Globos de Oro 2014

Lo bueno –o lo malo, según se mire – de los Globos de Oro es que, con tanta categoría, entre comedia y drama, cine y televisión, actores principales y de reparto… es que (casi) todo el mundo gana.

 Globos de Oro esclavitud

“La gran estafa americana” ha sido la gran triunfadora de este año… con tres premios. Pero “Doce años de esclavitud” tampoco ha salido mal parada, al ganar el premio al mejor drama.

Por su parte, “Blue Jasmine” ha reportado a Cate Blanchett su premio por un papel con el que podría sentirse identificada nuestra Infanta, hasta el punto de que no será raro que Miquel Roca y sus demás abogados vean una y mil veces la cinta de Allen, para entender en toda su magnitud esa Culpabilidad por Amor que, a la vez, puede servir de eximente o atenuante.

 Globos de Oro Cate

Extrañamente, Leonardo Di Caprio ha ganado el Globo de Oro por “El lobo de Wall Street”, de Martin Scorsese. Y mi pasmo viene por la categoría en la que lo ha logrado: mejor actor de comedia o musical. Y es que no esperaba yo que Marty hubiera filmado una comedia con el tema de los estafadores del sistema financiero. De hecho, parece que Leo tampoco lo tiene claro, tras preguntarse sobre el escenario, Globo en Mano, quién decide qué es drama o qué es comedia.

 Globos de Oro Lobo

La vida misma…

Las dos películas perdedoras han sido “Nebraska”, de Alexander Payne, y “A propósito de Llewyn Davis”, de los hermanos Coen, que se fueron de vacío. ¡Hasta “Gravity” se llevó alguna cosilla!

Y en la tele, como no podía ser de otra manera, ha arrasado “Breaking Bad”. Y John Voight, el acojonante padre de “Ray Donovan” en una serie sobre la que hay que volver.

 Globos de Oro

En pocas palabras: ¡todos son ganadores! Hasta U2, que ha pillado cacho con la canción en la película de Mandela

 Globos de Oro Mandela

Y la vida sigue, flotando, en globo… En este enlace de IDEAL, las fotos y los ganadores al completo.

Jesús Lens

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La CIA arrasa en los Globos de Oro 2013

La CIA. Tal cual. Ha arrasado. Porque «Argo» ha sido elegida la mejor película dramática y «La noche más oscura» ha ganado el premio de la mejor actriz y, en televisión, la gran ganadora ha sido «Homeland«. ¿Qué tienen en común todas estas historias?

Argo Globo de Oro 2013

Efectivamente.

Que la Agencia, la CIA, la Compañía… ¡es la gran protagonista! Con sus claroscuros, sus dudas y sus traiciones, por supuesto, pero sobre todo, como la Casa Madre que da estabilidad al sistema y que permite a los ciudadanos del mundo libre seguir viviendo nuestras cómodas y tranquilas vidas. Lo que no quiere decir que no sean cintas y series excelentes, como hemos repetido en nuestras reseñas. Pero el discurso ideológico de este Hollywood en la era de Obama está muy claro. ¿O no?

Lo vamos a decir una vez más: Al que vuelva a decir que el cine es algo intrascendente, que no sirve para nada, que no es sino un mero entretenimiento; de mi parte y con todo cariño, le puedes espetar un sonoro y contundente… ¡Argoderse!

¿Tú te fías de Brody?
¿Tú te fías de Brody?

Lo que me recuerda que aún no hemos hablado de «Argo», una película excelente, por cierto. Ahí va parte de la reseña, que ya subiremos completa:

La trama de “Argo” se basa en una historia paralela: unos cuantos norteamericanos se escaparon de la embajada de su país y se refugiaron, de forma clandestina, en la de Canadá. Estando en una situación muy precaria e insostenible, la CIA decide que hay que sacarlos de Irán. Rápido. Y sea como sea. Para conseguirlo, ponen a sus mejores hombres a pensar y discurrir ideas que se presentan más como tormento que como tormenta.

 

El resto es historia. Una historia fascinante, que puede parecer cómica, surrealista, absurda y subnormal. Pero que no lo es. Es decir, sí que lo es. Pero…

Sin entrar en detalles: la CIA decide que uno de sus hombres se haga pasar por productor de cine y vaya a Teherán, como si estuviera buscando exteriores para la filmación de una película de ciencia ficción, para ayudar a salir a los seis refugiados.

 

¡Toma ya!

¿La has visto? ¿Qué te ha parecido? Bueno, aquí, toda la información sobre los recientes Globos de Oro, con la CIA como gran protagonista, en la información de IDEAL.

¿No sientes que tu vida es, ahora, un poco más segura que antes?

Jesús Lens

 

 

AVATAR

Hay películas que son mucho más que una simple película. Y los Globos de Oro así lo han demostrado, reconociendo los méritos de «Avatar», como vemos AQUÍ. ¡Qué pena que no nos diera tiempo a incluirla en nuestro libro de cine y viajes, en este «Hasta donde el cine nos lleve»!

 

«Avatar» es una de ellas.

 

«Avatar» es un signo, un símbolo, una revelación.

 

«Avatar», mi primera película del 2010. Significativo.

 

«Avatar», un proyecto en que su director empezó a trabajar hace nada menos que catorce años y que sólo ahora ha terminado de germinar. Catorce de años en la sombra, formándose, trabajando, desarrollando la tecnología necesaria y precisa para que ahora, sólo ahora y por fin ahora, «Avatar» termine de eclosionar, convirtiéndose en la sensación, en la revelación del momento, en algo más que la simple atracción con fecha de caducidad que tantos vaticinaban.

 

Porque «Avatar» es una historia arrebatadoramente hermosa, que pide a gritos ser contemplada y paladeada, lenta y primorosamente, en una buena sala de cine, con las ya imperiosas, necesarias y esenciales gafas 3D.

 

Hay una cosa que no entiendo de esa crítica especializada que, no pudiendo poner un pero al derroche visual y al arrebato formal de esta película revolucionaria, han arremetido contra el argumento en sí mismo. Contra la historia que ese visionario que es James Cameron nos ha contado. Y mira que el director lo tiene claro: «toda la tecnología que ha hecho avanzar al cine no ha cambiado lo esencial: la regla número uno es que tienes que tener una buena historia y la regla número dos es que tienes que contar con un buen reparto».

 

Así las cosas, ¿es buena la historia que nos cuenta «Avatar»? Para mí, indiscutiblemente lo es. Porque estamos ante una película clásica de indios y vaqueros en la que los buenos, como ya sabemos, son los pieles azules que vivían en comunión con la naturaleza y que fueron esquilmados por la voracidad del mismo hombre blanco que ahora mismo patrocina un genocidio silencioso en el Congo, en su conquista de ese Coltan que tan necesario nos resulta para actividades tan aparentemente inocuas como es hablar a través del móvil o poner SMS.

 

Lo que pasa es que los indios de Cameron adoptan el aspecto de unos atractivos extraterrestres, que montan dragones chinos alados en vez de caballos, que disparan flechas y cuyo hogar es un árbol sagrado, en comunión con esa naturaleza con la que todos deberíamos estar conectados en vez de enfrentados a muerte, como parecemos estar.

 

¿Verían «Avatar» los integrantes de las legaciones que fracasaron en el Copenhage del cambio climático, antes de tener sus reuniones, egoístas y cicateras? Pues deberían haberlo hecho. Y es que una película como ésta, tan tierna y contundente, es de las que dejan huella.

 

Vale. No es una obra maestra. En efecto. Los discursos de los protagonistas, en plena era de la Obamadicción, quedan demasiado pobres y carentes de fuerza. Y la apenas esbozada historia de amor, no termina de emocionar. Pero no pasa nada. Porque el derroche visual y la cantidad de referencias cinematográficamente bien digeridas que hay en la cinta, la hacen ferozmente atractiva. Por cierto que, si queremos aprender el lenguaje de los Navy, AQUÍ tenemos un Manual para comenzar su estudio.

 

Parece que habrá segunda parte. Y tercera. Un producto tan sólido y bien acabado como «Avatar» se merece, por supuesto, una buena trilogía, como viene siendo habitual en los últimos años. (Ya se confirma, AQUÍ, que será trilogía)  Económicamente, aunque no empezó siendo un taquillazo histórico, lo último de Cameron, de largo recorrido en las salas, terminará siendo otro pelotazo, por lo que las aventuras en Pandora tendrán una lógica, necesaria y anhelada continuación. Pandora. (De hecho, en 17 días, ha recaudado la nada desdeñable cantidad de 700 millones de euros, como podemos leer AQUÍ)

¡Qué universo más fascinante! ¿A quién no le gustaría darse un paseo por su geografía, escalando sus montañas, nadando en sus lagos y perdiéndose en sus bosques y jardines?

 

Sí. Habrá continuación de «Avatar». Y directores como Guillermo del Toro, Steven Spielberg o Peter Jackson ya están preparando sus nuevos proyectos utilizando los avances tecnológicos desarrollados por Cameron.

 

No. No han sido en vano estos catorce años de espera. Sin prisa, paso a paso, despacio, con las demoras que la situación requería, el visionario director americano ha vuelto a poner una pica en Flandes, desautorizando a tantos agoreros que estaban seguros de que se daría un barrigazo. Y no. «Avatar», la culminación de un sueño, demuestra que cuando hay talento, cariño, tesón y amor por un proyecto, nada ni nadie pueden frenarlo.

 

Valoración: 8

 

Lo mejor: Que sí. Que ya está aquí y que ha cumplido con las expectativas creadas. De sobra. Una nueva era para el cine ha comenzado y Cameron y Pixar son sus profetas.  

 

Lo peor: la endeblez de la relación entre los personajes principales.

 

A ver. ¿Qué os ha parecido «Avatar»? Además de vuestras opiniones y comentarios, dejamos una encuesta, en la Margen Derecha, para que rellenéis un máximo de dos respuestas…

SLUMDOG MILLIONAIRE ¿QUIÉN QUIERE SER MILLONARIO?

A-consejo: leer escuchando esta música: http://tinyurl.com/aod2de

 

Significativo, lo de la sesuda e hiperconcienciada crítica cinematográfica occidental que asiste a una película sobre la India que, con sus contradicciones y miserias a cuestas, termina resultando vitalista y luminosa… y la ponen a caer de un burro con argumentos como éste: «Pornografía de la pobreza para el público occidental», de la prensa americana. O este otro, originalísimo, muy española: «Turismo de la miseria.»

 

Lo que nos gusta, demasiadas veces, moralizar a cuenta del cine… vale que le pasemos la mano por el lomo a una peli regularcita, pero con buenas intenciones. Ahora bien, me parecen indignantes las críticas basadas en el hecho de que una película rodada en Bombay muestre la miseria de sus calles, pero, a la vez, sea capaz de dar una imagen poderosa, optimista y alegre de sus habitantes. Como si fuera un pecado o algo parecido.

 

«Bombay es la clave, es una ciudad tan intensa, con una pobreza extrema, pero también llena de vida. Sus habitantes sobreviven en condiciones muy duras, pero conservan una gran dignidad y lo que percibes en ellos es una gran fortaleza y alegría. Así que lo que decidí fue dejar que toda esa exhuberancia impregnara las imágenes, rodar con la máxima libertad posible, sin esquemas previos, para que ese nervio recorriera la película.»

 

¡Y vaya si lo ha conseguido, Danny Boyle, en la estupenda, atractiva, hiperactiva y rabiosamente contemporánea «Slumdog millionaire», estrenada en España como «¿Quién quiere ser millonario?»!

 

Además, desde que empezó a postularse como una de las candidatas a acaparar los grandes premios del cine del 2008, Óscar incluidos, la película ha sido acosada y acusada, por tierra, mar y aire, de infinidad de maldades, desde que los niños protagonistas fueron explotados laboralmente hasta que se ha utilizado el nombre de técnicos locales de la India con el único fin de dar una pátina de autenticidad a lo que no es serían sino las pijas vacaciones en la miseria de los otros de un Danny Boyle que tiene la extraña habilidad, desde su memorable «Transpotting», de poner el dedo en las llagas más purulentas y sangrantes de la sociedad global en que vivimos.

 

En este caso, la televisión será usada como metáfora de los anhelos y las esperanzas de buena parte de los parias de una sociedad tan compleja como la india. A través de una historia tan sencilla como bien resuelta, cada pregunta que le hacen a Jamal en el programa televisivo servirá para contar una historia, en forma de flash-back, que nos muestra distintos capítulos de su vida, a través de los que se construye un vibrante, contradictorio, cruel, divertido, colorista, sangriento, romántico y esperanzador fresco de la India contemporánea.

 

En críticas como las reseñadas anteriormente se pueden leer decenas de sesudas interpretaciones sobre «Slumdog millionaire». A mí me gusta la simplicidad con que la define su director: «Siempre intento usar temas universales. Si hablamos de género, en términos occidentales, ésta es una narración dickensiana; en términos bollywoodienses, es un clásico que enfrenta al buen y al mal hermano».

 

Y la música. ¿La escucharon? Un lujo. Desde que comienza. Hasta que termina, con ese número final que puede parecer extemporáneo, pero que responde a las mejores intenciones de un Boyle al que agradecemos todas estas declaraciones -que nos han dado hecha la reseña- y que sostiene lo siguiente acerca del cine de Bollywood: «Sus películas no se ciñen a la rigidez de una trama, sino al disfrute del momento. Me encanta que sitúen la música en un primer plano, al contrario de lo que hacemos nosotros, que intentamos camuflarla dentro de la narración. Por eso disfruté tanto cuando montamos la músico.»

 

Y todo ello está cogiendo desprevenida a una crítica occidental, firmemente asentada en unos valores que tendremos que ir cuestionando. Porque la India ha venido para quedarse. Spielberg ya está filmando allí. Como Disney. Como el mismísimo Saturday night live. Bollywood es un negocio billonario. El negocio que no cesa. El mestizaje está servido. Y, de inmediato, la Tercera Revolución de la Historia del Cine: el 3-D.

 

Amigos, hay que cambiar de paradigma, hay que abrir la mente. Hay que ver «Slumdog millonaire» y dejarse seducir por la capacidad visual de Boyle. Caiga quien caiga. Los tiempos están cambiando, también el cine, y estamos siendo testigos privilegiados de ello.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.