El francotirador

Era complicado no saber nada sobre la última película de Clint Eastwood antes de verla, dado que cuenta una historia basada en hechos reales y muy, muy cercanos en el tiempo, de forma que el estreno de la cinta fue cubierto no solo por las revistas de cine y las secciones de cultura de los medios, sino por las de Internacional, Sociología y hasta en Tribunales.

 AMERICAN SNIPER

Era complicado no encontrarte con Clint y su Francotirador en suplementos dominicales, revistas de la más diversa temática, tertulias de radio y televisión, columnas periodísticas, etcétera. Máxime cuando la película se convirtió en un arrollador éxito de taquilla en Estados Unidos y amasó un buen puñado de candidaturas a los Óscar.

Aun así, conseguí llegar bastante virgen a la sala de cine, sin prejuicios ni ideas preconcebidas.  ¿Y una vez vista?

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Frío. Mucho frío. Aburrimiento no. Pero un frío cercano a lo gélido, sí. Y todavía no sé si era o no era el objetivo de Clint, transmitir al espectador esa sensación de desapego, de distanciamiento. Tampoco tengo claro que la mía sea una sensación compartida por el resto de espectadores.

(Si quieres seguir leyendo mis impresiones sobre la película, date un salto mi Espacio Lensanity, en la web de Cinema 2000)

Jesús Lens

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The killing

Para quienes nos gusta correr, la nueva, esperada y publicitada serie “The killing” comienza de una forma bastante angustiosa, tensa y complicada: paradójicamente, arranca con una mujer de mediana edad corriendo.

Es pelirroja y viste con unas mallas en las piernas, pero una complicada parca cubriéndole el cuerpo. El tiempo es desapacible y ella parece preparada para correr en condiciones climatológicas adversas.

Corre por campo abierto, en plena naturaleza. Su rostro es hierático. Ni parece disfrutar ni tampoco parece sufrir un ápice. Solamente corre.

En montaje paralelo, vemos a otra mujer que corre. Ésta es joven y su rostro sí transmite sensaciones: miedo. Pánico. Horror. Ella no corre por gusto, por hacer deporte, por salud, afición, costumbre o gusto. Corre para salvar su vida. Alguien la persigue. Y la encuentra…

La mujer pelirroja es una agente de policía, de homicidios, en su último día de trabajo. Está a punto de mudarse de la lluviosa y desapacible Seattle a la cálida y luminosa California, con su hijo adolescente, para casarse. La chica, como la publicidad se ha encargado de anticipar, es la nueva Laura Palmer. Con eso ya está todo dicho ¿no?

Sí. Me ha gustado el arranque de “The killing”. Me ha encantado. Me ha imantado a la televisión. Pero no puedo ser objetivo. Oscura, negra y criminal… “The killing” lo tiene todo, absolutamente todo, para engancharme. Empezando por esa hierática policía, interpretada por una Mireille Enos que hace de su mirada y sus silencios toda una declaración de intenciones y una marca de fábrica.

El resto de personajes, dentro de un larguísimo y magnífico reparto coral, también están muy bien trazados, empezando por el compañero novato de la protagonista, con la que mantiene diálogos como éste, que empieza él, justificando el porqué ha cambiado narcóticos por homicidios:

– Al menos existe un malo

– ¿Sí? ¿Cuál es? – le responde con lucidez la curtida inspectora que está a punto de dejar su trabajo.

Hay políticos idealistas en campaña electoral, con todo su séquito detrás. Están los destrozados padres de la chica desaparecida y sus compañeros (y profesores) del instituto. Y los jefes de los polis. Y sus compañeros.

Y está Washington, el inhóspito estado en que nació el grunge, obligatoriamente oscuro y guitarrero.

Y está, o va a estar muy pronto, en AXN, la serie danesa “Forbrydelsen”, de la que “The killing” es un remake. Una serie que cuenta, en 20 episodios, cada uno de los días de la investigación del asesinato de una chica, en Copenhague.

En pocas palabras: que hay que ver “The killing”. Y habrá que ver su hermana mayor europea. O sea que la rentrée, televisivamente hablando, ha empezado fuerte. Que el lunes vuelve ese puro cachondeo surrealista llamado “True blood”.

Jesús, católicamente on line Lens