Espectacular y realista, “Zona hostil”

No sé si es buena o mala señal, pero no se está hablando mucho de la película “Zona hostil”, fuera de los ámbitos puramente cinematográficos. Y de eso me apetecía hablar hoy, en IDEAL.

Pensando que, tras el boicot a “El guardián invisible” y, antes, a “1898: Los últimos de Filipinas”, los ánimos podían estar encendidos, me organicé para ser uno de los primeros espectadores en ver otra película española que habla de la guerra, de nuestro ejército y de sus misiones en Afganistán.

 

La película es magnífica: hora y media de puro cine bélico en la que se cuenta la historia de un rescate. Y punto. Los personajes están muy bien trazados, la tensión perfectamente mantenida y el guion es claro y conciso, sin digresiones que distraigan al espectador de lo que la película quiere narrar. Que es, como ya he dicho, la historia de un rescate.

Es cierto que hay algún diálogo sobre el papel de los militares españoles en el concierto internacional y sobre el sentido de las misiones en el extranjero. Sobre su componente humanitario enfrentado al puramente belicista, pero la esencia de la película es la operación de rescate de un contingente de médicos y soldados que había acudido a socorrer a unos militares norteamericanos heridos tras la explosión de una mina.

 

Adrenalina, acción, tensión y nervios son los grandes atributos de una cinta que, al empezar, me hizo temer lo peor, con unas aspas de helicóptero que recordaban al arranque de “Apocalypse Now” y con una secuencia trágica filmada a cámara lenta que olía a lágrima fácil.

 

Por fortuna, el excelente guion de Luis Arranz y Andrés M. Koppel y la modélica dirección de Adolfo Martínez utilizan ese punto de partida para explicar quiénes son los protagonistas, una oficial médico interpretada por Ariadna Gil y un piloto de helicóptero al que da vida Roberto Álamo, y cuál su papel en el acuartelamiento de Herat.

En apenas unos minutos sabemos quiénes son, qué hacen y en qué punto de sus vidas personales están. Y, a partir de ahí, la acción. Hasta el final. Sin análisis ideológicos ni metáforas impostadas. Sin épica de opereta ni escenografía de baratillo. “Zona hostil” rezuma realismo por los cuatro costados. Un realismo austero que no está reñido con la espectacularidad de muchas secuencias y que, gracias a la decidida implicación del ejército en la producción, resulta físico y creíble.

 

Jesús Lens