Es viernes

Ayer, si te acuerdas, te rogaba que me odiaras. Hoy, sin embargo, te invito a sonreír, gracias a esta preciosa imagen que me hace seguir mi Cuate Pepe. Me gusta la foto. Es alimento para el espíritu. Transmite. Transmite.

Sonrisa Bob

Y es que los caminos rectos, aunque sean fáciles, no suelen ser atractivos. Ni deparar sorpresas. Me gustan los caminos sinuosos y empinados, llenos de curvas. Senderos estrechos que discurren por paisajes desconocidos, diferentes y atractivos. Esos caminos que suben más alto que las propias nubes. Caminos por los que hay que avanzar despacio y con tiento. Pero avanzar. Siempre hacia arriba. Siempre adelante.

 

Caminos que terminan por desembocar en lo alto de una montaña, donde brilla el sol y desde donde se contempla el mundo entero, siéndote el amo del universo.

 

Y todo ello, partiendo de una sonrisa, claro.

 

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