Paro y (des)empleo

Una noticia buena y otra mala, ambas con el paro y el (des)empleo como protagonistas. Mientras que el paro desciende en España, aumenta en Granada por segundo mes consecutivo. Teniendo en cuenta que acaba de terminar febrero, el dato resulta bien elocuente.

Y eso que todavía no tenemos robots dependientes…

Dejemos al margen los datos nacionales —la subida del salario mínimo interprofesional no parece haber sido la gran hecatombe que algunos pronosticaban— y centrémonos en los provinciales. Que son malos. Muy malos.

En diciembre del año pasado se rebajó la cifra de 80.000 demandantes de empleo en Granada, tal y como nos cuenta Mercedes Navarrete AQUÍ. En lo que va de 2020, sin embargo, ya estamos en las 83.150 personas que buscan trabajo y no lo encuentran. Tras la Navidad, hubo un repunte en el desempleo por el final de las campañas comerciales. Ahora, por el final de la campaña de la aceituna.

Se nos llena la boca hablando de cambio de modelo productivo y de Granada como ciudad Human Tech On In+ Plus Trans y Mediante. Nos empeñamos en acumular etiquetas y distintivos, de ciudad de la ciencia, de los festivales y el rock a capital de la cultura o del deporte. Pero a la hora de la verdad, con las estadísticas en la mano, seguimos siendo una provincia que vive del campo y de los servicios.

Y ojito a la amenaza del Covid-19, como lo escriben los más enterados y melindrosos, una vez comprobado que lo de coronavirus ya estaba en un tebeo de Asterix y, por tanto, resulta demasiado vulgar. A la amenaza económica, me refiero. Porque empieza a haber cancelaciones de viajes por encima de nuestras posibilidades y Granada ha puesto la mayor parte de sus huevos productivos en la cesta del turismo.

Es fundamental que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado y que se libren las primeras partidas para la construcción del acelerador de partículas y de las canalizaciones de Rules. Mientras, luchemos para que la Unión Europea llegue a un acuerdo que no sacrifique la PAC y lavémonos las manos después de miccionar. Con o sin coronavirus.

Jesús Lens

Y ahora, el (des)empleo

A pesar de los datos sobre turismo que comentábamos ayer AQUÍ, nos costaba creer que Granada capital hubiera tocado techo por cuanto a número de visitantes. Sin embargo, la tozuda realidad se empeña en demostrar que sí: es muy posible que el modelo se haya estirado tanto que muestre síntomas de agotamiento más preocupantes que el Madrid de Zidane.

Es la única razón posible para explicar que, tras cinco años de crecimiento continuado, el sector servicios se contrajera en el 2017, al contrario que en el resto de provincias de Andalucía. Y, de inmediato, una duda: ¿dónde están los miles de puestos de trabajo que iba a generar la apertura del Nevada? ¿No deberían contabilizarse en los del sector servicios? A este tema será importante echarle una pensada…

Me encantaría defender la tesis de que se reduce el sector servicios por el crecimiento del empleo en el sector biosanitario y científico, en el tecnológico o en el cultural. Pero no van por ahí los tiros: los que crecen son los sectores de la agricultura y la construcción.

Que el sector agrícola haya crecido un 26% y el de la construcción un 16% y que, aún así, Granada haya terminado el año con una tasa de paro del 25,87%, la tercera más alta de Andalucía, solo por detrás de Cádiz y Córdoba; nos obliga a reflexionar, y mucho, sobre el complicado futuro que nuestra economía tiene por delante.

Los adalides del triunfalismo se agarrarán a la reducción del paro en 15.100 personas, el pasado año. Sin embargo, 2017 ha terminado con solo 8.500 empleados más, lo que demuestra que la tasa de paro baja en la misma proporción por la creación de empleo que por la expulsión de miles de personas del mercado laboral granadino, con todo lo que ello implica.

En Granada, cada vez quedan menos personas en condiciones de trabajar. Que la tasa de población activa continúe menguando mientras el número de parados sigue siendo desmesuradamente elevado, me parece un dato muy alarmante y me hace ser pesimista con respecto a las posibilidades de ganarse la vida en nuestra tierra. En pocas palabras: aquí no hay forma de buscarse las habichuelas. Y si la teta de la vaca turística empieza a no dar leche, el futuro no es precisamente halagüeño, por mucho que la tasa de paro haya bajado.

Jesús Lens

El paro que no cesa

No es una opinión. Es un hecho. El paro no baja en Granada. De hecho, la tasa de desempleo, según la Encuesta de Población Activa, se sitúa en el 28,89 %, ligeramente más alta que la registrada hace un año. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

¿Y en el último trimestre? Pues, en los últimos tres meses, solo se han creado 100 puestos de trabajo, lo que supone que, a final de año, había 127.500 parados en Granada. Y lo de “crear” puestos de trabajo es mucho decir. Que la duración de muchos de ellos es de… siete días. 7, sí. ¿Se puede hablar de creación de empleo, con contratos de un puñado de horas?

 

Y lo peor de todo, desde el punto de vista granadino, es que el paro baja tanto en España como en el resto de Andalucía. Y en todas y cada una de las otras siete provincias de nuestra comunidad autónoma. Que nos alegramos de ello, por supuesto, pero que el contraste resulta más doloroso y lacerante.

¿Por qué es Granada un pozo sin fondo para el empleo? ¿Qué hacemos mal? ¿Qué podemos hacer para revertir la situación? Ya he escuchado a finos analistas de la actualidad provincial repartir culpas con la soltura con la que un cropuier reparte cartas en una partida de naipes. ¿El culpable? Rajoy. Ea. Ya está. Rajoy y sus políticas. Y con eso y un bizcocho…

 

No se enteran. O no se quieren enterar. La situación económica y, por extensión laboral, es calamitosa en Granada. Calamitosa, trágica y dolorosa. Y con acusaciones partidistas, ventajistas, miopes e interesadas, no vamos a ningún sitio.

 

Llevamos años y años ocupando los últimos puestos en todas las estadísticas sobre riqueza y empleo. Da igual que, cada ejercicio, batamos el récord de llegada de turistas, si no se traduce en generación de puestos de trabajo de calidad. Los números, nefastos, no mienten. Y nos deberían sacar los colores.

FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO;
OFICINA DEL INEM EN LA CALLE SOS DEL REY CATOLICOS. 20111004
TFGP.

Y está, por supuesto, el tema del Nevada. Y el del resto de grandes superficies y centros de ocio, compras, shopping o como quieran llamarlo. Apartado este que se merece una reflexión en exclusiva.

 

La pregunta que todos nos hacemos es: ¿dónde están los miles y miles de puestos de trabajo que iba a generar el Nevada? ¿Hasta cuándo hemos de esperar para verlos crecer? ¿En las estadísticas de qué ejercicio aparecerán recogidos?

 

Jesús Lens