El viaje de Arlo

Dedicado a mi sobrina Carmela,

que también está llamada

a dejar huella.

 

El reto era, en un mismo año, estrenar dos películas. Y eso, teniendo en cuenta que Pixar se tomó un 2014 sabático, tras el batacazo de “Cars 2”, la tibia acogida de “Brave” y la intrascendencia de “Monsters University”… es mucho decir.

El viaje de arlo río

Así, en verano pudimos disfrutar de esa obra maestra que es “Inside Out”, de la que hablamos, mucho y bien, en esta misma sección. Y en Navidad le tocaba el turno a Arlo, el dinosaurio parlanchín.

Y, por desgracia, esta nueva entrega de Pixar no está a la altura de “Inside Out” ni de esas joyas que son “Toy Story 3”, “Up”, “Wall E” o “Ratatouille”.

Cierto. Es muy complicado mantener un nivel rayano en la genialidad con cada película, pero da la sensación de que, desde que Pixar fue integrado en Disney, sus responsables son mucho menos osados y valientes con los proyectos que emprenden.

El viaje de arlo

Así, “El viaje de Arlo” es una película técnicamente perfecta, espectacular y exuberante, pero el guion no está a la altura, limitándose a contar una historia mil veces antes vista, sin ápice de originalidad en su planteamiento, desarrollo y desenlace.

(Sigue leyendo la reseña en mi Espacio Lensanity)

Jesús Lens

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Frozen

¿Por qué cantan tanto en “Frozen”?

 Frozen poster

Eso me preguntaba mientras disfrutaba de una de las películas navideñas por excelencia: la de Disney.

Y es que, técnicamente impecable, avanzando a buen ritmo, mostrando unos paisajes tan gélidos como hermosos y recuperando un cuento de Andersen… ¡hay demasiadas canciones!

La película, como pasa siempre con el cine de animación, comienza con un corto previo al largo. Un corto en el que se fusionan el Disney más clásico con el Pixar más moderno, el blanco y negro con el color y en el que se juega con la posibilidad de que haya vida para los personajes, más allá de la propia pantalla de cine.

 Frozen

Y, de inmediato, los hielos y las nieves del norte de Europa. Los fiordos. Los castillos. Y una maldición, al estilo de la del Rey Midas: todo lo que toques se convertirá en hielo.

Y la tragedia, para echar a andar la acción. Porque siempre tiene que haber una tragedia que posibilite que pasen cosas, para que empaticemos y simpaticemos con los protagonistas y para que hagamos nuestros sus cuitas y pesares.

Luego están, por supuesto, los secundarios. De lujo. Otro clásico en Disney. Los acompañantes, los amigos, cómplices y colaboradores de las heroínas, como ocurre en este caso. Y los villanos. Esos malos malotes que, cuando son buenos, son lo mejor de la función.

 Frozen nieve

En “Frozen”, están mejor los secundarios que los villanos. Y, sobre todo, lo excepcional es el tratamiento del hielo y la nieve, algo que, proyectado sobre una pantalla en blanco, no debe ser nada fácil de conseguir 😉

Me gusta que, habiendo princesas, pretendientes y besos; la historia sea diferente a lo que el tópico podría dejar traslucir. Y ahí lo dejo. Pero, lo que me da rabia, es que canten tanto. ¡Taaaaaantoooooo! ¡Tantíííííííííííííííísiiiiiiiiiiiiimooooooo!

Imagino que, destinada a un público infantil, es más fácil que “Frozen” entre a los niños mezclando canciones con diálogos. A mí, me sobraron, la verdad. Sobre todo porque, dobladas y con voces melifluas y aflautadas, no me dicen nada. Pero teniendo en cuenta que ha sido el pelotazo cinematográfico del año y que ha batido récords, está claro que Disney, como (casi) siempre, tiene la razón.

 Frozen reno

Y una pregunta: ¿por qué son tan parecidos los protagonistas masculinos de las más recientes películas de animación, tan diferentes entre sí como “Justin y la espada del valor”, aquella “Futbolín” con la que empecé el año cinematográfico 2014 y esta “Frozen”?

Misterios…

Jesús Lens

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Brave

Hace no excesivo tiempo, surgió en el mundo del cine una revolución que, como un vendaval, alteró nuestra percepción de lo que podían ser las películas animadas. Pixar fue como un huracán que, a través de títulos como “Wall E”, “Toy Story”, “Ratatouille” o “Up”, hicieron que los mejores momentos del año, cinematográficamente hablando, los pasáramos viendo dibujos animados, embobados frente a una pantalla convertida en un fastuoso lienzo en el todo era posible.

No era solo que las imágenes fueran absolutamente perfectas, es que los personajes y sus historias eran memorables, sus diálogos eran gloriosos y los guiones, prodigiosos. Creo que pocas veces he utilizado tantos superlativos como los vertidos en mis reseñas sobre aquellas películas.

El año pasado falté a mi cita veraniega con Pixar. Estuve varias semanas perdido por Sudamérica y, a la vuelta, no hice excesivos esfuerzos por ver la segunda parte de “Cars”, que ya me había de lo más flojo de la factoría. Además, lo que había leído sobre ella no me hacía concebir demasiadas esperanzas y no quería llevarme ninguna decepción.

Tras las noticias, primeras fotos y el tráiler de “Brave”, llegamos a nuestra cita pixariana de este verano del 2012. La verdad sea dicha, lo (poco) que habíamos leído sobre la historia de Mérida, una pelirroja princesa celta de la Escocia medieval; no era muy prometedor. Pero ni por asomo me esperaba que la película me resultara tan, tan, tan decepcionante.

A ver, técnicamente, “Brave” es una joya. Cada detalle, cada gesto, cada paisaje y cada retrato son perfectos. Desde el punto de vista de la animación, momentos como la escalada de Mérida hasta las cascadas o la secuencia de su larga cabalgada disparando flechas son una gozada. Pero ya está. Destellos. Pirotecnia. Fuegos artificiales. Como los que sirven a la Disney, al principio de la película, para proclamar desde su castillo encantado que lo han conseguido, que han reconducido a los díscolos chicos de Pixar a los territorios más tradicionales de las historias animadas: reyes y princesas, conjuros mágicos, pruebas de superación y aquí todos felices, comiendo perdices.

Así, el argumento de “Brave” es el que podría inventar una criaturica de diez años a la que le pidieran que escribiera un cuento como trabajo de fin de curso. Desde que empieza la película puedes imaginar todo lo que va a pasar, anticipando cada página de un libreto que nos sabemos de memoria, variaciones de un mismo tema, tomadas de dos en dos. ¿Dónde está la magia? ¿Y la poesía? ¿Dónde ha quedado el revolucionario genio y chispeante ingenio de anteriores producciones de Pixar? Porque el chiste del “por qué no te callas”, a propósito de un rey obsesionado con matar a un oso… no es marca de la casa, precisamente.

Quizá, la marca de la casa queda para pequeñas piezas como esa “La Luna” que, a modo de aperitivo o tapa, deja mucho mejor sabor de boca que el supuesto plato principal de un menú que se ha relajado en exceso y se ha hecho previsible, aburrido, reiterativo y poco apetitoso. Y lo peor es que el tráiler de la segunda parte de “Monstruos S.A.”, la siguiente entrega de Pixar, tampoco es que me haya entusiasmado, precisamente.

Lo que se dice una pena, vamos.

Jesús Lens

Vamos llegando al final de agosto. ¡Y hemos cumplido con el reto de los aPostados! O, al menos, esperamos culminarlo. Aquí, los 29 anteriores. Se dice pronto…

¿Y el 20 de agosto de 2008, 2009, 2010 y 2011?

JUANJO GUARNIDO: NUESTRO HOMBRE EN PARÍS

En la columna de hoy de IDEAL hablamos de una de las grandes exposiciones del año en Granada…

 

El Gran Rash dejó un comentario en mi Blog, amenazándome de muerte si no iba a verla. Unos días después, estando en Marruecos, recibo una llamada. Era el visionario Colin Bertholet, recomendándome vivamente… que fuera a verla.

El caso es que hace un par de años ya la había visto, en la Semana Negra de Gijón. O creía haberla visto. Una gran exposición con los originales de Juanjo Guarnido para su premiada, alabada, exportada y memorable serie «Blacksad», protagonizada por un gato detective. Y es que la exposición que podemos disfrutar en el Crucero del Hospital Real, hasta el 3 de mayo, es más, mucho más que «Blacksad».

Por supuesto, están los mencionados originales. Pero, además, hay pósteres, carteles afiches, álbumes traducidos a los idiomas más inverosímiles, figuritas de plástico y escayola con las efigies de los protagonistas y originales de otros trabajos de Juanjo. Entre ellos, uno muy especial: una imagen de Salobreña que hizo cuando era crío y que, premiada en un concurso, fue publicada por IDEAL, como él mismo señala en la interesantísima entrevista que, en formato DVD, se puede disfrutar en uno de los extremos del espacio expositivo. (Y ya que hablamos de Tebeos, recordemos ESTE enlace, en que hablábamos de su cara más seria, amarga y comprometida)

Una entrevista de una media hora de duración en la que el artista granadino, radicado en París, desgrana los avatares de una carrera apasionante e interesantísima, como dibujante de tebeos o historietas (a él tampoco le gusta la denominación de «cómic») y como animador empleado por Disney. Una carrera portentosa que, alejado del ruido y la furia mediáticos, le han permitido participar en películas tan importantes como «Hércules», «Tarzán», «Atlantis» y «El libro de la selva II», dibujando a personajes como Hades, el padre de Tarzán, Helga o la mismísima Bagheera. Y da gusto escuchar declaraciones tan sencillas como sentidas. Por ejemplo, hablando de Helga, señala Guarnido que con ella hizo «algunos de los planos más chulillos de mi carrera».

Con total naturalidad, sin darle la más mínima importancia, Guarnido relata una carrera cinematográfica de la que muy pocas personas pueden presumir en este país. Y lo hace desde la humildad, reconociendo lo mucho que le sirvió su paso por la Facultad de Bellas Artes, aunque sus cuadros fueran infectos, según confiesa él mismo. Nada de despreciar la formación académica o de lanzar pullas a compañeros y/o rivales. Respeto y admiración. Y una defensa a ultranza del taller artesanal como fórmula de aprendizaje y creación, con el boca-oreja como sistema de transmisión de conocimientos. Y, por supuesto, loas y felicitaciones por lo que está consiguiendo en Granada la gente de Kandor.

Da gusto descubrir a artistas cuya obra es genial, reconocida, exitosa y, sobre todo, reacia a subirse a la cabeza de su autor. Que ya sabemos que a muchas estrellas, estrellonas y estrellitas, el sueño del éxito les produce monstruos ingobernables y terminan estrellados en un Paseo de la Fama tan marchita como efímera. E intrascendente.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros

LA VIDA EN TUS MANOS

La columna de hoy de IDEAL habla sobre ese cine que, como el mejor de los maestros, nos sigue dando lecciones tan importantes como inolvidables. ¡A ver si les convence, esto de coger las riendas de la vida con tus propias manos!

 

De las pocas cosas buenas que tiene pasar agosto en la ciudad, una es que podemos ir al cine. Y, afortunadamente, cada vez son más las buenas películas que se estrenan durante la canícula, superando aquellos tiempos en que parecía que sólo los bodrios eran para el verano.

 

Una obra maestra incontestable
Una obra maestra incontestable

Si quieren hacerse un favor a ustedes mismos, y entre que nos llegan los infames bastardos de Tarantino, váyanse a alguna de las hipermodernas, digitalizadas y tridimensionales pantallas de nuestros complejos de multicines para gozar de dos espectáculos visuales de primer orden: «Up» y «Enemigos públicos».

 

Una gozada para los sentidos
Una gozada para los sentidos

Si tienen niños, la primera es inexcusable. Si no los tienen… también. A estas alturas de siglo XXI, reivindicar el cine animado que hace Pixar debería ser un ejercicio de futilidad, pero como todavía hay personas que consideran que los dibus son cosa menor, únicamente dirigidas a infantes, digámoslo una vez más, alto y claro: «Up» es una obra maestra incontestable y su primera parte tiene varios de los mejores momentos del cine no ya de este año, sino de lo que va de siglo. En concreto, la secuencia en que se cuenta la biografía del venerable protagonista ya está en la historia del séptimo arte, atesorando una de las mejores elipsis que jamás se hayan concebido.

 

La historia del gordito y el abuelo, además, tiene un trasfondo que va más allá de la espectacularidad de las imágenes filmadas en 3D. La reflexión de que siempre hay una oportunidad para que se cumplan los sueños contrasta con la lectura de que, o te pones las pilas y espabilas, o la vida se te escapa sin remisión, escurriéndose como el agua entre los dedos de las manos. Y no sólo eso: o vas soltando lastre o nunca conseguirás que se cumplan tus sueños, arrastrando siempre el peso de tu vida anterior, cada día más gravoso y difícil de sobrellevar.

 

Soltrar lastre y coger las riendas de tu vida
Soltrar lastre y coger las riendas de tu vida

Y por eso, John Dillinger, el atractivo gángster protagonista de «Enemigos públicos», vive radicalmente al día. El personaje interpretado por el magnético Johnny Depp siempre hace lo que quiere, sin pensar más allá del momento, reivindicando el magnetismo, el goce y el disfrute de cada instante. Cuando escucha el último chiste que la gente hace sobre la obsesión de la policía por prenderle, se ríe a mandíbula batiente: «Se busca a John Dillinger. Muerto o muerto».

 

La vida, aquí y ahora
La vida, aquí y ahora

La última obra maestra de Michael Mann, entre otras virtudes, tiene la de reivindicar la figura de una de esas personas románticas y libertarias que toman con decisión las riendas de su vida, sin importarles ni el futuro ni el porvenir. Una de esas personas valientes que le sacan todo el jugo a la vida porque, para ellas, el mañana no existe. Personas que no se amoldan a la realidad, sino que la enfrentan con decisión y la cambian a su antojo, conduciéndola por dónde ellos quieren. Lecciones de cine que, como siempre, sigue siendo el mejor maestro.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.