Bueno, el atletismo granadino

Vi la entrevista que le hacían a nuestra paisana Laura Bueno, justo después de ganar el campeonato de España de 400 metros lisos, en Getafe, y me dieron ganas de calzarme las zapatillas y salir a correr. Era tal su cara de alegría y la naturalidad con la que hablaba de la carrera, en la que batió su mejor marca personal y el récord de Andalucía, que daba la sensación de que cualquiera puede hacerlo. Me encantó especialmente cuando decía que, a falta de 50 metros, le subió el ácido láctico, pero que le dio igual. Que ya no la paraba nadie.

Al día siguiente de ver la carrera salí a trotar con mi hermano, en mi -de momento vano- intento de volver a correr dignamente. Y hablamos de Laura, claro. Durante el recorrido nos cruzamos con Álvaro Villén, otro de esos tipos que siempre transmiten alegría y optimismo.

Álvaro es juez de atletismo, uno de los habituales en las competiciones que se desarrollan en Granada. Pero, precisamente por ser juez, no hay forma de verle correr. De ahí que me hiciera especial ilusión encontrármelo al día siguiente, yo caminando y él corriendo, bajo un sol de justicia.

Tuvo el detalle de detenerse un rato y charlar. Y su conversación me pegó tal chute de vitalidad que, en cuanto llegué a casa, me puse mi camiseta de Pau Gasol y me eché a los caminos, a echar otro trotecillo. Cuando me asaltó el cansancio, demasiado pronto, me acordé de la sonrisa de Laura Bueno, de su declaración sobre el lactato y de los ánimos de Álvaro. Y seguí trotando, como un percherón, hasta cumplimentar los 10 kilómetros que me había propuesto.

Ejemplos como el de Laura Bueno y Álvaro Villén me recuerdan a los tiempos de Miguel Indurain: era terminar sus etapas del Tour y salir disparados en nuestras bicis, por la Cuesta del Algarrobo y Pueblo Nuevo, camino del Conjuro, Gualchos y Castell. ¡Qué jóvenes éramos entonces! Y qué fácilmente influenciables…

Precisamente por eso les recomiendo que, además de seguir en las redes sociales a los grandes astros del fútbol, sigan a atletas como @lauriya_lauri. Y que, además de las noticias sobre el Granada C.F. y el CB Granada Covirán, disfruten con las crónicas de atletismo de José Ignacio Cejudo o las de deporte base de César Guisado.

Jesús Lens

Una madre expulsada

Hay que dar la enhorabuena a la Unión Deportiva Castell por la celeridad y contundencia con la que ha resuelto el ignominioso episodio vivido en su campo de fútbol, El Romeral, el pasado sábado 25 de noviembre, Día contra la violencia machista, y en el que una árbitra menor de edad fue insultada por un grupo  de padres y madres de los jugadores locales.

El club, sin andarse con rodeos, excusas, medias tintas o esos “peros” tan tristes y empobrecedores; muestra su más sentido pesar por lo acaecido y envía disculpas a la colegiada, además de impedir el paso a sus instalaciones deportivas a una de las exaltadas e insultantes madres y suspender de sus funciones al delegado del club por no avisar a las fuerzas del orden, a la vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos.

 

El club va más allá y le exige a un vecino cuya vivienda asoma al campo que “modere su comportamiento”, dado que fue uno de los insultadores a la colegiada y, además, ha solicitado al Colegio de Árbitros de Granada que designe a la misma árbitra para pitar el partido del próximo 1 de diciembre, como vía para disculparse con ella y tratar de normalizar la situación, reiterando sus disculpas y asumiendo su cuota de responsabilidad en lo sucedido.

El lugar de los hechos

Lo ideal es que los lamentables acontecimientos del 25 de noviembre no hubieran ocurrido jamás. Que se necesita ser muy cafre para gritarle a una chiquilla una barbaridad del siguiente calibre: “De aquí no sales tú viva, nos la tiene que pagar. Tú de aquí no sales”. Pero, una vez producido el incidente, la respuesta del club ha sido ejemplar.

 

Lo que choca con algunas reacciones detectadas en las redes sociales, con personas sosteniendo que la información de César Guisado publicada en IDEAL era falsa. Y todo con el peregrino argumento de que estuvieron allí y no escucharon amenazas de muerte. Que no fue para tanto.

¿Es esto lo que queremos?

El relativismo al que nos lleva el mal uso de las redes sociales es una de las grandes amenazas que tenemos que enfrentar en el futuro inmediato. Se empieza por no escuchar los insultos machistas a una árbitra menor de edad en un campo de fútbol y se termina por proclamar que la tierra no es redonda ya que, hasta donde me alcanza la vista, yo la veo plana.

 

Jesús Lens