Una Feria muy bien vendida

Este año he pasado por la Feria del Libro mucho menos de lo que me hubiera gustado. Además de cerrar el mes, como la semana que entra es tan particular, con dos días festivos, tocaba dejar trabajo adelantado.

Pero hoy sí. Hoy me pienso explayar, incluyendo un desdoblamiento de personalidad que ni el doctor Jekyll y Mr. Hyde. A las 11, en representación de nuestro festival Gravite, estaremos en la puesta de largo de ‘Granada. Constelación de ciencia’, junto a Antonio Gómez, de Pint of Science; Raquel Rayo, de Aquí te pillo aquí te cuento y Óscar Huertas, de Desgranando Ciencia. Un paso más en la consolidación de nuestra ciudad como polo de difusión científica. 

Ya les contaré qué se habla ahí: seguro que muchos de ustedes andan a estas horas por la Costa Tropical, el Geoparque o en una casa cueva de la Zona Norte. Y por la tarde, a las 19 horas, me enfundo la elástica de Granada Noir para conversar con Víctor del Árbol, uno de los grandes de la literatura española contemporánea, que viene a presentar ‘Nadie en esta tierra, su novela más reciente, publicada por Destino. (AQUÍ hablamos de ella hace unos meses).

Una Feria del Libro que, a la espera del cierre y las cifras oficiales, está dejando unas estupendas cifras de venta, según me cuentan librerías amigas. Por ejemplo, Javier Ruiz, de Praga. Siempre que me paro a hablar con él termino arrepintiéndome… por haber dejado pasar tanto tiempo sin hablar con él. “Este año hay una extraña alegría en la Feria que se traduce en ventas”, me asegura.

¿Será que nos hemos liado la manta a la cabeza y no escatimamos, viviendo una especie de carpe diem libresco? “No sé si es el Apocalipsis climático o que las medidas sociales del Gobierno, sobre todo la subida del SMI, les han dado a muchas familias y jóvenes un respiro grande. Estoy seguro de que eso influye”, remata. ¡Ahí queda eso!

Jesús Lens

El librero optimista

Ayer martes, desafiando a la lógica, al sentido común y a los consejos de las autoridades competentes, me eché a las calles a mediodía, con toda la calor, que tenía unos mandaíllos pendientes: cursar unos envíos en Correos, resolver papeleo con mi contable, visitar -de incógnito- un garito que queremos sacar en el suplemento Gourmet de los viernes, a ver qué tal…

Aproveché la excursión para cumplimentar visita a Javi, el librero de Praga al que llevaba semanas y semanas queriendo ver. En su librería. Que en conciertos y manifestaciones solemos coincidir. Además de estar muy conectados a través de las Redes.

Praga es un templo. Como llegué de bulla y corriendo, no tuve tiempo de explayarme entre sus estanterías y anaqueles. Me limité a llevarme el “Cándido” de Voltaire, en magnífica edición de Cátedra y por solo 5 euros… y a charlar un rato con Javier.

Lo que más me gusta del librero de la blanca melena es su optimismo recalcitrante. Tanto que me recordó al mismísimo Cándido cuando decía aquello de “Está demostrado que las cosas no pueden ser de otra forma: pues teniendo todo un fin, todo es necesariamente para el mejor fin”.

Por ejemplo: el Twitter. Nos hemos acostumbrado al lugar común de que la red social del pajarito es un vertedero rebosante de bilis y ponzoña. Javier, sin embargo, presume de tener un Twitter cojonudo, con un montón de contactos intelectualmente muy potentes, que le aportan y le ilustran. ¿Y los insultantes y maleducados? Todos bloqueados. Desde el principio. “¿Tú concibes entrar en un bar y que cualquiera te insulte, te menosprecie o vomite su mierda en tu cerveza? Pues en Twitter, igual”. O sea que, pollaícas, las justas.

Y está la cuestión de la lectura. Que yo soy pesimista. Pero Javier no tardó en corregirme, estadísticas en mano: ahora se lee más que nunca. Sobre todo, en el segmento infantil y juvenil. El problema es que, a partir de determinada edad, incluyendo los 14, hay padres que siguen regalándole Gerónimo Stilton a sus hijos. Como si fueran “lentos”. Y no lo son. Y se aburren. Y se desenganchan. Me gusta cuando dice Javier que, literariamente hablando, hay que tirar de la chavalada yendo por delante de ella, ilustrándola, pero dándole libertad, seguridad y confianza.

También hablamos de la televisión, pero ese tema merece columna aparte.

Jesús Lens