DIÁLOGOS DE AMOR Y MUERTE

Sam Peckinpah es uno de esos directores con un universo propio y al que siempre conviene volver. No me extraña que Fernando Marías, en las dos veces que ha presentado nuestro libro, “Hasta donde el cine nos lleve”, siempre hable del director que más le ha impresionado de toda la historia del cine.

Estos días, gracias a esa joya de la televisión que es la TCM (el cine que tendrías que haber visto), estoy recuperando perlas como “La cruz de hierro”, “Duelo en la Alta Sierra” o esa obrita maestra llamada “La balada de Cable Hogue”, con su carga de humor, lírica y música.

Y que tiene diálogos tan maravillosamente sencillos como éste, sostenido por dos amigos, justo antes de despedirse:

– Es curioso. Por mucho que se haya viajado y por muchas mujeres que se hayan conocido, de vez en cuando aparece una que te llega a lo más hondo. Hasta el corazón.

– ¿Y qué se puede hacer?

– Supongo que con la muerte se le pasa a uno todo. Adiós Cable.

– Adiós, Joshua.

Como banda sonora, la canción del mismo título de la película de ese grupazo fronterizo, desértico y mestizo: Caléxico.

El amor y la muerte. Casi todo. Casi nada.

.

(PD.- ¿Es esto amor?: TAP)

Jesús peckinpahiano Lens

TAP

– ¡Puta! ¡Puta! ¡Hija de la gran puta!

Era domingo por la mañana. Iba atravesando el Zaidín, bajo ese delicioso sol de invierno que calienta sin quemar, cuando semejante sarta de improperios me sacaron de mi ensimismamiento baloncestístico, preocupado por si el CeBé Granada ganaría esa mañana al CAI o no.

No pude ver al autor del referido discurso, tan monotemático como contundente, ya que el sujeto estaba subido en un coche que, justo al doblar la esquina de su calle, salió a toda leche, quemando neumáticos.

Al salir zumbando, dejó bien visible una pintada, escrita sobre la blanca pared de la casa de su ¿novia? ¿mujer? ¿amiga?:

Te adoro.

Me imaginé al individuo, arrobado de amor, escribiendo su declaración en la pared del objeto de sus deseos. Y, tiempo después, gritándole lo que pensaba de ella. Y surgió el chispazo. Del amor. Y del desamor. A la vez.

– Te adoro, puta.

Pensé que tenía que escribir un cuentito con ese título: “Te adoro, puta”.

Creo que suena extraordinariamente bien (desde un punto de vista fonético, entendedme) y que ofrece un sinfín de posibilidades.

El problema estriba en que, cada vez que intento escribir el relato, no me sale. O sea, no me sale nada que esté a la altura de ese proverbial “Te adoro, puta”.

Lo que me lleva a pensar que, posiblemente, el relato ya está escrito y que, con el TAP, queda todo dicho.

Dejo la pelota es vuestro tejado. Porque lo mismo os apetece escribir un cuentito que empiece así:

– Te adoro, puta.

Jesús des-inspirado Lens

AULACINE

Está feo que yo lo diga, pero nos ha salido un ciclo de doce películas extraordinario. «Cine dentro del Cine». Si habéis seguido los Twitter y los Facebook de estas semanas, muchas veces escribía que andaba viendo películas, pero que no era nada personal. Que era negocio. O trabajo. Y por fin, los resultados son visibles. (Ya sabéis que, pinchando la imagen, esta luce en todo su esplendor ¿verdad?)

Si pincháis AQUÍ, toda la programación. Con el añadido de que, para cada película hemos preparado fichas y reseñas a partir de las que fomentar un Cine Club virtual del que os tendré informados. Que me apetece que veamos estas pelis y las comentemos. Así, estéis o no en Granada, podemos debatir, largo y tendido.

 

Un ciclo que, espero, no os deje indeferentes. ¿Os animáis?

 

Jesús cinéfilo Lens