¡Qué bueno EREs!

He flipado. Mucho. No sé si he flipado en colores o en blanco y negro, pero ha sido alucinante leer la cascada de adversativas con las que los socialistas más o menos orgánicos, más o menos simpatizantes, han tratado de nadar y guardar la ropa tras la sentencia de los ERE.

Que Susana Díaz estuviera obligada a hacerlo era lógico y normal. Pero lo de los otros, los que voluntariamente se han posicionado a favor de la gran familia, me sorprende mucho más. Para ellos será una cuestión moral apoyar a los suyos. Para quienes estamos fuera, sin embargo, es la enésima muestra de que determinados políticos viven en un universo paralelo, en un mundo aparte que les impide ver la realidad tal y como es.

Una sentencia judicial de la Audiencia de Sevilla emite durísimas y severísimas condenas que afectan a dos ex-presidentes de la Junta de Andalucía y a decenas de ex-altos cargos de la administración socialista y lo que leemos de algunos supuestos pata negra del entorno del PSOE es que lo de los ERE no era para tanto. Que los condenados no se han enriquecido personalmente. Que son honrados a carta cabal. Buenos chicos. Majos. De moral intachable. Que lo de los otros era peor. Que no se puede comparar. Y así.

Luego se quejan de que les llamen casta y no entienden la desafección política que lleva a cientos de miles de votantes a quedarse en sus casas o, como en las últimas andaluzas y generales, a apoyar masivamente opciones políticas que apelan al voto de castigo.

Se les llena la boca hablando de separación de poderes y de respeto a las decisiones judiciales, pero cuando les son adversas, tiran de adversativas para hacer infames juegos florales que intentan justificar lo injustificable.

Los ERE se gestionaron en tardes interminables de gintónics y rayas de coca, en bares y cafeterías perdidas, mientras los de la moqueta roja levitaban en su serena y grandiosa majestuosidad, sin enterarse de nada, contemplando con displicencia a esa gente que, años después, les botó votando a Vox. Otros, siguen sin coscarse.

Jesús Lens

Sur-realismo

Vamos a despedir el año con el artículo que publico hoy en IDEAL. El 31 de diciembre es un buen día para reflexionar sobre este Sur-realismo tan peculiar en el que vivimos, ¿no te parece?

Sé que no tenemos la exclusividad. ¡Ni la queremos! Pero ahora que estamos en el tránsito interanual, me ha dado por recopilar ciertas realidades de este sur en que vivimos que, por decirlo suavemente, resultan ser de lo más surrealistas.

 Surrealismo

Por ejemplo, esos presuntos cursos de formación de un sindicato que, en realidad, versaban sobre el noble arte de pelar langostinos. Que no es nada fácil hacerlo con la rapidez y la destreza suficientes como para que no se te quede cara de panoli viendo a tu compañero de parranda zamparse tres piezas -¡y chupándoles la cabeza!- mientras tú te peleas por pelar solo uno, con una cierta dignidad. Y gracia.

Lo que me lleva a los autos que emite, habitualmente de madrugada, la jueza del maletín rodante, cuyo estilismo ya marca tendencia. Esos autos en los que destaca, con luz propia, la figura del preboste de la Junta que despachaba indemnizaciones millonarias en los bares, tumbando gin-tónics mientras su compañero-chófer, presuntamente, iba a pillar unos pollos que le permitieran al abnegado funcionario seguir rindiendo subvenciones, mañana, tarde y noche, sin bajar la intensidad.

 Surrealismo ciudad

Y como ahora parece que los máximos responsables de la patronal andaluza también van a ser imputados por un quítame allá unas turbias promociones inmobiliarias; es posible que de aquí un tiempo sea en el trullo donde más se hable de esa concertación social andaluza que ahora mismo está en punto muerto. ¡La que se les viene encima a los funcionarios de prisiones! Máxime si coinciden, en el espacio y en el tiempo, otros conocidos personajes de la farándula futbolero-taurina cuya libertad empieza a depender de ese postrer recurso conocido como indulto, el más injusto de todos.

En materia de infraestructuras, además de la inefable e interminable autovía, tenemos una surrealista presa que, además de haber costado un potosí y de necesitar reparaciones urgentes; no ha servido para regar ni una hectárea de terreno cultivable por determinados errores estructurales de complejísima solución. Además, tenemos atascado desde hace lustros un Centro Lorca cuya mera apertura podría poner a miles de turistas (más) en camino hacia Granada. Eso sí, lo de llegar a nuestra tierra… complicado. Por mar, se encuentran con un Puerto aislado. Por tierra, sin AVE. Y por aire, lo más probable es que los viajeros terminen en Málaga.

 Surrealismo barcos

Porque igual que hay ciudades con aeropuertos de reciente construcción en los que aún no ha aterrizado ni un vuelo comercial, nosotros nos hemos empeñado en despojar de aviones un aeropuerto con más de cuarenta años de antigüedad. Y eso que somos una ciudad turística por excelencia. Y una potencia cultural. Y universitaria. En la que no hay ni una sala de cine convencional que proyecte cine de autor en versión original y cuyo Parque Tecnológico no tiene habilitadas las canalizaciones para aguas residuales ni permite que opere una empresa porque no hay suficiente potencia eléctrica. ¡Puro Sur-realismo!

Jesús Lens

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