El estrecho del lobo

Hace un par de años, el francés Oliver Truc nos sorprendió con una novela negra teóricamente imposible, El último lapón. Y digo que era teóricamente imposible porque una trama negra y criminal en el Círculo Polar Ártico era algo que requería de mucha imaginación. De ella hablé en esta entrada y, paradójicamente, hila con la próxima entrada de El Rincón Oscuro.

Y, sin embargo, aquella novela le quedó muy bien, protagonizada por un nativo sami que pertenecía a la Policía de los Renos, nada menos. Lo pintoresco de algunos personajes y el entorno hostil en que se desarrollaba la trama conseguían enganchar al lector, prendado una historia cuyos protagonistas se movían en motos del nieve igual de los cowboys lo hacían aupados a sus caballos.

El estrecho del lobo

Vuelve Oliver Truc con su personaje por antonomasia, el policía Klemet Nango, acompañado por su compañera, Nina Nansen, una noruega del sur que, poco a poco, se va acostumbrando a las peculiaridades del Gran Norte.

El estrecho del Lobo arranca de forma espectacular, con el paso de los renos, a nado, por un peligroso estrecho. Máxima concentración. Un error y se puede provocar una estampida fatal. Y, de repente, el accidente.

Un accidente fatal al que no tarda en seguir otra muerte. Ésta menos accidental. Que el polémico y populista alcalde del pueblo en que transcurre la trama aparece asesinado.

En paralelo seguiremos la historia de otro nativo sami. Uno que renunció a la herencia cultural de su pueblo y pasó de renos, transhumancia y pastoreo. Bien dotado para el buceo, se ha convertido en uno de los buceadores más importantes de la zona. Zona petrolífera y, por tanto, rica. Zona peligrosa, también.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana, Calibre 38)

Jesús Lens

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El último lapón

Confieso que dudé al abrir el paquete recién llegado desde la librería Negra y Criminal.

(Uno de los grandes momentos de cada mes, dicho sea de paso, es el de abrir esa caja de cartón, procedente de La Barceloneta, y asomarme a descubrir los tesoros que los sabios Paco Camarasa y Montse Clavé le han añadido, por su cuenta, a mis peticiones).

 El último lapón

Digo que dudé porque ahí estaba, entre otros títulos, la novela El último lapón, dedicada por su autor. Y como no hace mucho que estuve en Noruega, Suecia y Finlandia, me apetecía enfrentarme a una trama negra y criminal que acontece en un escenario tan improbable como la gélida Laponia, solo comparable a aquella Antártida del tebeo Whiteout, de tan grato recuerdo.

Pero… ¿y si Olivier Truc era otro de esos autores nórdicos pesimistas y apesadumbrados que necesitan tres páginas para decidirse a abrir la puerta del dormitorio, al levantarse de la cama?

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Jesús Lens

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