NO SÓLO DE INDIANA JONES VIVE EL CINÉFILO

Escribíamos ayer, en la columna de IDEAL, unas notas sobre Elefantes en Granada, que pensé iba a suscitar algo más de debate, la verdad. Hoy, en las páginas de Vivir del mismo IDEAL escribimos de nuevo de cine, pero desde otra óptica. A ver qué les parece. Y las preguntas son: ¿qué te parece este Festival? ¿Vas a ir a alguna de las películas-actos de Cines del Sur?

Llega la segunda edición de Cines del Sur, la cita anual que tenemos los granadinos con un cine distinto y a contracorriente, un cine proveniente de latitudes lejanas y desconocidas por estos lares. Durante diez días, tendremos la oportunidad de ver películas chinas, hindúes y de otros países del Lejano Oriente. Películas magrebíes y africanas. Cine sudamericano, más allá de las comedias argentinas que han llegado a nuestras pantallas en los últimos años.

Llega Cines del Sur cargado de exotismo, colorido y sonoridad. Un festival que, en este segundo año, afronta dos retos fundamentales. El primero, conquistar al público. A través de la cartelería y los anuncios en prensa, ese elefante que se nos ha plantado en mitad de la Alhambra es un inmejorable reclamo para unos espectadores que tenemos una inmejorable ocasión de demostrar que, en Granada, hay ganas de ver otro cine diferente al que estamos acostumbrados. No porque no nos guste el cine comercial y palomitero, sino porque no sólo de Indiana Jones y Jack Sparrow vive el cinéfilo.

Hace falta, pues, que Cines del Sur suene. Que se cuele en las conversaciones, en los bares y en las tabernas. Que sea motivo de debate en los pasillos de las facultades y en las cafeterías universitarias. Que consiga imponerse como una cita ineludible para apuntar en rojo en la agenda, igual que ocurre con el Festival de Música y Danza, por ejemplo.

Ahora bien, para llegar a la gente, es necesario ofrecer un producto de calidad. Ya sabemos que el cine africano y el hindú no pueden competir en glamour con un Donosti y sus Conchas o siquiera con un Festival de Cine Español de Málaga. Pero propuestas tan serias como la de Valladolid, alejándose de la farándula, del ruido y la furia mediáticos, se ha convertido en una cita imprescindible del calendario fílmico-festivalero continental, merced a una programación exquisita en que se puede ver buena parte de las mejores producciones presentadas en los certámenes de medio mundo.

En la primera edición de Cines del Sur se proyectaron películas para todos los gustos y, junto a producciones excelentes, hubo otras menos afortunadas y algunas, incluso, indigeribles. La sección oficial a concurso fue muy desigual y cosechó bastantes aplausos, pero también se produjeron puntuales deserciones en masa de la platea del Isabel la Católica que resultaron preocupantes.

Cines del Sur, lo sabemos y así lo asumimos, es una cita arriesgada y valiente que nos presenta películas distintas, contadas de forma diferente a las habituales y en las que la imaginación y la creatividad de sus equipos artísticos han de compensar la generalmente ausencia de grandes presupuestos.

No podemos esperar, pues, secuencias de acción trepidante, efectos especiales y digitales a mansalva o repartos con actores y actrices de campanillas. Sí queremos ver, sin embargo, historias atractivas, guiones solventes y propuestas fílmicas que, siendo diferentes, vayan más allá del exotismo de su puesta en escena y la belleza de los paisajes. Queremos películas comprometidas, películas que nos muestren cómo se vive en otras partes del mundo, películas que hablen de sentimientos, esperanzas, deseos y frustraciones. Películas que, durante diez días, permitan a Granada convertirse en una ventana abierta a los muchos mundos que el en el mundo hay, más allá de los sempiternos y habituales.

Cines del Sur tiene que ser un escaparate, vivo y palpitante, a lo que pasa en los rincones más recónditos del planeta, gracias a un puñado de cineastas que, con sus cámaras, contribuyen a que la globalización tenga un sentido diferente al habitual. Cines del Sur tiene que ser un canto a la diversidad, propiciando una mirada alternativa al mundo en que vivimos. Tiene que servir para borrar fronteras, acortar distancias y, a través del cine, propiciar un mayor conocimiento y comprensión de culturas.

Con ese fin nació Cines del Sur y esperamos fervientemente que todo ello se vaya consiguiendo, hasta lograr que el Festival se convierta en un oasis permanente de cultura alternativa, en esta Granada que tan necesitada está de ello.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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