Trumbo

De todos los subgéneros cinematográficos, el del cine dentro del cine es uno de mis favoritos. Las ficciones que toman el cine como argumento, para los amantes del séptimo arte, tienen un plus de interés a nada que sean decentes y estén medio bien hechas.

Trumbo Propaganda

Dentro de ese subgénero hay otro más específico: el de las películas que, más allá de lo anecdótico, tienen como objeto el análisis y la reflexión sobre el sentido y el significado del cine, considerado como el arte con mayor capacidad de transformar la sociedad.

Ustedes lo saben. Y si no, yo se lo digo: el cine es una colosal herramienta de transformación política y social. El cine es un instrumento que, más allá de describir la realidad o de inventar fantasías, tiene la capacidad de transformar el mundo en que vivimos. Y lo puedo demostrar. Que tengo una charla (con Power Point) que da fe de ello.

El caso es que si ustedes no saben quién fue Dalton Trumbo, están de enhorabuena. Porque pueden ir al cine, ver la película “Trumbo”, escrita por John McNamara, dirigida por Jay Roach e interpretada por Bryan Cranston y, a partir de ahí, empezar a descubrir una historia trágica y fascinante de la historia de Hollywood.

Trumbo Lista Negra

Porque lo de la Caza de Brujas si les suene, ¿verdad? ¿Y películas como “Vacaciones en Roma”, “Éxodo”, “El Bravo” o “Espartaco”? ¿Y actores como John Wayne, Edward G. Robinson y Kirk Douglas? ¿Y directores como Otto Preminger? ¿Y Hedda Hopper? ¿Les suena el nombre de una de las grandes comadres de la historia del cine?

Trumbo Hopper

El argumento de “Trumbo” habla de todos ellos. Y de la Caza de Brujas, por supuesto. Y de las Listas Negras que impidieron a miles de personas, sospechosas de comunistas, ejercer sus trabajos con normalidad. El caso del guionista Dalton Trumbo es, posiblemente, el más conocido. De ahí este biopic, en el que Bryan Cranston interpreta a las mil maravillas a uno de los tipos más interesantes de la historia de Hollywood.

La película no es redonda. Ni perfecta. Sobre todo, si ya conocen ustedes la historia de Trumbo. Pero es muy, muy interesante. Tiene algún bajón de ritmo y, por momentos, resulta discursiva en exceso. ¡Si hasta lo dice el personaje interpretado por Louis CK! Que Trumbo, más que hablar, adoctrina. Pero me gusta su discurso. Y sus ideas. Y su compromiso.

Trumbo Cranston

De los tres hilos argumentales de la película, el político es el más conocido. Y está bien conseguido, sobre todo, al intercalar imágenes documentales de los testimonios de los acusados en la Comisión del Congreso.

El hilo familiar es el que acumula más tópicos. Los típicos tópicos propios del hombre que descuida a los más cercanos en su cruzada puritanista. No les digo más.

Y luego está el hilo argumental que, personalmente, me parece más apasionante: el de la pulsión creativa y la pasión por la escritura. El de la necesidad de escribir a toda costa. El del miedo a la página en blanco. El de la escritura compulsiva como obsesión. El del deadline y la obligación de escribir un guion en tres días.

Trumbo Dalton

Así las cosas, “Trumbo” es una película muy interesante que gustará a los buenos aficionados al cine y que recupera y reivindica la figura de uno de los grandes héroes de la historia del séptimo arte.

Jesús Lens

Twitter Lens

Godzilla

¿Por qué ahora y otra vez, Godzilla?

Podría ser una pregunta pertinente, máxime después de que Roland Emmerich ya le diera una nueva vuelta de tuerca a uno de los mitos recientes más explotados por el cine de la segunda mitad del siglo XX.

Vuelve “Godzilla”. Y lo hace a rebufo del terror nuclear despertado en el mundo entero, pero sobre todo en Japón, tras el desastre de Fukushima. Y vuelve, claro, a lo grande.

 Godzilla panorámica

El director de esta nueva entrega del monstruo nipón es Gareth Edwards y el guionista es Max Borenstein. Datos que, en realidad, nos resultan intrascendentes. Porque estamos ante una de esas películas en las que el factor humano es lo menos importante de todo. Ni siquiera que en el reparto figuren Bryan Cranston o Juliette Binoche nos dice nada, especialmente en el caso de la francesa. Esperemos que, al menos, disfrutara de unas vacaciones en alguna isla exótica, durante el rodaje, porque su papel… Ken Watanabe sí tiene más presencia. Y Aaron Johnson, el musculitos de turno con mirada tierna. Pero dejémonos de veleidades artísticas, que aquí todos hemos venido a ver… al monstruo. Que, en el caso que nos ocupa, resulta venir por partida triple.

 Godzilla chaval

“Godzilla” (pronúnciese “Góchila”, con acento en la Ó) es una de esas películas que conviene ver en pantalla grande, cómodamente sentados y acompañados de refrescos y garguerías. Una de esas películas que conviene ver sin tratar de buscarle las fisuras al guion, que ya aparecen por sí solas, sin necesidad de rascar. Una de esas películas que conviene ver desde la óptica disfrutona de los grandes espectáculos repletos de efectos especiales.

Personalmente, además del despertar, el levantar y el rebuznar de Godzilla, una imagen icónica; lo que más me gusta es la estética postapocalíptica de Honolulu, Las Vegas y San Francisco. Porque, junto a la crítica nuclear (ya sabes que el mito de Godzilla nació en Japón, en los años 50, tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki), esta nueva versión del monstruo nos invita a reflexionar sobre la crisis energética que podría estar por venir y sus terribles consecuencias.

 Godzilla poster

Y es que, más que la hecatombe nuclear, lo que ahora debería darnos miedo, mucho miedo; es el Gran Apagón. ¿Somos conscientes de lo rápido que se iría nuestro mundo al garete, de producirse un gran apagón? No durábamos ni una semana.

 Godzilla grito

Si a todo eso le añades el inevitable tsunami que toda película catastrofista de gran presupuesto del siglo XXI está obligada a tener, “Godzilla” ofrece dos horas de puro entretenimiento, lo que no es chica cosa. No es de extrañar, pues, que la película se haya encaramado en lo alto del Box Office, terminando de devorar los restos de “Ocho apellidos vascos” y a la espera de los grandes blockbusters del verano.

Jesús Lens

Firma Twitter