Debate de horarios irracionales

Digan lo que digan, el auténtico ganador del Debate del pasado lunes fue el sueño. El sueño ganó por la noche, conduciendo a los brazos de Morfeo a miles de espectadores que no soportaron los discursos de los candidatos.

MADRID  13 06 2016  POLITICA  Debate a cuatro en la campana electoral del 26J  Mariano Rajoy  PP  Pedro Sanchez  PSOE  Pablo Iglesias  Podemos  y Albert Rivera  Ciudadanos  FOTO  JOSE LUIS ROCA
MADRID 13 06 2016 POLITICA Debate a cuatro en la campana electoral del 26J Mariano Rajoy PP Pedro Sanchez PSOE Pablo Iglesias Podemos y Albert Rivera Ciudadanos FOTO JOSE LUIS ROCA

Y el sueño, por supuesto, presidió la jornada laboral del martes, para los héroes insomnes que hicimos gala de una mezcla de valor y tontunismo, aguantando el Debate hasta sus últimas consecuencias, ya bien entrada la madrugada.

Ya no recuerdo qué candidato habló de la racionalización de horarios. Creo que fue Sánchez. Y me resultó paradójico, escucharlo en un Debate de horarios imposibles. ¿A quién se le ocurrió la feliz idea de convocar a las diez de la noche un debate de dos horas y media? ¿Por qué empezó cerca de las diez y media? ¡Y a lunes! Para empezar la semana con un buen déficit de sueño, imagino.

Debate a 4 zombi

Algunos malpensados de lengua viperina opinan que, en realidad, era una táctica para que lo viera la menor cantidad de gente posible. Que si por los partidos hubiera sido, habrían debatido a la hora de la Teletienda, dado el cariño que le ponen, en España, a los debates.

Creo que la CEOE, siempre tan preocupada por la productividad de los asalariados, debería presentar una queja formal a la Academia de la Televisión por el sinsentido del horario del Debate a 4. Y los miembros de la junta directiva de dicha Academia deberían presentar otra, por su papelón mientras esperaban la bajada de los cuatro candidatos, uno por uno, para hacerse la ridícula foto de un posado que no nos interesaba a nadie.

Y, por supuesto, los medios de comunicación deberían protestar por lo absurdo del horario de un debate que les obligó a estar al pie del cañón hasta más allá de las dos de la mañana, con las visitas de los candidatos a las sedes de sus partidos a una hora a la que el Metro de Madrid ya debía estar cerrado y los televidentes, durmiendo el sueño de los justos.

Debate a 4 saludos

Se les llenó la boca a los cuatro candidatos hablando de economía, creación de puestos de trabajo, salarios mínimos y estímulo a los autónomos y emprendedores. Que está muy bien. Pero que podían haber empezado por dejarnos ir a dormir a una hora decente y razonable.

Jesús Lens

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El huso y los usos

Ha sorprendido el anuncio de Rajoy de su intención de cambiar el huso horario español, adaptándolo al de Canarias, Portugal o Gran Bretaña. Y, más aún, que también haya propuesto que la jornada laboral termine a las 18 horas. Sobre todo ello versa mi Columna de hoy, en IDEAL.

Dejando al margen el hecho de que la oposición, en un impresionante y sesudo ejercicio de análisis y reflexión, ha tildado estas propuestas de electoralistas, hay que recordar que Rajoy también propuso en 2011 el traslado de los festivos que cayeran entre semana a los lunes, para evitar los macropuentes. Y ya ven ustedes… Otra promesa incumplida más.

Huso horario

Llámenme descreído, pero no me trago lo del cambio del huso. Y ya me fastidia, ya… ¡con la falta que nos está haciendo! Sobre todo, porque el cambio de huso debería propiciar el cambio de usos. Esos usos que, en España, están tan firme como nocivamente enraizados.

Aquí nos gusta, mayoritariamente, el horario de verano. Ese horario en que, a las nueve de la noche, todavía hace sol. Pero así no se puede, oigan. Así no se puede. Sí. El horario de verano es muy agradable para pasear. Y para estar en la playa, tumbados a la bartola. Pero es un horario manifiestamente improductivo que favorece la molicie y la pereza. ¿Quién puede empezar una jornada a pleno rendimiento, a las 8 de la mañana, sabiendo que seguirá siendo de día catorce horas después?

ObjetivoGranada
ObjetivoGranada

Pero, sobre todo, si a las nueve de la noche sigue luciendo el sol, ¿cuándo se cena aquí? Pues bien lo sabemos: a las diez u once de la noche, con ese prime time de la tele adentrándose en la madrugada más profunda y convirtiendo en insomne a buena parte parte de la ciudadanía.

Así, la siesta resulta absolutamente necesaria, provocando ese parón de dos o tres horas a mediodía… que nos deja en disposición de alargar la jornada laboral hasta el ocaso. O hasta el infinito. Y más allá.

Apropiada mochila para escolares zombis e insomnes
Apropiada mochila para escolares zombis e insomnes

¿Han reparado ustedes en la flagrante contradicción que supone hablar de las nueve de la noche cuando la mitad del año, a esa hora todavía es de día? Sí. Lo sé. La productividad no es la medida de todas las cosas. Pero la locura horaria en que estamos absurdamente instalados, además de improductiva, es humana, lúdica, personal, cultural, deportiva, intelectual y familiarmente nefasta.

¡Venga ese huso ya!

Jesús Lens

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