¡Apadrina un libro!

¿Qué te parece? Si, cuando la leas, te gusta la idea, escríbeme: jesus.lens@gmail.com

Esta podría ser o podría no ser la portada de ese libro en el que he estado trabajando el último año. ¿Te gusta?

Ojo. El libro todavía no existe. Ni está terminado. Esta Navidad vamos a rematarlo. Pero sí es un anticipo, el prólogo, la declaración de intenciones, la idea. El concepto, o sea.

¿Cómo lo ves?

19 páginas, muy bien editadas y maquetadas por mi amigo, socio y cómplice, José Manuel Vargas. Con varias imágenes e ilustraciones. Y el Garabato “Una Ventana Africana”, de mi querido Colin Bertholet.

Junto a ello, otra novedad.

¿A qué mola?

Este logo para Café-Bar Cinema lo diseñó, también, Colin Bertholet. Y el cuento… bueno. Está feo que yo lo diga, pero es un cuento muy chulo que me reportó quedar entre los finalistas de un concurso internacional de Relatos. Aquellos de Cerveza Ficción de los que hablamos hace unos meses.

Un cuento de trece páginas, compuesto por cuatro capítulos, todo él basado en cafés, bares, encuentros… y una sorpresa final. Un cuento que hemos ilustrado con las maravillosas fotografías del famoso Robert Doisneau.

Y os pongo en antecedentes de todo esto porque hemos hecho una única tirada de Cuadernillos, con ambas historias, que nunca más se volverá a hacer.

Reconozco que, lo que me pide el cuerpo, es regalarlos.

Pero este año no están las cosas como para tirar cohetes, que las ventas de libros son bajas; las presentaciones, las cañas y las tapillas cada vez cuestan más… ¡y queremos publicar en 2013 ese nuevo libro, para tener ocasión de volver a vernos en presentaciones, On the roads y encuentros varios!

Por todo ello, los Cuadernillos están en venta.

1 ejemplar x 3 euros.

3 ejemplares x 5 euros.

5 ejemplares x 10 euros.

Con la promesa de que, cuando salga el libro de África, en el primer trimestre del 2013, con mi querida editorial Almed, como siempre; a quién se haya llevado este Cuadernillo, le haremos un notable descuento en la adquisición de su ejemplar.

Y si todavía no tienes alguno de mis libros anteriores; “Café-Bar Cinema” o “Hasta donde el cine nos lleve”, dímelo. Te haré una oferta que no podrás rechazar y te harás con esta rareza que hoy presentamos de totalmente gratis.

La gente de Alcalá la Real ya tiene algunos. Y algunos compañeros de la peña de baloncesto. Y por Salobreña, ya rulan. Y alguno se ha visto por el Cubo.

¿Alguien que ya lo tenga, que diga qué le parece el Cuadernillo?

Venga va. Anímate. No es mucho dinero y así contribuimos a dinamizar esto de la edición, los libros, las imprentas y la cultura.

¡Gracias!

Jesús marketiniano Lens

Y una vez más volver

Cuando terminaba junio, estaba muy contento con la agenda de julio: por una vez, los astros se habían alineado y este 2011 íbamos a poder disfrutar de (casi) todos los eventos, festivales y encuentros lúdico-culturales que tanto nos gustan, excepción hecha del Encuentro Tres Continentes de Agüimes, que tristemente nos perdemos por segundo año consecutivo. (Besos y abrazos para la buena gente canaria) La Tropa Musiquera, creciente y en inmejorable forma, tenía un reto por delante tan exigente como ilusionante.

Tras volver de Senegal y disfrutar de la presencia en Granada de Somaly Mam, (con el brutal descoloque y jet lag mental que todo ello nos produjo) nos fuimos un fin de semana a Carchuna, a relajarnos y achicharrarnos bajo el sol. Pero ya luego todo ha sido un no parar. De Etnosur al Jazz en la Costa de Almuñécar, a donde llegamos justo cuando el Tren Negro arribaba a Gijón, 1.000 kilómetros al norte de aquí, y a cuyo séquito nos uniremos desde el miércoles por la tarde.

Pero hoy es domingo, es mediodía y acabamos de llegar a casa desde Salobreña, de nuestro refugio en el íntimo, detalloso, coqueto e imprescindible Hostal San Juan, uno de esos espacios con encanto en los que uno podría instalarse durante semanas y nunca podría sentirse solo o abandonado, dado el carácter acogedor, cálido y amigable de Jean Pierre, su dueño vocacional. El año pasado nos conquistó y ya será, para siempre, nuestro hogar en Salobreña.

Aunque hubiera que coger el coche, para disfrutar del Festival de Jazz de Almuñécar, ese célebre Jazz en la Costa que acoge a miles de personas cada año, decidimos instalarnos en Salobreña, un pueblo mucho más tranquilo y recogido que la sexi-ciudad-vacacional con permanente olor a aftersun, y en el que tenemos sólidas amistades con ese Frente Salobreñero que tan bien nos recibe siempre que vamos.

Como Mariano y Rosarito, en ese Studio JA, un pub al que se entra bajando y del que se sale levitando, tras un buen puñado de horas de charla amena e instructiva, excelente música e inmejorable ambiente.

¿Y los espetos de sardinas y el arroz del Bahía, en un mediodía de fresca brisa bajo las sombrillas, a pie de playa, seguidos por una refrescante Capiroska en ese Sunem de airoso diseño?

Y Colin, claro. Y Encarni. Y Encarni y Colin. Yo, cuando sea niño, quiero ser como Colin. Y como Encarni. Tan bien avenidos, cómplices y cariñosos, entre ellos y con los demás. Su visceral gusto por las cosas bien hechas y mejor rematadas se concreta en una de esas frases para el recuerdo, para tener presentes en todo lo que hagamos en nuestra vida:

– ¡Vamos a ser serios, Jesús!

Porque la vida es un juego, claro. Pero un juego pero muy serio. Pongamos pasión, creatividad e ideas en acción. Pero con seriedad. Con rigor. Con disciplina. Y con Gin Tonics, claro.

Para la vuelta de temporada, en septiembre, haremos una nueva visita a Salobreña, para disfrutar de un más que merecido Colin Interventions Tour, por distintos lugares de la costa en que nuestro buen amigo ha ido dejando su impronta, de la Plaza del Ayuntamiento de Salobreña al caleño Hotel el Ancla.

Porque, a lo largo de estos días, hemos estado centrados en el jazz. Bueno, y también, en el pescado fresco de Lute y Jesús, a dos escasos minutos de ese paradisíaco Parque del Majuelo que Jesús Villalba y su equipo convierten en el mejor Club de Jazz de España, abierto a los aires de la noche tropical.

Pero permitan ustedes que nos detengamos aquí.

Los ojos se cierran, pero la báscula pide medidas inmediatas para rebajar las hechuras de este cuerpo que, tantos días de buenos cuidados, amenaza con provocar socavones a su paso. Además, tenemos kilos y kilos de prensa pendiente de devorar. ¡Menudo fin de semana, entre la intervención de la CAM, la salvajada de Noruega, la muerte de Amy y el grandioso premio concedido a Juanjo Guarnido! Mucho por leer, reflexionar, deglutir y analizar.

Es hora de correr mucho, comer menos, dormir algo, leer una barbaridad (tras otra) y, después, escribir de nuevo.

¡Una vez más volver!

Jesús retornante Lens

PD.- Hay van los Posts de otros 24 de julio. Del 2009 y del 2010.

MIRADA REVIRADA

Querido Colin, cada par de días o tres pincho en tu Blog, “La otra mirada”. Ya sabes cómo me gusta ese nombre. Me fascina tu capacidad para encontrar, mirando, donde el común de los mortales no vemos nada.

Y el concepto de El otro, para mí, es esencial.

Sin embargo, pincho en tu Blog y todavía encuentro pena, tristeza y pesar. Hace unos días te mandaba ánimos y buenos deseos, que también estabas griposo.

Hoy, me pongo más duro y te dedico esta mirada. Una de las más duras, gélidas, amenazadoras y siniestras que he visto en mucho tiempo.

El Terror

Se trata de Robert Mitchum en “El cabo del terror”, fotografiado por Leo Fuchs. (Imprescindible, su galería de imágenes)

Todos los días practico frente al espejo, quince minutos, intentando emular a uno de mis actores favoritos.

Querido Colin, o vuelves o, la próxima vez que te vea, te fulminaré con mi Otra Mirada.

¡Y felices Reyes! 😉

Jesús revirao Lens.

PD.- Todavía no podemos comentar en público ni en alta voz lo que tú y yo sabemos que tenemos que comentar. Pero falta poco.

Un abrazo.

MICRO ON THE ROAD A 33 RPM

Domingo noche. Acabo de venir de ver “Origen” y me gustaría comentar alguna cosilla de la última locura de Nolan, pero no sé cómo empezar para no reventar nada de la película. Así que nos daremos un par de días para que la veáis y comentar. ¿Estamos? Porque “Origen” es una de esas películas que hay que ver. Sí o también. Pero retrocedamos en el tiempo. ¿Os acordais de ESTE viaje, que hicimos hace un año? Este año lo hemos reeditado, pero en otro formato.

Vámonos al viernes a las 7 de la tarde, cuando me subí con mi Cuate Pepe y Panchi en su bólido, rumbo a Salobreña. Hostal San Juan. Un francés y una salobreñera lo regentan. Delicioso, plagado de detalles. Me encantan los hoteles que ponen libros bonitos en las zonas comunes, que habilitan espacios para sentarse a esperar con relajo y tranquilidad.

Antes del concierto de Melissa Laveaux fuimos a tomar fuerzas y recuperar líquidos e hidratación al Mesón de la Villa, en una silenciosa plazoleta junto a la Avda. del Mediterráneo. Uno de esos sitios en los que la simpatía, la profesionalidad y la personalidad de una camarera te hacen sentir como en casa. Empezamos con unas Valientes (jarras de medio de litro de cerveza helada) y seguimos con un pulpo a la gallega y una pintarroja (que no raja) y cazón adobados.

– ¡Qué raro que Colin no da señales de vida!

– Estará liado con los últimos ajustes del concierto.

Pero, pero, pero… los que si llegaron fueron Sara y David. ¡Olé! A veces mandas un mail, o tienes una charla, y dices eso tan típico de “a ver si nos vemos”… pues mira. En este caso, así fue. Sara Oblisar, autora de ese cuadro que con tanto orgullo luzco en el salón de casa, llegó con su encantador marido, David. ¡Más Valientes! ¡Más tapas! ¡Más risas con nuestra amiga camarera!

Al entrar en la Casa Roja sí que le vimos. Colin Bertholet. ¡Abrazo de Oso con ese amigazo que, en unos meses, se ha convertido en referente inexcusable y cita imprescindible cuando se trata de aprender y disfrutar de las cosas buenas de la vida!

– ¡Anda que me habéis llamado, que me he quedado esperando!

¡Ay, a veces, que pecamos de prudentes!

Pero ya estábamos allí. Otro verano más. En el Festival Nuevas Tendencias. Una de las convocatorias imprescindibles de cada año. Y, con Colin, Encarni y Dominique, ese frente salobreñero con el que, cada vez que nos juntamos, conseguimos que el tiempo deje de fluir de una manera convencional, de forma que las horas se ralentizan y los relojes parecen pararse.

Escuchamos a la Laveaux, una artistaza que, a los 23 años ya es una figura y que nos tiene que dar muchas y muchas alegrías. Una voz sublime, la suya. Un concierto precioso y preciosista, íntimo, tranquilo y sosegado, que degustamos entre charlas veladas y copas, de vodka, por ejemplo. De vodka Smirnoff o Beefeeter, sin ir más lejos. 😉

Que fue entonces cuando conocimos ese nuevo templo del ocio costero granadino, sin equiparación en ningún otro punto de nuestro litoral: el Sunem Playa, decorado por Colin y que se ha convertido en la bomba del verano. Allá nos fuimos con Javi, con Rosarito y con Patri, que nos agasajó con unos gin tonics sensacionales. Y lo dice alguien que le tiene fobia a la ginebra. Unos gin tonics sin parangón. Co-lo-sa-les. Pero es que, después, nos preparó unos mojitos que deberían estar en la antología de los mejores mojitos de la historia. Con el punto justo de dulce, con la hierbabuena necesaria. ¡Puro deleite para los sentidos!

Con semejante combustible y semejante compañía, no es de extrañar que la imaginación y la creatividad comenzaran a fluir. Y las ideas, los planes y las propuestas. ¿O no?

Una noche en Salobreña tiene que terminar, sí o también, en el JA Studio de nuestro querido Mariano. Terminar la noche. Es curioso, pero cuando bajamos a Salobreña, terminar la noche es un oximoron. Porque la noche no se termina nunca. Aunque intentemos matarla, a golpe de chupitos de tequila…

La mañana nos sorprende, sorprendentemente, sin resaca. Aún así, la del sábado no fue una mañana fácil. Hasta que volvimos al Mesón de la Villa, cargados. De periódicos. Nuestra amiga, nada más vernos, supo que no era ocasión de repetir con las Valientes. Pero tampoco se esperaba que pidiera un agua con gas… menos mal que mi Cuate se echó un tercio de San Miguel al coleto. Y Panchi y yo le seguimos. Casi de inmediato. Sobre todo, cuando las chicas de la mesa de al lado hablaron (bien) sobre Tailandia. ¡Qué viaje! ¡Qué recuerdos! ¡Qué calor!

– ¡Amiga! ¡Una birra bieeeeen fresquita!

¡Qué nos gusta, la casa de Encarni y Colin! Esa terraza, esas vistas y la cantidad de detalles que la hacen, además de preciosa, tan, tan especial. Allí estaban Enrique y Susana. Y Javi y Mariano. Con Encarni y Dominique. La noche había dejado algunos cadáveres, etílicamente hablando, en el camino. Y por eso sobró paella. Porque estaba… de muerte. Como el cava, en esas heladeras. Y los vinos, los quesos, la ensalada de Dominique (a la que hicimos menos caso del debido). Y la charla, claro. De viajes, de Cuba, de música. La música, siempre. Tan importante.

¡Qué nos gusta la casa de Encarni y Colin!

Pero había que matar esa tarde. Y fueron unos José Cuervo, tan reposados como helados, los que nos mandaron de vuelta hacia arriba. A Granada. Sin parar. Suspiramos donde el moro, Pepe aceleró en la Circunvalación, para que los cantos de sirena caseros no nos acosaran y seguimos hasta Jaén. Y más allá. Porque Torres siempre está más allá. Y más arriba. Y la plaza de toros del Mágina Funk… aún tres kilómetros más arriba. Aún.

– ¡Tío!, otro año que no he podido ir al Etnosur. Pero juro que el año que viene sí o también, estoy en Alcalá la Real

Nos encontramos con Pedro Melguizo, ese factótum que, cada año, organiza una de las mejores convocatorias musicales de España, que siempre me coincide con Semana Negra. Pero el año que viene me organizo, sí o también.

A esas alturas de la noche, yo ya sólo bebía agua, Y comía… nada. Aderezado con nada. Porque no podía más.

Eso sí, brillante el Festival. Y la música. Sobre todo el brutal afrobeat de “Fanga”, un grupo al que seguir la pista y sobre el que volveremos pronto. A eso de las dos, el cansancio y la prudencia nos aconsejó poner rumbo a casa. La garganta, rota. Los párpados, losas de mármol. Pero el regustillo… impagable.

A eso de las 4 de la mañana me estaba metiendo entre las sábanas. 33 horas después de iniciar uno de esos Micro On the roads plenos de sensaciones, encuentros, risas, comidas, bebidas, brindis y música. 33 horas, además, que abren las puertas a muchas, muchas más. Musicales, creativas, viajeras, gastronómicas, laborales, artísticas… y hasta teatrales. ¿Verdad?

Termina un fin de semana. Especial. Muy especial.

Gracias a todos los que lo habéis hecho posible.

¡Hasta pronto!

Jesús Lens, on the… bed, again 😉