El truco del almendruco

Me encanta este vídeo. Es de baloncesto, pero no contiene ningún mate espectacular ni resulta especialmente noticiable. No habla de títulos, de MVPs o de récord alguno. Es de una sencillez apabullante.

¿Qué te parece?

Ahora mismo no sé articular las muchas de las cosas que me sugiere, darles forma, hilazón y coherencia. Solo diré que me parece una precisa y preciosa metáfora de la condición humana.

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens

Envenenado

Llevaba unos días comiendo mal. Apenas daba cuatro pinchadas o cucharadas al plato, me sentía lleno y pasaba la tarde embotado. Ni agua podía beber. Pesado. Ahíto. Con mal sabor de boca.

Y, luego, las noches, también fatal. Dando vueltas, sintiendo las tripas revolverse, una y otra vez, en un centrifugado permanente.

Hoy dí con la resolución al enigma: mi cambio de dieta, al desayunar.

A una de las mitades del Mollete de Antequera que me como habitualmente, empecé a echarle aceite en vez de mantequilla. Porque, se supone, es mejor para la salud.

 Unta mantequilla

Se supone.

Se supone, claro, que depende de la calidad del aceite que le eches al pan.

Claro.

Joder.

 Unta aceite

El hombre. El hombre es esa acémila que no deja de equivocarse una y otra vez.

Y ahora me doy cuenta de que llevo días envenenándome a mí mismo, de forma sistemática, un día tras otro, de lunes a viernes.

Espero que, volviendo a la mantequilla, el daño sea reversible y no me deje secuelas permanentes.

Por si acaso, aquí queda esto.

¿Vale?

Gracias.

Jesús Lens, el Envenenado.

En Twitter: @Jesus_Lens