¡Menos vetos y más votos!

El miércoles, tras la propuesta de Paco Cuenca de incluir a concejales de otros partidos en su gobierno, salió a relucir mi yo más perverso y malintencionado. “Por ahí se van a colar Salvador y/o Huertas, como el que no quiere la cosa”, pensé. Acto seguido me surgieron dudas. ¿No queremos una alcaldía de altas miras que vaya más allá de lo inmediato? Para eso es necesario abrirse a otras ideas y propuestas, a diferentes puntos de vista y opiniones.

En abril del año pasado, Antonio Cambril proponía un ‘Pacto por Granada’ que reeditara, a escala local, los que se habían acordado tanto en Madrid como en Sevilla para la reconstrucción pospandémica. Para el concejal Podemos—IU, el apoyo del PSOE al presupuesto municipal presentado por el bipartito fue una puñalada, trapera y mortal, a aquel acuerdo. Sin embargo y por haces del destino, Cuenca ha recogido su testigo.

El lunes arrancarán las negociaciones para conformar ese nuevo gobierno municipal. Más allá de los nombres, cargos, concejalías y competencias; nos interesan los proyectos concretos que darán soporte a las ideas fuerza que el nuevo alcalde de Granada desgranó en su discurso de investidura. Y las partidas económicas sobre los que se sustentarán. Si no, nos quedamos en el marco de la retórica y las buenas intenciones.

Aquí se plantea la disyuntiva del huevo o la gallina. ¿Qué debe ser antes, el programa o las personas que deben ejecutarlo? La cuestión no es baladí, dado que el PP se ha comprometido a apoyar las iniciativas del nuevo equipo de gobierno que sean positivas para la ciudad. Y Olivares, interrumpiendo por unos instantes su discurso catastrofista sobre el futuro que nos espera, reclama la continuidad de algunas de las líneas de trabajo del bipartito.

Si Cuenca empieza por incluir a miembros de Podemos—IU y a Luis Salvador en su equipo, sin más, nos vamos a hartar de escuchar críticas al Frente Popular Transfuguista Mercenario y cosas del mismo jaez. Llámenme pesado, pero voy a insistir en mi ruego a nuestros munícipes: consensúen un acuerdo de mínimos sobre el futuro de Granada que apunte más allá del 2023 y comprométanse a trabajar en su consecución, al margen de sus rencillas y enfrentamientos personales. Si hay concejales que no están dispuestos a hacerlo o no se ven capaces, que den un paso atrás y dejen su lugar a otras personas con ganas de sumar. ¡Menos vetos y más votos!

Jesús Lens

Que no nos tomen el pelo

Ayer por la mañana, a la misma hora en que Sebastián Pérez comparecía en el Meliá para contar su versión de los hechos del 2+2, yo me encontraba en otro hotel capitalino. No fue un error o un despiste de los míos, aunque cosas más raras se han visto.

Mientras Sebastián ponía los puntos sobre las íes al affaire Salvador y sacudía los resortes de la Ciudadanos Connection, yo escuchaba hablar de cocina e innovación en Arrozante, el restaurante del Barceló Granada Congress. Ya ha arrancado el congreso Granada Gourmet y en los próximos días seré un cúmulo de esferifaciones, retrogustos y texturas más o menos untuosas.

Permítanme por tanto que no les hable del tema estrella del día y que recupere una de las cuestiones que más me inquietan del famoso Plan España 2050 presentado la semana pasada. Vaya por delante que me parece extraordinario que se apele al diálogo y a la confrontación de ideas en temas tan importantes como la transición energética, la educación y el futuro de las pensiones. Ojalá nuestros dirigentes fueran capaces de llegar a acuerdos de mínimos en esas esenciales cuestiones. No deberían ser armas arrojadizas cada cuatro años.

Lo que me inquieta es que, una vez ‘decidido’ que será necesario posponer la edad de jubilación, nos lo presenten como algo bueno, poco menos que una panacea. Y no, oigan, no. Equiparar el ser útiles y productivos a la sociedad con trabajar es una ignominia. Es insultar a esos millones de personas jubiladas que, tras toda una vida dejándose el lomo en sus trabajos, ahora disfrutan del bien más preciado que tenemos a nuestro alcance: el tiempo.

Habrá jubilados que, de acuerdo con según qué estándares, pierdan el tiempo miserablemente. Puede ser, pero es su derecho. Otros cientos de miles de ellos disfrutan de su jubilación aportando su experiencia y su talento a la sociedad. Lo hacen de mil y unas maneras. Por ejemplo, atienden a los nietos para que los padres puedan producir más y mejor. O colaboran con asociaciones y ONG.

A mí me encanta mi trabajo. Disfruto escribiendo y, mientras me quede un hálito de energía, seguiré aporreando estas teclas. Pero lo haría mucho más tranquilo y relajado teniendo garantizadas una jubilación y una pensión dignas en el horizonte, sin el ansia por facturar todos los meses lo necesario para pagar la luz, el agua y la comunidad hasta el 2050.

Jesús Lens

De tres en tres

Resulta paradójico que, en la historia de Granada, se recuerde al famoso Tripartito de Moratalla como algo muy parecido al infierno cuando, según la lógica electoral del futuro inmediato, nuestro próximo alcalde necesitará el respaldo de, al menos, tres formaciones políticas diferentes.

Los portavoces de cada formación, oficiales u oficiosos, sostienen que les salen las cuentas. Imagino que utilizarán una de aquellas indescifrables calculadoras científicas del BUP porque a mí, con la del móvil, no me cuadran los 27 concejales. Quico Chirino, que de esto sabe lo suyo, dice que a él le salen 40. Y no. Va a ser que no…

Si Paco Cuenca quiere repetir, necesitará el apoyo de la confluencia de Cambril, pero es poco probable que, ni por esas, lleguen a sumar los 14 concejales. La gran incógnita es saber si Vamos Granada y/o Centrados por Granada sacarán concejal o solo arañarán unos cuantos miles de votos. Y si, de sacar concejal, apoyarán al PSOE.

En las derechas, la cosa es parecida. Dando por descontado el pacto entre Sebastián Pérez y Luis Salvador, la gran incógnita es saber qué harán si necesitan el voto de la ultraderecha para ser alcalde, uno u otro. Y qué exigirá la extrema derecha a cambio, posibles cabezas de cartel incluidas. ¡Eso sí que iba a ser un Tripartito, uno y trino!

Mientras, la campaña agoniza y hace agonizar a la gente, saturada de promesas, debates y discursos electorales. La decisión de Susana Díaz de adelantar sus elecciones nos ha obligado a tragarnos tres campañas seguidas y esto no hay cuerpo -ni cerebro- que lo soporte.

Más que nada porque lo realmente duro y complicado comenzará el domingo por la noche, a eso de las once, cuando se conozca el reparto definitivo de concejalías y haya que sentarse a negociar, sobre todo y en primer lugar, los planes económicos para sacar al Ayuntamiento de la ruina.

De ahí mi perplejidad de estos días al ver la campaña polarizada entre dos quimeras: el Gran Túnel de la Gran Granada y el desembovedado del Darro propuesto por PIUA que, con el Corredor Verde, sí había acertado de pleno. ¿Serán los tripartitos los que hagan pisar tierra firme a los concejales electos?

Jesús Lens

Saneamiento económico

Muy interesante la iniciativa de IDEAL, pidiendo a cada grupo municipal del Ayuntamiento de Granada cinco medidas de saneamiento para mejorar el maltrecho estado de las finanzas locales. Cinco medidas, al menos, que cada uno de ellos consideren aptas, válidas y necesarias para enderezar el rumbo de un consistorio que marcha cuesta abajo y sin frenos, en dirección al abismo de la intervención. Y de ello hablo hoy en IDEAL, una vez asumida la rocambolesca subida del IBI, tal y como contamos aquí.

Leo con detenimiento las diferentes medidas aportadas por PSOE, Cs, IU y Vamos Granada y encuentro muchos puntos de acuerdo y entendimiento entre la mayoría de los grupos municipales. Desde mejorar el sistema de recaudación de multas y tributos pendientes a una reordenación de los servicios municipales que permita ahorrar costes sin necesidad de aplicar recortes de personal ni de servicios. ¿Cómo? Acabando con las siempre injustas horas extra, por ejemplo.

 

Y, aunque unos grupos municipales las citan directamente y otros no, dos empresas aparecen en el horizonte más inmediato: Transportes Rober e Inagra, prestadoras de dos de los servicios más importantes de una ciudad: el transporte urbano y la limpieza. Los grandes contratos, o sea. Que habrá que revisarlos. Por ejemplo, he alucinado con los tres millones de euros pagados a empresas de mantenimiento de jardines… por trabajos no realizados. Imagino que este hecho, señalado por Ciudadanos, estará ya en manos de la Fiscalía, ¿verdad?

Papelico… largo

Vamos Granada plantea varias ideas que apuntan al medio y largo plazo, como la remunicipalización de determinadas contratas, por ejemplo. Teniendo en cuenta que el equipo de Manuela Carmena ha reducido la deuda del ayuntamiento de Madrid de forma notable, convendría prestar oídos al cómo y al porqué.

 

IU, por su parte, plantea nada menos que 14 propuestas. Concretas y razonables, la mayoría de ellas. Muchas requerirán, eso sí, sentarse a renegociar contratos, deudas e intereses. Arremangarse, trabajar duro y sudar tinta china, o sea.

 

Y luego está la actitud del PP. Son tales la desidia y el desinterés mostrados por Rocío Díaz que, tras encomendarse al PSOE para arreglar todos los problemas de la ciudad, queda un gran espacio en blanco bajo su respuesta.

Un vacío que la maquetación del periódico deja bien a las claras, mostrando su nulo compromiso con los asuntos más urgentes que tiene esta ciudad. Asuntos que vienen derivados, en buena medida, de la nefasta gestión económica de una corporación municipal de la que ella misma formó parte.

 

Jesús Lens

Tras el harakiri, ¿qué?

En la serie “Juego de Tronos” hay un episodio ya mítico, titulado “La boda Roja”, en el que súbitamente se asesina a un nutrido grupo de los personajes protagonistas de la historia. Lo recuerdo con angustia. En un principio, nada hacía presagiar lo que iba a pasar. Después, cuando lo repasé con detenimiento, comprobé que no había engaño alguno hacia el espectador. Todo había sido primorosamente urdido por unos brillantes guionistas, que habían sembrado la trama de pistas, gestos y detalles, perceptibles para los espectadores más atentos y despiertos.

La boda roja

La tarde de ayer lunes, la actualidad informativa protagonizada por el PP me recordó a aquellas bodas de sangre medievales. El primero en caer, Sebastián Pérez. Con él, el alcalde de Granada y la concejal de urbanismo. Tres por el precio de ¿cuántos?

Sobre todo porque esta inmolación, este harakiri ritual, llega tarde. Es como el triple ganador en un partido de baloncesto que, lanzado desde el centro del campo, entra limpio… pero fuera de tiempo: muy vistoso y espectacular, pero completamente inútil. Y mira que ya lo dijimos en este artículo.

Hara Kiri

Al menos, si Luis Salvador mantiene la palabra dada (y firmada) de desalojar al PP del ayuntamiento en esta legislatura. Que no se trataba (solo) de echar a Pepe Torres, sino de desplazar del poder al partido que lleva más de diez años gobernando y hacer limpieza.

Que Torres Hurtado era un cadáver político era un hecho incontestable. Las dudas estribaban en el cuándo. Por eso, la comidilla está siendo la renuncia de Sebastián Pérez, presidente del PP granadino y senador en cortes, a su acta de concejal.

Personalmente, lo del morir matando que se le aplica al ya ex-alcalde de Granada y lo de llevarse por delante a su enemigo íntimo, no me interesa tanto como el futuro de nuestro ayuntamiento.

Y ahora, ¿qué? Para empezar, Juan García Montero es nuestro alcalde. Esta mañana. Porque Paco Cuenca está recabando apoyos para postularse como alcalde. Y, si Luis Salvador lo vuelve a dejar tirado, incumpliendo nuevamente la palabra dada, su credibilidad quedaría volatilizada, por completo y por siempre jamás.

Paco Cuenca

Ya no valdría la excusa de las órdenes que vienen de arriba. Sería demasiado zafio, demasiado obsceno; recular de nuevo. Queda la opción de Fernando Egea, concejal independiente con mando en plaza. Pero se me antoja demasiado complicada y rocambolesca. Hasta para los guionistas de Juego de Tronos.

Jesús Lens

Twitter Lens