Primeras impresiones de mi libro sobre el Western

Venga. No te hagas el remolón, el despistado o, directamente, el tontaco. ¡Sí! Tengo un libro nuevo en el mercado. Digital. Se titula «Muerte, asesinato y funeral del western» y lo puedes comprar, desde 1 euro, a través de este enlace.

Murte, asesinato y funeral del western

¿Oído cocina?

Pues mira, mira lo que dice un cinéfilo compulsivo como Fran Ortiz en su fantástico y recomendable Blog, una vez leído el libro:  «Muerte, asesinato y funeral del western: El cine del oeste, a debate».

E incluye párrafos como este: les recomiendo que no lo dejen pasar; y les aseguro que, como hice yo, lo leerán con rapidez y de una sentada… aunque les dará en qué pensar después.

Abandonad toda esperanza

Sí. Fran es amigo y, además, el coautor de nuestro primer, querido y amado libro, «Hasta donde el cine nos lleve». Pero, inmodestamente, creo que tiene razón. Se lee rápido, es ameno y, si te gusta el western -incluso si no te gusta- da que pensar.

¡Gracias Fran!

Y si pinchas en este Podcast, en el momento 1.16.00 de programa, con la sintonía de El Padrino, comienzo mi charla semanal de cine en la emisora La Voz de Granada. Y unos minutos después, en el 1.25.30, mi querida Encarni Torres y yo nos ponemos a largar sobre el libro. Sobre este «Muerte, asesinato y funeral del western» que ya está tardando en descargar. ¡Por 1 euro, oiga!

A ver si te gusta la charla…

Jesús Lens

Twitter Lens

 

 

Al estilo Tarantino

Es una de las bromillas que me gusta hacer, cuando veo una cierta complicidad con el camarero:

– ¿Cómo pongo la carne? ¿Al punto? ¿Pasada?

– A mí, al Estilo Tarantino: tan poco hecha que, al pincharla, salpique la sangre.

Me acordaba de ello hoy, que toca comer buena carne en compañía de los Gastrocafres, cuando vi que Fran Ortiz, mi estimado coautor, anunciaba este lanzamiento.

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¡Viva Tarantino!

Y ya sabéis: la carne, que sangre.

Jesús Lens , sanguinolento.

El Twitter: @Jesus_Lens

¡Inspiramos un curso de cine!

(Por decirlo finamente)

Hace unos días me llegó el siguiente aviso, sobre un curso de cine titulado “La gran evasión” y subtitulado como “Hasta donde el cine nos lleve”.

Como el subtítulo me resultaba familiar, entré a ver de qué iba la cuestión. Y me encuentro con la siguiente descripción:

Viajar es descubrir, conocer, aprender, crecer, vivir. Bien por placer o por necesidad, el ser humano es viajero por naturaleza.

Desde sus orígenes, ha recorrido el mundo entero a lo largo y a lo ancho, buscando aquello que está más lejos de esa fina línea que llamamos Horizonte.

La Gran Evasión da título a este Curso/Taller que tiene en el Viaje Cinematográfico (y sus múltiples lecturas) su razón de ser. Ver Cine también es viajar.

Navegamos hasta La Isla del Tesoro, volamos en alfombras voladoras durante Mil y una noches, caímos al País de las Maravillas, conquistamos el Lejano Oeste de la mano de John Ford, naufragamos a bordo del Titanic y sobrevolamos Africa junto a Robert Redford y Meryl Streep.

A través del Cine iniciamos nuestra particular Odisea.

¿No es bonito?

En fin.

No sé si mi querido co-autor, Frankie, tiene algo que decir.

Yo recomendaría a los organizadores del Curso que, además de nombrarnos, pusieran como libro de texto uno que seguro que os suena.

Pero bueno.

¡Nos copian, luego cabalgamos!

Jesús flipando Lens

FRAN Y HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE

Hace unos días presentábamos en Granada, por fin, «Hasta donde el cine nos lleve», tal y como contamos, emocionados, en ESTA ENTRADA, que terminábamos haciendo referencia a Fran, coautor del libro y amigo ausente en dicha presentación por las razones y motivos que explica en estas notas que ahora reproducimos, dedicadas a todos los buenos amigos que nos acompañasteis ese viernes tan memorable:

  

 

Amables amigos presentes:

 

Me pide Jesús, mi compañero del tan fatigoso como placentero viaje de escribir este Hasta donde el cine nos lleve, que redacte unas líneas a propósito de nuestro libro con el fin de suplir, aunque sea solo un poco, mi ausencia… como si yo fuese indispensable o algo parecido. Mi primer impulso es, como aquellas jovencitas que perseguían Alfredo Landa  y la pareja Pajares-Esteso, hacerme el sueco, y simular que no he recibido el mail, pero luego me acuerdo de que Stanley Kubrick, poco antes de morir, agradeció uno de los muchos premios que recibió pero que no recogió en persona a través de un vídeo en el que humilde -sí, Kubrick podía ser humilde- se mostraba como alguien que no merecía tanto galardón. Pues yo merezco mucha menos cancha, pero no puedo evitar el morboso placer de homenajear mediante esta nota al autor de 2001. Una odisea del espacio.

 

Precisamente 2001 es una de las primeras películas que aparecen en nuestro libro, que seguro que nuestro maestro de ceremonias Andrés Sopeña Monsalve y el bueno de monsieur Lens les presentarán como ustedes merecen. O sea, muy bien. Pero aunque Kubrick es un director al que idolatro, mi recuerdo primordial a la hora de dirigirme a ustedes es para David Lynch, posiblemente el realizador que me enseñó a amar el cine, y para Una historia verdadera, la película en la que el por lo general inquietante y desconcertante cineasta norteamericano reveló su faz más luminosa y fordiana… de John Ford, el director, no de Henry Ford, el de los coches. Porque Alvin Straight no necesitó de ninguna ayuda del Sr. Ford, de Henry digo, para cruzar varios estados y reencontrarse con su hermano enfermo; le bastó con una vieja segadora John Deere.

 

Las líneas sobre Una historia verdadera fueron las primeras que, al menos en lo que a mi parte concierne, se escribieron de este libro. Luego llegaron muchos más viajes, largos y fugaces, célebres y anónimos, y muchas más películas, míticas o no muy conocidas, buenas o menos buenas. Pero todas con la idea del viaje como eje central y nexo de unión.

 

Hoy no puedo estar con ustedes porque me he visto embarcado en otro viaje, uno muy especial: el de la paternidad, condición inminente que cualquier día de estos llega de sopetón y no quiero ni puedo permitir que me pille a demasiados kilómetros de mi hogar en Alicante. Así pues, espero me disculpen, y créanme que lamento muchísimo no estar ahí con ustedes… por puro egoísmo, por volver a visitar la ciudad que tanto me deslumbró cuando estuve allí hace un par de años, si bien estoy tranquilo porque, como decía al principio, dejo el asunto en las mejores manos.

 

Mi único consuelo es que no tendré que escuchar por enésima vez, con esto de publicar un libro y tener un hijo en el mismo año, que solo me queda plantar un árbol, algo que a un urbanita como yo se le hace muy monte arriba. Eso se lo dejo a Jesús Lens, la mitad más aventurera y viajera del equipo.

 

Lo dicho: que muchas gracias por asistir y por interesarse en un proyecto en el que hemos puesto mucha dedicación y todo el cariño del mundo. Les deseo, de todo corazón, la posibilidad de hacer muchos viajes de verdad allá a donde quieran ir, y deseo que nos dejen que los viajes de mentira, los del cine, los pongamos nosotros. Un fuerte abrazo para todos.

 

Francisco J. Ortiz.