LITERATURA ECONÓMICA REFRESCANTE

Dejamos la primera parte de este reportaje, que publicamos el pasado agosto en IDEAL.

¿Por qué pagamos, y hasta con gusto, tres veces más por un café del Starbucks que por otro de la cafetería de la esquina de toda la vida? Cuando escuchamos hablar de economía, tendemos a pensar en el Ibex 35 o las stocks options. Sin embargo, hay una microeconomía que, más allá de hacer referencia a la economía doméstica y familiar, contempla todo el proceso productivo en su integridad, desde los puntos de vista más diferentes y variopintos.

Una economía que trasciende las páginas salmón de los periódicos, afectándonos a todos de forma directa. Y hay unos cuantos libros, muy apropiados para el verano, que nos ilustran sobre la misma. Libros que demuestran, de una forma divertida, amena y accesible, que la economía no siempre se mueve entre maletines y que no sólo afecta a los ejecutivos de chaqueta y corbata. Libros refrescantes que te reconcilian con una forma llana de ver el mundo que nos rodea.

Así, “Freaknomics” (Ediciones B) está basado es una muy interesante premisa: no dar nada por supuesto, preguntarse por todo, ligar conceptos que aparentemente no tienen nada que ver entre sí y, sobre todo, ser muy certero a la hora de analizar las relaciones causa/efecto, basando sus conclusiones en la frialdad analítica de las estadísticas más fiables.


Y es que la vida está llena de paradojas. Cualquier persona en su sano juicio vería con pavor el hecho de que su hijo fuese a una fiesta de cumpleaños en la casa de un amiguito cuyo padre tuviese un arma en algún lugar de la misma, para defenderse de posibles agresores. Sin embargo, a ningún padre le preocuparía, en exceso, que la referida fiesta se celebrase en una casa con piscina. La experiencia demuestra, sin embargo, que un niño tiene cien veces más probabilidades de morir ahogado que por un arma de fuego.


Partiendo de este tipo de disquisiciones, Steven D. Lewitt, el autor de “Freakonomics”, demuestra los desincentivadores que, en una empresa, pueden ser unos incentivos mal calculados o mal planteados. O el efecto contraproducente que pueden tener determinadas multas o sanciones a la hora de evitar ciertos comportamientos.

En “Freaknomics” se habla de la educación y de la importancia de la misma a la hora de afrontar una carrera profesional, lo que contrasta con el hecho de que los padres pongan a sus hijos nombres que les puedan perjudicar laboralmente en el futuro. Un libro muy interesante en que el famoso Efecto Mariposa – el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York – encuentra una multiplicidad de ejemplos que lo hacen fácil y divertidamente comprensible.

Y es que la economía tiene mucho más alcance de lo que, a veces, se deja ver. Por ejemplo, ¿hemos reparado en que, de un tiempo a esta parte, tenemos que pagar por un montón de cosas que, antes, eran gratuitas? En la llamada Guerra del fútbol, en las descargas de música por Internet o en el pago por visión de según qué canales de televisión hay un trasfondo económico, mediático y cultural que ya está marcando el devenir de la sociedad del siglo XXI.

En su libro “La era del acceso. La revolución de la nueva economía”, editado por Paidós, Jeremy Rifkin plantea una perspectiva de alcance sobre el mundo al que estamos abocados a vivir, un mundo que vendrá determinado, más allá de por la propiedad tradicional, por el acceso.

Si, tras la revolución industrial, la clases se fueron definiendo en base a las propiedades, el siglo XXI viene caracteriza por la capacidad de tener acceso a productos, experiencias y momentos singulares. Así, por ejemplo, el turista-viajero quiere encontrar sensaciones y autenticidad, por ejemplo, pero sin los peligros de la vida real. Y las empresas ya están girando sus estrategias para dar servicio a dichas demandas. Hoy, al cliente, no se le vende un producto. Hoy, al cliente, se le diseña una estrategia comercial, personalizada y a medida, que permita fidelizarlo a medio y largo plazo.

Cuando los teléfonos móviles aparecieron en el mercado, un Motorola podía costar 2.500 dólares. Hoy, te lo regalan. Hoy, lo importante, es que un cliente pague todos los meses su cuota de acceso a las redes telefónicas, y no que pague por un objeto que no es sino un instrumento y que, además, se queda obsoleto a una velocidad vertiginosa.


El libro de Rifkin resulta modélico y prodigiosamente clarividente, sencillo de leer y comprender y, sobre todo, muy ameno, al estar ilustrado con centenares de ejemplos sacados de la vida real, desde el desarrollo de Microsoft a películas como “El show de Truman”, pasando por el club Med, el auge del leasing frente a la compraventa, la brecha digital, las redes sociales, el ejemplo que la Encarta dio a Enciclopedia Británica o el auge y dependencia que tenemos de los más variopintos modelos de pantalla. De la cultura de la MTV al poder de las franquicias. Del turismo de aventura a los Resorts en el Caribe, los parques temáticos y la cultura de los centros comerciales.

“La era del acceso. La revolución de la nueva economía” es, en fin, un libro proverbial en que, por ejemplo, ya se anticipaban dos de las últimas decisiones empresariales más importantes que se han llevado a cabo en nuestro país: la venta de todo su patrimonio inmobiliario por parte de las dos grandes corporaciones bancarias de este país.

(Continuará)