactas y con la satisfacción del trabajo bien hecho.

José Antonio Montilla es uno de los mejores activos no ya del PSOE y de la UGR, sino de la sociedad granadina en su conjunto. Ojalá que sepamos aprovecharlo. Porque ganas, tiene.

Jesús Lens

Y Granada va…

¿Soy yo o la llegada del calorazo ha aplacado a la gente de Granada? En realidad, todo empezó antes, que la moción de censura nos descubrió tapados con el edredón fino al amanecer y vistiendo rebequita al salir de casa.

El caso es que la velocidad y la intensidad de la política nacional e internacional -y el oasis neuronal que provoca el Mundial, no vamos a negarlo- han hecho que las cosas de casa pasen a un segundo, tercer y hasta cuarto plano.

Al alcalde le siguen acusando de postureo y ubicuidad, faltaría más. Pero sin mucho énfasis ni agresividad. El PP parece estar aletargado, a la espera de saber por quién doblan las campanas en el próximo Congreso Extraordinario.

Con respecto a la modificación de los recorridos de los autobuses, se ha anunciado, modificado y postergado tantas veces que, cuando llegue, no tendremos ni pajolera idea de qué línea coger. Menos mal que, como nos pillará en lo peor del horror estival, nos dará lo mismo dónde acabar y apearnos… siempre que funcione el aire acondicionado, eso sí.

Ha salido elegida la nueva secretaria general de Podemos en Granada, Lilian Bermejo, pero como tratar de desentrañar qué es actualmente Podemos resulta más complejo que entender el misterio de la Santísima Trinidad, no se le presta una mínima atención.

Lo local, a escala global, sí que parece ir bien. O, al menos, no va mal. Por ejemplo, los nombramientos de María José Rienda y José Antonio Montilla como Secretarios de Estado del nuevo gobierno socialista. Y el trabajo de Pedro Duque en favor de la candidatura granadina para el IFMIF-Dones, el acelerador de partículas en que tantas esperanzas tenemos puestas.

El legado lorquiano, que ya sí que sí parece que viene, de una vez por todas. Que alegrarse por ello no resulta incompatible con querer saber cómo, por cuánto y por qué. Ahí, el nuevo Ministro de Cultura, José Guirao, puede aportar luz.

¿Y de los trenes que no llegan? ¿Y de la entrada soterrada del AVE? ¿Y de Rules como piscina gigante? ¿Y de las playas sin arena, en roca viva? ¿Y de la margen izquierda del Darro? ¿Y del campo de golf de Motril? ¡Piano, piano! Ahora, centrémonos en lo realmente importante: los tobillos de Diego Costa, las muñecas de De Gea… y la garganta de Joaquín Sabina.

Jesús Lens

La hora del federalismo

La mañana de ayer volvió a ser vertiginosa, informativamente hablando, y tras la comparecencia de Rajoy para señalar lo que ustedes saben que señaló, le tocó el turno a Pedro Sánchez. Y su anuncio también tuvo miga: apoyaba al presidente del Gobierno en las decisiones que tomara con respecto a la declaración de Puigdemont y Cataluña, pero sobre todo, avanzaba un acuerdo con Rajoy para reformar la Constitución.

Una reforma que, de acuerdo con el calendario previsto, va a ser rápida, teniendo en cuenta la trascendencia del tema en cuestión. Y ahí es donde entran dos de las personas de nuestro entorno que más tienen que decir sobre el asunto: Gregorio Cámara y José Antonio Montilla, catedráticos de Derecho Constitucional de la UGR y federalistas convencidos.

 

Gregorio Cámara es diputado en el Congreso, inteligente decisión del PSOE a la hora de conformar las listas electorales de las últimas elecciones. José Antonio Montilla, por su parte, es el presidente de la asociación Federalistas de Andalucía, cuyo objetivo es difundir por nuestra comunidad el federalismo como modelo para una más adecuada organización territorial del Estado, así como impulsar una reforma de la Constitución española de 1978 en sentido federal.

Es increíble cómo, en muy poco tiempo, el blanco pasa a ser negro y el negro se convierte en blanco. Hasta hace unas semanas, cualquier modificación de la Constitución era un anatema para amplios sectores de militantes y simpatizantes del PP y Ciudadanos y el uso de un término como “Federalismo” provocaba en las conversaciones silencios incómodos, muecas de desprecio… o hasta un escupitajo en un ojo, metafóricamente hablando.

 

¿Sobre qué bases se va a plantear la negociación para la reforma de la Constitución? De momento, no ha trascendido: solo hemos sabido que se activará inmediatamente la comisión para la evaluación del Estado autonómico que ya está registrada en el Parlamento, con una duración de seis meses. A su conclusión, se abrirá el debate de la reforma constitucional en el Congreso.

Los próximos meses van a ser pródigos en debates jurídicos, fiscales, económicos, territoriales, autonómicos y constitucionales; por lo que conviene recordar la conocida como Declaración de Granada, aprobada por el PSOE en julio de 2013. Más que nada porque los socialistas son los únicos que se han tomado en serio esto de reformar la Constitución, con sentido de Estado, en los últimos tiempos.

 

Jesús Lens