El huracán

 Siempre se corre un cierto riesgo cuando te adentras en la lectura de una novela que pertenece a una serie, cuando esa serie es larga: si se trata de uno de los primeros títulos de la misma, es posible que su historia quede muy lejos, en el tiempo y en el espacio, desfasada. Y si es más reciente, quizá te pierdas pistas aportadas al lector por la lectura de los libros anteriores.

Me pasó con El huracán, de James Lee Burke, publicado por ese tótem literario en que se ha convertido la Serie Negra de RBA.

 El Huracán

Ardía por leer esta novela, en primer lugar, porque su autor es uno de los venerados en el género, hasta el punto de que un amigo mío se fue de viaje a Nueva Orleáns, un viaje que, además del jazz, el bourbon y la comida cajún; tenía como punto fuerte una ruta por los espacios habituales de J. L. Burke y de su alter ego literario: el detective Dave Robicheaux.

En segundo lugar, porque acontecía durante el Katrina. En los días previos e inmediatamente posteriores. Y para mí, el Katrina, se ha convertido en uno de esos temas que me llaman, me tiran, me impresionan, sobrecogen y alucinan.

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Jesús Lens

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