El Despertar de la Fuerza

Dedicado a mi sobrina Julia

y sus ojos brillantes,

inconmensurablemente grandes.

Como la luna de Endor

 

 

Vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Así que mejor no tardes.

Porque corres el riesgo de que el boca-oreja te destripe partes esenciales del argumento de la nueva entrega de la saga de La Guerra de las Galaxias. O de que blogs y webs te hagan spoilers de Star Wars. Todo ello, dependiendo de si tienes más o menos de cuarenta años de edad.

El despertar de la fuerza lado oscuro

En cualquier caso, vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Porque Star Wars es un fenómeno global que va más allá de lo puramente cinematográfico. Y, sin que sirva de precedente, me encanta formar parte del mismo y haber sido uno más del millón de españoles que fueron a ver la película el fin de semana de su estreno.

El despertar de la fuerza star wars

Eso sí: conseguí llegar a la proyección habiendo visto apenas medio tráiler de la película y sólo habiendo leído -diagonalmente- la vituperada crítica de Carlos Boyero en la que no dejó que el conocido y amplio ascendiente afroamericano de la saga original le arruinara su chiste (malo) sobre Obama. O sea, virgen total.

Entonces se apagan las luces de la sala. Y todo vuelve a comenzar, en una galaxia muy lejana y treinta años después de los acontecimientos narrados en “El retorno del Jedi”.

No desvelamos nada si decimos que las cosas, en la Galaxia, no van como a Yoda y a Obi Wan Kenobi les hubiera gustado. Y es que el Lado Oscuro es muy suyo, y no deja de expandirse.

El despertar de la fuerza

¿Y la Fuerza?

Pues ahí sigue. Pero al estilo de la izquierda española: disgregada, desnortada, despistada, dispersa. Y perdida, sí. Muy perdida.

Y hasta ahí voy a contar sobre el argumento de “El despertar de la Fuerza”. Tan solo añadiré que se nota, para bien, la mano de Lawrence Kasdan en el guion, un clásico de Hollywood que ya participó en la escritura de la serie original.

Insisto.

Vas a ir a verla.

Y lo sabes.

Y harás bien. Porque “El despertar de la fuerza” es fantástica, en los más amplios sentidos de la expresión, ofreciendo todo lo que un buen aficionado al género puede esperar, lo que los auténticos fans de Star Wars van a demandar y lo que un sencillo aficionado al cine va a disfrutar: acción a raudales, efectos especiales con sentido, una historia consistente, unos personajes sólidos y creíbles y una banda sonora que… ¡Uf! Brutal su trabajo, señor Williams. Con razón no pudo estar usted en “El puente de los espías”, con su amigo Spielberg.

En concreto, la historia es un deleite para los seguidores primigenios de las aventuras de Luke, Solo y Leia, compendiando en dos horas y cuarto lo mejor de la trilogía original, desde los paisajes desérticos a las naves espaciales, la espectacularidad de las batallas aéreas con la lucha de sables. ¡Hasta la Posada en la que entran los personajes respira el ambiente de la Taberna de Mos Eisley.

Hay homenajes a Yoda, a Darth Vader… ¡y hasta el nuevo androide se hace querer, no como el infamante Jar Jar Binks con el que George Lucas empezó a cavar su propia tumba en “La amenaza fantasma”! Homenajes, también, a clásicos del cine como “Apocalypse Now”. Y algunos más que ahora no recuerdo.

Pero no pasa nada.

Porque creo que volveré a ver “El despertar de la fuerza” -una película que ha caído con buen pie ya desde su acertado título- para disfrutar de los mil y un detalles con los que JJ Abrams nos agasaja a los espectadores. Y es que Abrams es, hoy por hoy y junto a Christopher Nolan, uno de los tipos más interesantes del cine mundial.

Lo dejamos aquí.

Pero… ¡volveremos!

Porque la Fuerza está despertando.

¡Y lo sabes!

Jesús Lens

Twitter Lens

Los Mercenarios 3

Ir a ver, voluntariamente, “Los Mercenarios 3” para ponerla a parir es un absurdo total y absoluto. Porque la nueva película de Stallone & co. da exactamente lo que promete: acción a raudales, tiros, explosiones, destrucción, violencia de la que no salpica ni te hace apartar los ojos de la pantalla… y un punto de humor.

 Los Mercenarios 3

Cuando entré en la sala, pensé que me había equivocado. Había tantos niños que estaba seguro de haberme metido en alguna proyección de dibujos animados. En Campanilla o algo así. Pero no. Estaba en el lugar correcto y a la hora indicada. Aun así, hasta que no ví el tráiler de la nueva película bélica de Brad Pitt, no terminé de convencerme: ¿qué hacía tanto chavea de menos de 10 años viendo Los Mercenarios?

La respuesta me esperaba un par de horas después: colegueo, risas, acrobacias, músculos, disparos, peleas… todo ello más falso y más frío que los combates de Lucha Libre o que los videojuegos.

Y, sin embargo, funciona.

 Los Mercenarios 3 poster

Funciona porque Stallone se ha convertido en algo parecido a los Teleñecos. Es como un muñegote de sí mismo, como una parodia de látex a la que dan ganas de achuchar, de tan tiernico que se ha puesto. Y sus colegas de generación… más de lo mismo. Hasta el supuestamente temible Dolph Lundgren ha pasado de parecer un letal tiburón blanco a ser como un pez ballena. Por no hablar de Snipes y su cuchillo.

Pero es que, en una hábil pirueta, el guion incorpora al grupo de mercenarios a unos jóvenes, pero excepcionalmente bien preparados muchachos, para jugar con las diferencias generacionales. ¿Se acuerdan de “Los siete magníficos”, cuando Yul Bryner hacía una gira de captación de talentos para su grupo de pistoleros? Pues lo mismo, pero en banal y sin la más mínima emoción, por supuesto.

 Los Mercenarios 3 Cannes

Es el problema de las franquicias, sagas y series de películas: al estar concebidas para tener una y mil entregas posteriores, los guiones están condicionados. Sobre todo, a la hora de matar y eliminar personajes: cada elemento que queda fuera de combate es susceptible de alejar a un determinado colectivo de espectadores en futuras entregas. De ahí, también, el Melting Polt que puebla el reparto, incorporando a todas las etnias posibles. Y algunas, hasta imposibles.

Así, la parte latina del colectivo mercenario cuenta con El Galgo, interpretado por un inefable Antonio Banderas que tiene los santos cojones de cantar “Soy el novio de la muerte” y de desfilar como un legionario. La cabra es lo único que le faltó para terminar de componer un personaje a la altura del propio personaje que Banderas ha ido construyendo en torno a su papel como el Latino Oficial, simpático y gracioso, del Hollywood contemporáneo.

 Los Mercenarios 3 Banderas

Y luego tenemos al malo. Que, en esta ocasión, está muy bien logrado gracias al cinismo de Mel Gibson. Y quedan las dos apariciones estelares, los grandes fichajes de estos “Los Mercenarios 3”, que no sé por qué, me recordaban a los Galácticos de Florentino Pérez. Me refiero, por supuesto, a Harrison Ford y al ex gobernador de California: Arnold Schwarzenegger.

 Los Mercenarios Ford

Si el guion –por llamarlo de alguna manera –es un completo despiporre; meter con calzador a estos dos personajes ya lo termina de convertir en un descalzaperros completo… pero nos gusta.

Es decir, te gustará si sabes a lo que vas y te presentas en la sala bien pertrechado de refrescos, palomitas, gusanitos, doritos y demás chucherías terminadas en itos e itas, a modo de chaleco antibalas.

Jesús Lens

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El juego de Ender

La novela el Orson Scott Card es una de esas que, aunque no lo recuerdes, seguramente habrás leído. Al menos, habrás leído sobre ella. O alguien te habrá comentado algo sobre las situaciones que plantea. Porque es un texto de ciencia ficción que trasciende lo puramente literario, hasta haberse convertido en un manual de gestión para ejecutivos, de estrategia para militares, de educación para docentes y de autoayuda para cualquier lector con curiosidad por buscar respuestas diferentes a las preguntas de siempre.

 El Juego de Ender

Ahora llega la versión cinematográfica, encabezada por un Harrison Ford al que, visto lo visto, no sabemos cómo le va a sentar el traje de Han Solo en la próxima entrega de La Guerra de las Galaxias, sinceramente. Y protagonizada por un actor infantil, Asa Butterfield, perfecto en su papel.

“El juego de Ender” cuenta la historia de un niño con todos los visos para ser el nuevo Elegido que comande a las fuerzas terrestres en su guerra contra las fuerzas alienígenas que, cincuenta años antes, trataron de conquistar nuestro mundo. Entonces, un gran guerrero consiguió destruir la nave nodriza de los invasores, sacrificándose en un noble y valiente gesto, al estilo kamikaze. Ahora, la pregunta es: ¿será Ender el nuevo héroe que necesita la raza humana?

 El Juego de Ender Ford

Y de eso va la película. De las pruebas que Ender tiene que superar para ver si, efectivamente, es ese líder. Pruebas de todo tipo, llevadas a cabo en potentes simuladores virtuales y ejecutadas con/contra sus propios compañeros/competidores.

Dos tesis principales plantea esta historia: ¿vale todo, para ganar una guerra? ¿Es lícito cualquier fin, estando legitimados hasta para cercenar la salud mental de una generación de niños-soldado?

La segunda tesis, más constructiva, invita a hacer cosas distintas para conseguir resultados diferentes. Un tema sobre el que se podría escribir una tesis doctoral.

 El juego de Ender reparto

Ambas cuestiones están bien tratadas en una cinta que me ha gustado, sin llegar a emocionarme. Que me ha interesado, sin llegar a impactarme. Que se deja ver. Pero que si no la ves, tampoco pasa nada. Pero, eso sí, que si tienes interés en ver; mejor en la pantalla grande de una buena sala.

Porque en la oscuridad del cine y en tamaño XXL, las películas de ciencia ficción, con planetas, naves espaciales y guerras interestelares; lucen más y mejor.

¡Y porque no es lo mismo ver una película que ir al cine!

 El Juego de Ender Kingsley

Lo que sí me gustó fue el final. ¡Qué impacto! ¡Qué shock! Al final de verdad, me refiero. No al segundo final. Al impostado. Al que trata de hacer más digerible la salida del cine al espectador y que, además, abre la puerta a una continuación.

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

AL RESISTIR, GANAN

Los viejos héroes, como los viejos rockeros y los viejos rojos, nunca mueren.

 

Héroes crepusculares, viejos que se resisten a la retirada, veteranos hombres de acción que han de volver a empuñar un arma o ponerse nuevamente en marcha… a todos ellos homenajeamos en una doble página de cine que publica hoy IDEAL.

 

Coinciden estos días en pantalla grande «Watchmen», «El luchador» o «El gran Torino», protagonizadas todas ellas por este tipo de personajes duros, rocosos y peleones, a los que el fantástico equipo de maquetación del periódico permite lucirse en una composición exquisita: sus rostros decoran las bolas de billar que Paul Newman, convertido en el Eddie Felson de «El color del dinero», se apresta a golpear con su taco.

 

Si pueden, compren IDEAL.

 

Si no, pueden leer el reportaje a través de este enlace: «Arrugas de Oscar».

 

A ver qué les parece el reportaje.

 

Y, por cierto, ¿A qué otros veteranos de celuloide tienen ustedes guardados en algún rinconcito de su corazón?  

 

Jesús Lens.