Conversando con Rafael Escuredo

Si yo les digo que hoy va a ser un miércoles negro, ustedes se pondrían en lo peor. Sin embargo, si les digo que será noir, me entienden a las mil maravillas. Porque hay palabras, términos y conceptos que adquieren un significado propio que va más allá de su origen, de su fonética y hasta de su idioma materno.

Hoy será un miércoles noir en el que, a las 20 horas, en el Palacio de Bibataubín, tendremos la ocasión de conversar, largo y tendido, con Rafael Escuredo, autor de la novela “Los santos custodios”, publicada por la editorial Almuzara en su colección Tapa Negra.

 

Les confieso una maldad: los aficionados al noir somos especialmente suspicaces con los autores que, de repente y sin previo aviso, se acercan al género negro. De ahí que la burbuja de presentadoras de televisión que se están pasando al policial nos resulte de lo más inquietante y perturbador.

 

Cuando supe que Rafael Escuredo, uno de los primeros presidentes de la Junta de Andalucía, había publicado “El blanco círculo del miedo”, una novela negra protagonizada por un inspector de policía llamado Sobrado, sospeché. Sin embargo, cuando escuché su conversación con Juan Ramón Biedma en la Semana Negra de Gijón, mis suspicacias se volatilizaron. Porque, desde que Escudero dejara la presidencia de la Junta, en 1984, ha trabajado como abogado. Y les aseguro que, de tramas negras y criminales, tiene mucha y muy completa información.

Leí aquella novela con gusto e interés. Me gustaron los protagonistas, los secundarios, los escenarios, el trasfondo y las líneas argumentales. De ahí que no dudara en hacerme con “Laberinto de mentiras”, su siguiente novela, que trata sobre las mafias chinas y está muy relacionada con “Sociedad negra”, del maestro Andreu Martín.

 

Lo he repetido mil y una veces: la novela negra que me interesa es la que alumbra los rincones oscuros de la sociedad. La que ilumina sus zonas de sombra. La que rasca en la superficie de la realidad para profundizar en el meollo de lo que ocurre en las calles… y en los despachos del poder. Esa novela que confiere profundidad dramática y dimensión literaria a los titulares de periódico que un día nos estremecen, pero que olvidamos al día siguiente.

Y, se preguntarán ustedes: ¿qué hay de “Los santos custodios”? Pues… ¡vengan esta tarde, si quieren saciar su curiosidad!

 

Jesús Lens

La Ciudad de la Memoria

El primer capítulo de “La Ciudad de la Memoria”, la monumental primera novela de Santiago Álvarez, arranca con una cita de “El sueño eterno”, una de las piezas fundacionales del noir: “Así que usted es detective. No sabía que existiesen realmente, excepto en los libros…”.

 La ciudad de la memoria

400 páginas después, el lector se habrá convencido de que sí. De que existen los detectives. Afortunadamente. Sobre todo, si todos fueran como Mejías, un tipo al que le coges cariño desde la primera página, cuando entrevista a Berta para un puesto de secretaria. Y le coges cariño porque Mejías es especial, diferente, raro, extraño y a contracorriente.

Tanto que, por momentos, piensas que le toma el pelo a la ingenua y voluntariosa Berta. Pero no. Es que es así: un desastre. Un total y absoluto desastre. Un detective mitómano que se ha construido un mundo de ficción a su medida. Un mundo de ficción que, sin embargo, puede llegar a ser más real que la propia realidad.

 La ciudad de la memoria Alvarez

Porque la realidad de una ciudad como Valencia, la realidad protagonizada por la rancia familia Dugo-Escrich, conectada con el sector inmobiliario; puede ser muy, muy surrealista.

Desde la mera enunciación de su título, “La Ciudad de la Memoria”, el lector se adentra en un laberinto de referencias que harán las delicias de los aficionados al género negro, pero que en absoluto entorpecen la lectura a los neófitos. Al contrario, les invita a descubrir y profundizar en los referentes de un género al que Santiago Álvarez ha dado una nueva vuelta de tuerca, tiñéndolo de humor metafórico, pero sin caer en la parodia.

 La ciudad de la memoria Portada

Personas desaparecidas, rastros y mercadillos, persecuciones en coche, secretos del pasado, célebres monumentos con sorpresa y más secretos. Muchos secretos. Porque hay familias y hay ciudades construidas en torno a secretos y mentiras. Y ahí están Mejías y Berta, como Don Quijote y Sancho, prestos a desvelarlos. Cueste lo que cueste. Duela a quién duela.

“La Ciudad de la Memoria” es una quijotesca historia en la que el Caballero de la Triste Figura cambia la armadura por una gabardina y su panzudo compañero de fatigas trueca su pollino por un Ford Fiesta del 95.

La fértil imaginación y la impresionante capacidad de fabulación de Santiago Álvarez nos conducirán por programas de telebasura, por un Bibliogym, por amoríos sin futuro y por trágicos divorcios del pasado. Conoceremos a personas con mala memoria y a otras absolutamente desmemoriadas. Personas que, sin embargo, tienen mucho que contar.

 La ciudad de la memoria Santiago Alvarez

Porque la Memoria no tiene que atenerse, necesariamente, a la realidad.

Porque cada uno almacena los recuerdos que le dan la real de las ganas y, cuando es libre, organiza su vida en torno a ellos.

Porque la realidad, en realidad, no existe. Porque la vida es sueño y los sueños, verdades son.

Jesús Lens

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Caso cerrado

Hoy publicamos en IDEAL la reseña de “Caso Cerrado”, de César Girón, Premio Ciudad de Carmona de Novela Negra, publicado por la editorial Almuzara en su exquisita colección Tapa Negra.

Las ciudades con Historia son ciudades con historias. Con muchas historias. Algunas de ellas, negras y criminales. Granada, por suerte o por desgracia, es una de esas ciudades y, en las postrimerías del franquismo, en aquellos años entre finales de los sesenta y primeros de los setenta, se vio sacudida por uno de esos crímenes que conmocionan a toda la ciudad.

¿Quién era el muerto que apareció en las orillas del Darro, al pie de la Alhambra? ¿Por qué fue asesinado? ¿Qué tenía contra él Andrés Pineda, el aparcacoches tullido que fue inmediatamente detenido por la policía? ¿A qué respondía su contumaz silencio, cuando fue enterrado? ¿Tiene algo que ver con el crimen la reciente desaparición de una muchacha de vida licenciosa?

El abogado del detenido, Celso Costa, dirige un bufete integrado por diversos letrados que servirán al autor de la novela “Caso Cerrado”, César Girón, para avanzar no solo en la investigación del crimen, sino para contar cómo era aquella Granada que despertaba a la modernidad y veía sacudidos sus rancios cimientos inmovilistas.

Como toda buena novela negra que se precie, “Caso cerrado” sirve para conocer un poco más y un poco mejor las sociedades en las que trascurren las tramas criminales a las que se enfrentan los protagonistas: bucear en los entresijos de un crimen ha de servir para escarbar en las miserias y las contradicciones de la ciudad, del territorio en que se produce. Y, desde esa doble condición, “Caso cerrado” es un libro ejemplar. La trama policíaca está conducida con temple y maestría por César Girón, hasta llegar a un final en el que terminan por encajar todas las piezas de una historia que se alarga muchos, muchos años en el tiempo.

Además, hay que destacar la descripción de esa Granada contradictoria que se debate entre un rancio milenarismo y el despertar de lo que terminaría por ser el regreso de la democracia; el tardofranquismo y las ansias de libertad, personificadas en una joven letrada que se abre paso, a codazos, en un mundo de hombres.

Otro detalle importante: “Caso cerrado” se ve enriquecida por el profundo conocimiento y el apasionado amor de César Girón por Granada. La de ahora, y la de entonces. Los cafés, bares y restaurantes en los que entran los personajes rezuman autenticidad y la atmósfera de lugares como “El Rey Chico” traspasa las páginas del libro, así como el ominoso silencio de las calles vacías del bajo Albaycín, en las noches cerradas del invierno. Las calles, los paisajes y los paisanajes. Y los paisanos, por supuesto. Todos lucen con su propia luz.

Los jurados del Premio Carmona de Novela Negra determinamos premiar “Caso Cerrado” con el galardón del año 2012 al “valorar especialmente la minuciosa y absorbente narración de un turbio suceso acaecido en la Granada de las postrimerías del franquismo, que revela el influjo de los poderes dominantes entonces, así como la sobresaliente evocación de la sociedad de la época en sus más variados perfiles. Asimismo, se pondera la figura del personaje central de la trama, un jurista comprometido, capaz de poner su conocimiento y tesón al servicio de causas poco lucrativas, erigiéndose así en símbolo de una solidaridad, hoy como entonces, tan necesaria.”

Un premio más que merecido para una novela editada por la editorial Almuzara que es de lectura obligatoria para todos los interesados en la intrahistoria de una ciudad como Granada y muy recomendable para los amantes de la buena literatura en general.

Jesús Lens

Caso cerrado

Esta tarde, en el Teatro CajaGRANADA, a las 19.30 horas, se presenta la novela «Caso cerrado», de César Girón, ganadora del Premio Ciudad de Carmona de Novela Negra, del que tuve el honor y la suerte de ser jurado. Una ocasión excelente de conocer algo más de la historia negra de Granada. Y es que, como decimos en esta reseña que publicamos en La Balacera, las ciudades con Historia tienen muchas historias. Y algunas, muy negras y criminales. Como la que nos cuenta el abogado granadino.

Estarán, en la mesa, Elvira Girón, el periodista de IDEAL Andrés Cárdenas y el editor de Almuzara, Manuel Pimentel.

 

Jesús Lens

La sombra del minotauro

¡Canarias también existe! Desde un punto de vista negro y criminal, quiero decir. Las novelas de autores como Antonio Lozano, Alexis Ravelo o José Luis Correa nos demuestran que en las Islas Afortunadas hay una tensión narrativa policíaca muy potente.

Desde su atalaya en la privilegiada villa de Agüimes, Antonio Lozano baja a Las Palmas de Gran Canaria para mostrarnos, en “La sombra del minotauro”, la vida de uno de sus personajes paradigmáticos: José Luis García Gago, detective privado al que ya conocimos en “Preludio para una muerte”, la primera de sus aventuras.

Antonio Lozano es uno de los mejores exponentes de una corriente mediterránea del género negro y criminal: personajes muy callejeros, que beben más vino que whiskey, que disfrutan de una abundante comida y no se contentan con una hamburguesa asquerosa o una pizza recalentada. Personajes que tienen buenos amigos y están muy enraizados en la comunidad.

Como José Luis García Gago, por ejemplo. Un detective privado que cuenta con el apoyo de varios socios improvisados, más amigos que colaboradores. O, posiblemente, buenos colaboradores al ser grandes amigos. Como ese taxista que siempre aparece exactamente cuándo y dónde se le necesita. O el dueño del Valbanera, un restaurante que, los jueves, sirve las recetas compiladas por Montse Clavé en su imprescindible “Manual práctico de cocina negra y criminal”.

Y Margarita, claro. Esa buena amiga que necesita todo hombre solitario. La amiga que le aguanta sus tonterías, que le hace bajar de la ensoñación al mundo real, que le ayuda a ver las cosas de una forma más clara, gracias a su sentido común, y que ofrece el necesario refugio del guerrero a un tipo querido y entrañable como es García Gago.

Un detective que, en “La sombra del minotauro”, se alía con un policía, Márquez, en la resolución del crimen de una prostituta a la que unos clientes habían encargado seguir. Un crimen extraño que se complicará aún más cuando aparezca el cadáver de uno de los próceres de la sociedad canaria más rancia y aburguesada.

Una historia con muchas derivaciones y meandros a través de la que Antonio Lozano nos conduce con su prosa maestra, deslizando datos y mostrando detalles, aparentemente inconexos y carentes de importancia que, en un final tan sorprendente como inesperado, terminan encajando a la perfección.

“La sombra del minotauro”, publicada por la editorial Almuzara, es una novela de género que, me atrevería a asegurar, no defraudará a los buenos aficionados, a los sospechosos habituales; y resultará tan atractiva como adictiva a los lectores no tan fervorosamente negros y criminales.

Jesús Lens

¿Y los anteriores 14 de mayo? 2008, 2009, 2010 y 2011