Operación ‘Insultar a Messi’

El Barçagate es un ejemplo de manual para estudiar en qué se han convertido las redes sociales y por qué dan cada vez más asco. Si son ustedes aficionados al fútbol, estarán al cabo de la calle. Y si no, también, que fue la noticia del día.

La detención de Bartomeu y sus adláteres por corrupción, administración desleal y blanqueo de capitales es revelador, sobre todo, por el objeto del contrato con la empresa I3 Ventures: “atacar y desprestigiar a personalidades del entorno azulgrana y a algunos jugadores como Messi o Piqué a través de las redes sociales”, leíamos ayer en Deportes.

Le he echado un ojo a la web de I3V y se vende con la típica palabrería del sector de la consultoría. “Extraemos un volumen considerable de datos para generar valor”, reza su lema. A partir de ahí, un empacho de terminología cripto-cuqui: consultora de data analytics, social analytics, report y un largo etcétera. De esparcir mierda en las redes, presuntamente, contra quienes no eran de la cuerda de Bartomeu, ni una palabra. Sobre contribuir a convertirlas en un albañal, silencio sepulcral.

El pianista James Rhodes dejó hace unas semanas las redes, a las que tilda de “antisociales”. Sigue la estela de muchas otras personas que, asqueadas del lodazal en que se están convirtiendo, huyen de ellas como de la peste, literalmente hablando. Verbigracia, el escritor Lorenzo Silva, quien no duda en mostrarse feliz y dichoso por haber dado ese paso. Lo que decenas de tuiteros le espetaban a Rhodes era tan vomitivo que daban ganas de tirar la toalla, efectivamente.

Eso hace que cada vez haya menos intercambio de ideas on line. Dado que hasta el tema más banal es susceptible de convertirse en un pimpampún y obliga a tomar partido y a posicionarse entre el blanco y el negro, sin espacio para los grises, ¿para qué meterse? La autocensura es norma general y no dejará de crecer.

Por supuesto, no todo es basura, que las redes también tienen mucho de bueno. Sin embargo, la juventud les da mayoritariamente la espalda a las viejunas y tensas twitter y facebook y optan por espacios más amables como instagram o tik tok. También proliferan los espacios cibernéticos bajo moderación que facilitan la conversación sin dejar huella, como Clubhouse. El hartazgo por la toxicidad en las redes es palpable. ¿Tomarán cartas en el asunto sus máximos responsables o seguirán haciendo como las avestruces?

Jesús Lens

Optimismo a la baja

Escribía ayer sobre Javi, el librero optimista que, con datos y estadísticas, con hechos y realidades, desmonta tanto tópico pesimista que nos gusta enarbolar. (Leer AQUÍ) Sin embargo, el optimismo no mola. Nada. Hay cenizos tan cenizos que no pueden soportar, por ejemplo, el buenrollismo de James Rhodes, cuyo concierto en Granada, hace unas semanas, fue una gozada.

Rhodes va por ahí, disfrutando de los placeres sencillos de la vida. Y contándolo. Pero hay gente que detesta su optimismo a raudales… ¡hasta el punto de perder su tiempo en hacerlo público! (Y, de paso, demostrar su alto grado de amargamiento)

Salvan a los chavales de la cueva de Tailandia y brotan como setas quienes nos recuerdan que todos los días mueren niños en todo el mundo y nadie les presta atención. Elon Musk envía recursos al país asiático para ayudar en el rescate -que al principio era una misión imposible que iba a llevar meses, pero luego ya no- y una caterva de aburridos odiadores pone su supuesto ingenio al servicio de la mofa y el cachondeo contra el visionario emprendedor.

Con lo del consentimiento expreso para mantener relaciones sexuales, más de lo mismo. Mucha broma y mucho supuesto humor, pero a mí, la verdad, leer la furibunda reacción de algunas personas, me inquieta. Y, sobre todo, debería inquietarle a la gente de su entorno: si piensan que, con el consentimiento expreso, se va a complicar el tema del intercambio de fluidos, ¿cómo se conducían hasta ahora? ¿Haciéndose los tontos para convencerse de que, “aunque me ha dicho que no, en realidad sí quiere”? O, quizá, por la vía del chupito y el chupetón… ¡Ojito!

Que vienen la presidenta de la Junta y el Ministro de Cultura al Centro Lorca, recién llegado el Legado, el PP convoca a los medios un rato antes para no contarles nada que no se haya dicho antes. Por incordiar.

Menos mal, eso sí, que la hasta ahora implacable Marea Amarilla ha visto la luz y le da un voto de confianza al ministro Ábalos con lo de Moreda. Manda cojones, su optimismo.

Jesús Lens