Ex-Machina

Hay temas que, como hombre de letras, me provocan una inmensa curiosidad y me interesan sobre manera. Por ejemplo, la Inteligencia Artificial.

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Yo, que soy un achantado tecnológico, alucino con los prodigiosos avances científicos de los que es capaz el ser humano. No entendiendo un pijote sobre nada de ello, el Bosón de Higgs, los agujeros de gusano, los viajes interestelares, las dimensiones del cosmos, el Big Bang y otros temas por el estilo me resultan tan enigmáticos como fascinantes. Casi tanto, o más, que la civilización egipcia, por ejemplo.

Y, en ese ranking, la Inteligencia Artificial ocupa un lugar muy alto en la lista. Posiblemente porque, ante la inmensa Estupidez Natural de la que vivimos rodeados; solo en la Inteligencia Artificial podríamos confiar el futuro de la humanidad.

¿O no?

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Porque el cine, desde “2001. Una odisea del espacio”, viene asustándonos con los peligros de la Inteligencia Artificial y el momento en que ésta cobre conciencia de sí misma y decida hacerse autónoma del ser humano. Lo hemos comprobado en “Her” y en las relaciones personales o en “El planeta de los simios”, aunque en este caso hablemos más de genética (otro tema apasionante) que de IA.

Se estrena “Ex_Machina”, escrita y dirigida por Alex Garland, y viene avalada por la participación en ella, como consultor, de uno de los grandes gurús del asunto: Murray Shanahan (lean, lean) Una película con un mínimo elenco de actores que, además, se pasan prácticamente el metraje íntegro encerrados en una casa que resulta de lo más opresivo. Como la nave espacial de Hall, pero en la tierra.

 Ex Machina

La idea de la que parte la cinta es sencilla: uno de los grandes científicos del momento selecciona a un empleado de su compañía para que haga un test a una de sus creaciones artificialmente inteligentes: ¿es, realmente, consciente de sí misma o, sencillamente, se limita a hilar frases como un papagayo, reaccionando de acuerdo a los patrones creados por su creador, como una de esas supercomputadoras que juegan al ajedrez y pueden analizar miles y miles de jugadas por minuto; pero que carecen de cualquier atisbo de Inteligencia… tal y como la consideramos los humanos?

Las relaciones entre el científico, el muchacho seleccionado para hacer el Test y el robot están en la base de una película muy interesante, que apenas se permite divagaciones que la alejen de su objetivo final: hacer que el espectador se cuestione qué es la Inteligencia Artificial, cómo funciona… y qué amenaza podría suponer para el futuro del hombre como especie.

 Ex-Machina

Es decir, como “Terminator”, pero sin Gobernador y sin disparos. Porque en “Ex_Machina”, lo importante son las relaciones entre los personajes. Y reacciones. Y las acciones que provocan.

Un guion sencillo y ajustado. Con hallazgos como el del sugerente e hipnótico striptease inverso o como el diseño de producción de las película, que encastra una edificación High Tech en el corazón salvaje de la naturaleza más viva y palpitante. Lo que termina por hacerlo todo especialmente angustioso.

 ExMachina imagen

Una de esas películas que, sin ser una obra maestra; se ven con gusto y, sobre todo, generan controversia y discusión al salir del cine. Lo que siempre resulta de lo más estimulante, ¿verdad?

Jesús Lens

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Invencible

Hay un momento de “Invencible” en que la cámara de Angelina Jolie hace un travelling circular para mostrar un estadio repleto de espectadores, aplaudiendo a los atletas olímpicos que se han dado cita en Berlín, en 1936.

Inmediatamente después, la cámara hace otro travelling idéntico, pero en este caso, lo que que muestra es la soledad de unos náufragos, perdidos en la inmensidad de un océano que no parece tener fin.

Invencible poster

Con este sencillo contraste, usando inteligentemente la técnica del Flashback, Angelina Jolie, descubierta como una muy apreciable e interesante directora de cine, contribuye a resaltar el abismo de soledad al que se enfrentan tres pilotos de avión que, durante el transcurso de la II Guerra Mundial, han caído en mitad del Pacífico.

“Invencible” es una película bélica que va de más a menos, aunque termina despertando la admiración de los espectadores cuando llega a su final y conoces cómo fue la vida de su protagonista, desde la resolución de la contienda mundial hasta el final de su vida.

Porque no descubrimos nada si decimos que Angelina Jolie ha filmado la vida de Louis Zamperini, un joven atleta estadounidense de origen italiano que participó en las Olimpiadas de Berlín y que, después, luchó en la Guerra Mundial. Aunque, en realidad, se hizo famoso por otra lucha: la lucha por la supervivencia, que es lo que nos cuenta “Invencible”.

Invencible Zamperini

Complicado decir algo más sobre la película sin desentrañar un argumento que cuenta, muy bien contada, la realidad de una historia ciertamente increíble, que demuestra la capacidad de sacrificio, adaptación y superación de determinadas personas.

Decía que la película va de más a menos porque la primera secuencia, la de la batalla aérea, es espectacular, en el mejor sentido de la expresión. Además, los Flashbacks nos van contando la infancia y la juventud de Zamperini. Infancia y juventud que, para los amantes del atletismo, resultan especialmente motivadoras y estimulantes.

El segmento de la película que transcurre en el mar está igualmente bien logrado, alternando el presente con el pasado de una forma muy inteligente, como antes dijimos. Un pasado atlético que sirvió para moldear el carácter sufrido, ganador e inquebrantable de ese soldado que, paradójicamente, se encuentra material y absolutamente inmovilizado en una balsa.

Invencible avión

La tercera parte de la película, sin embargo, resulta demasiado larga y reiterativa. Demasiado explícita y excesiva. Momentos de mucha intensidad que, sin embargo, por mor de la acumulación, terminan fatigando al espectador. En un sentido figurado, claro. Porque estar confortablemente sentado en la butaca del cine, comiendo chucherías y bebiendo cerveza o refrescos; viendo lo mucho que sufre Zamperini; genera una cierta incomodidad y mala conciencia.

Lo bueno de la película, que cuenta con guion de los hermanos Coen, es que es muy poco peliculera, en el sentido peyorativo de la expresión. Es lo que tienen los hechos reales: que pueden ser difíciles de creer, pero que son reales. Y la realidad suele ser más prosaica que el cine o la literatura. Y cuando estás esperando que a los personajes les pasen determinadas cosas o tomen determinadas decisiones… pues no. Seguramente, Stallone, Norris y Willis lo habrían hecho de forma distinta a Zamperini y sus colegas. Por eso, “Invencible” tiene más mérito.

Invencible

De sus 137 minutos, le sobran posiblemente 30. Pero el resto está francamente bien. Y es un gusto descubrir a una nueva directora con músculo, temple y capacidad narrativa.

“invencible” no pasará a la historia del cine, pero yo iría a verla. Al cine, claro.

Jesús Lens

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