CAJAGRANADA: ABRIMOS UNA PUERTA AL FUTURO

Permítanme que sea un poco corporativista. Aunque sea sólo esta semana que nos viene. Hay proyectos en los que la vida te permite participar, aunque sea de lejos, una sola vez. Y el del Centro Cultural CajaGRANADA y Museo de la Memoria de Andalucía es uno de ellos.

 

El pasado viernes estuve viéndolo.

 

IMPRESIONANTE

 

Y no es pasión de padre, hermano menor o víctima de un súbito ataque de síndrome de Estocolmo, créanme.

 

Flipé.

 

Aluciné en colores.

 

Y ustedes también lo harán.

 

Palabrita de niño Jesús.

 

Pero antes de hablar del Centro… pinchen AQUÍ y díganme qué les parece este anuncio, por favor.

 

Jesús Lens, como niño con zapatos nuevos 🙂

MICROCRÉDITOS. UN FUTURO PARA TODOS

Convocatoria popular.

 

Amigos, el viernes 24 de abril, en el Centro Cultural CajaGRANADA de Puerta Real (Junto al Teatro Isabel la Católica) y en el marco de nuestra estupenda Feria del libro que andamos disfrutando, un servidor presenta el libro «Microcréditos. Un futuro para todos».

 

La hora de la presentación: las 21 horas.

 

Ni que decir tiene que todos los fieles, habituales, ocasionales y hasta esporádicos seguidores de esta bitácora estáis invitados a venir y, también, a una birra, una vez terminado el acto, en el entrañable Mesón Alegría.

 

La idea es que los presentes también se lleven puesto el libro, gratis total, de apenas 100 páginas y del que no os cuento nada para no haceros excesivamente tediosa la presentación.

 

Aprovecharé para daros a algunos esos libros que tenemos pendientes (los de Méndez, mayormente) y, sobre todo, para pasar un buen rato, rodeados de amigos, libros y birras.

 

¿No es un buen plan?

 

¡Os espero!

 

Jesús Lens 

LA CASA DE LOS SIETE PECADOS

La columna de hoy viernes, en clave literaria.

 

No sabía yo ni una palabra sobre la leyenda de la Casa de las Siete Chimeneas en que ahora mismo se encuentran ubicadas distintas dependencias del Ministerio de Cultura. Ni tampoco sabía mucho sobre Felipe II, sus líos de faldas, sus remordimientos y las tensas relaciones con su secretario, Antonio Pérez, y otros miembros de la corte.

 

Por eso, «La casa de los siete pecados», la novela con que Mari Pau Domínguez ha ganado la primera edición del Premio CajaGRANADA de Novela Histórica, me ha parecido tan interesante, uno de esos libros que, además, se leen a toda velocidad, en los que las páginas caen, sin darte ni cuenta, de cincuenta en cincuenta.

 

En la narración de Mari Pau hay un momento que me pareció especialmente brillante. Mientras Felipe II se acostaba con su amante más salvaje y apasionada y ésta le clavaba sus uñas por toda la espalda, la joven esposa del monarca, su recatada, pía y angustiada sobrina Anna de Austria, se encerraba en la celda de un convento para fustigarse con un látigo, abriéndose las carnes en un rito sangriento muy distinto al del monarca.

 

Una España en que la religión y la política; la lujuria, el sexo, la culpa y la expiación siempre han ido de la mano, dictando los destinos de esta patria nuestra que, en el siglo XXI, tantísimo debería diferenciarse de la narrada por Mari Pau… y tan poco se diferencia.

 

Aquella España, cabeza de un Imperio en que nunca se ponía el sol, se nos presenta como una corrala de vecinos repleta de rumores y maledicencias, funcionarios corruptos, espías y dossieres informativos destinados a desprestigiar a los rivales políticos, una España en que, en vez de trabajar, buena parte de los esfuerzos de las elites estaban destinados a medrar, aparentar, disimular y engañar.

 

Es lo bueno de la literatura, cuando la literatura es buena: más allá del género al que formalmente se adscriban, sean negras y criminales, de viajes, ciencia ficción o históricas, hay novelas que sirven como inmejorable espejo de la sociedad en que vivimos. Porque la historia es ese lugar en que el presente hunde sus raíces y desde el que intentamos proyectarnos hacia el futuro.

 

Con una prosa tan sencilla como fluida, Mari Pau Domínguez nos descubre los secretos de un Madrid que a mí me resultaba desconocido, aunque la historia de la Casa de las Siete Chimeneas y todo lo relativo a los amoríos del Felipe II ya estuviera muy bien documentado, constituyendo una de esas leyendas urbanas en que realidad, mito y ficción se dan la mano en un novela amena, interesante y muy agradable de leer.

 

Con «La casa de los siete pecados», CajaGRANADA inaugura un Premio de Novela Histórica que, si por su cuantía y repercusión ya es un referente internacional, ahora tiene por delante el reto de conseguir la complicidad y el beneplácito de los lectores, auténticos y definitivos jueces de las bondades de la literatura de consumo masivo.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- El sábado 18 de Abril se presenta la novela en Granada, en la Feria del Libro. Con la presencia de la autora. A las 13 horas. Una buena ocasión de escucharla… y de llevarse un ejemplar dedicado.

CORAJE DE MUJER

El día 8 de marzo, de la Mujer Trabajadora, IDEAL publicó esté artículo sobre cinco mujeres con coraje que, gracias a un microcrédito de la Fundación Desarrollo Solidario de CajaGRANADA, han puesto en marcha un negocio que les permite ganarse la vida por sus propios medios.

 

Como veréis, todas ellas apelan a la imaginación, el esfuerzo, el tesón y el trabajo duro que es necesario realizar para salir adelante en esta sociedad. Como señala Andrés Cárdenas en el reportaje: «Saben que no se van a hacer millonarias, pero se conforman con mantener la dignidad en su quehacer laboral, aunque para ello tengan que echar más horas que un reloj.»

 

Espero que lo leais y que os guste el reportaje, consiguiendo despertar vuestro interés. Ya sabéis que el microcrédito es parte esencial de mi vida, que es un tema en el que trabajo a diario y que me apasiona, no en vano, le he dedicado un libro enterito, escrito a cuatro manos con Antonio Claret: «Microcréditos: la revolución silenciosa», publicado por la Editorial Debate. 

 

Microcrédito, un concepto, una palabra que nunca deja de sorprenderme y de conducirme por los caminos más felices, insospechados e inexcrutables que imaginarse puedan.

 

Para contactar con los comercios señalados, dejamos esta pequeña Guía on line:

 

SONIA GONZÁLEZ

Laboratorio de Redes microbianas

 

C/ Teatihuacan, bajo local 4. Santa Fe. Granada.

Teléfono: 653694602

Web: www.redesmicrobianas.com

 

MAR ROCÍO Y LETICIA GARCÍA

Tangram (Asesoría pedagógica, sexológica y terapia de pareja)

 

C/ Nueva de San Antón, nº 27 bajo. Granada

Tfnos.- 665985092 y 658772832

Web: www.centrodepedagogiatangram.es

   

MARÍA DEL CARMEN SÁNCHEZ

Jade Peluqueros

 

C/ Almona de San Juan de Dios, 16 bajo. Granada.

Tfno.- 958 293872

 

JUANA RIVAS

La Huerta de Pascual (Alimentos ecológicos)

 

C/ Nueva de San Antón, nº 17 Bajo-Dcha. Granada.

Tfnos: 626263469 y 661722565

Mail: pascuala_jazz@hotmail.com

 

 

MAR BLANCO

AireA (Cátering y Espectáculos)

 

Plaza Cementerio San Nicolás, nº 4. Granada.

Tfnos.- 958296125 y 654280264 

Mail: marblanco@airecatering.com

CARTA DEL BANCO

Entrada dedicada a todos mis compañeros

de las sucursales de CajaGRANADA.

Ellos son quienes dan la cara y tienen que decir

un duro: «No. We can´t.»

 

 

Llámenme corporativista, vendido al capital y todo lo que quieran. Pero esta carta que hoy transcribe Ignacio Camacho en el periódico ABC dice, muy a las claras, lo que pasa con los créditos y los bancos. Sin desperdicio. Y para contextualizar, muy interesantes estas notas de El País: El misterio del crédito que no aparece.

 

Léanla y lo hablamos.

 

«ESTIMADO señor, trabajo en banca desde hace dieciocho años, y actualmente soy director de sucursal en un pueblo de Andalucía. Le escribo desde la inquietud que me han provocado las palabras del ministro Sebastián y otros dirigentes socialistas, que acaso no sean conscientes de hasta qué punto nos han puesto a los trabajadores de este sector en la picota. El Gobierno nos ha identificado como los malos de la película de la crisis, porque somos nosotros los que damos la cara ante la gente. Yo no sé quién tiene la culpa del aumento del paro, o quizá sí lo sepa, pero es muy fuerte que nos la echen a nosotros para sacudirse las responsabilidades políticas».

 

«Mire, yo no estoy aquí para dar esperanzas, sino para dar dinero… a quien lo pueda devolver. En el último trimestre del año, en mi oficina la demanda de crédito se ha reducido en un ochenta por cien. Y el veinte por ciento restante es prácticamente inatendible, porque en la mayoría de los casos se trata de personas con préstamos pendientes que solicitan otro para pagar los que ya deben. Los que tienen trabajo estable no se quieren endeudar, y los comercios y pequeñas empresas zozobran en su cartera de clientes, llenas de impagados.

 

Este pueblo venía tirando razonablemente bien gracias a la construcción, pero ahora se ha triplicado el desempleo y la gente está angustiada por sus deudas. Yo no puedo darle un crédito a un parado o a un eventual que me lo pide para hacer frente a las cuotas pendientes de la hipoteca y del coche. Le podría contar que hasta ha venido alguna persona ofreciéndome como aval… ¡el subsidio de paro de él y de toda su familia!»

 

«La situación se ha vuelto angustiosa. Para un bancario denegar un préstamo es como para un médico anunciar una enfermedad grave, el peor trago profesional, con la diferencia de que el enfermo no te echa la culpa de que no puedas curarlo. Sabes que detrás de cada petición hay un drama, pero tienes que decir que no porque los impagos son cada vez mayores. Es cierto que antes éramos los propios bancos los que dábamos facilidades, pero no somos nosotros los que hemos frenado la economía, sino la economía la que nos ha frenado a nosotros.

 

Probablemente yo ni siquiera voy a cubrir la expectativa de resultados que me pide la entidad. Pero ahora resulta que yo tengo la culpa de que crezca el paro. No se puede imaginar cómo nos miran ya nuestros vecinos. Un día va a pasar algo, y entonces espero que alguien le pida cuentas a los que nos han arrojado a los leones».

 

«Si publica esta carta, arregle usted la sintaxis, yo soy más hombre de números que de letras. Y le aseguro que si los números no cuadran no es por nuestra culpa…»