LA VIDA LOCA: MARA SALVATRUCHA Y MARA 18

«Conviviendo con la muerte

 sin saber cuando te toca,

el mañana no importa,

estamos aquí viviendo la vida loca»

 

ÚLTIMA HORA: El director de esta película acaba de morir, asesinado, presuntamente, por integrantes de las propias Maras. Más información, pinchando aquí.

 

Carne de cañón. Los pandilleros, en Centroamérica, son eso: carne de cañón. Hace un par de años escribimos para la extinta revista Modus Operandi un intenso y complicado reportaje sobre las Maras y los Latin Kings que, en su momento, tuvo mucha repercusión.

 

La vida loca. hay que verla, no vivirla
La vida loca. hay que verla, no vivirla

Después, algo más blogueamos. Como esta tremenda secuencia de imágenes, que lleva recopilada la nada desdeñable cantidad de 486 comentarios a día de hoy.

 

O vean esta secuencia de imágenes (y bajen el sonido de los altavoces):

Ahora nos llega la película documental «La vida loca», de Christian Poveda, una de esas películas que, por el realismo que rezuma en cada fotograma, te pone los pelos de punta.

 

A través de los diferentes puntos de vista de las personas relacionadas con las Maras salvadoreñas, Poveda nos permite hacernos una idea de cómo es la vida de los pandilleros. Y su muerte. Porque lo verdaderamente terrible de «La vida loca» es la muerte, casi en directo, de buena parte de sus protagonistas. Un fundido en negro, el sonido de unos disparos y la persona que hasta hacía unos segundos hablaba, reía, bebía, se drogaba, soñaba o desafiaba a la cámara, yace tumbada en el suelo, en un gran charco de sangre.

 

¿Es la cara el espejo del alma?
¿Es la cara el espejo del alma?

Sus hermanos velan su cadáver y le tributan una ritual despedida, llena de lágrimas y declaraciones de orgullo marero.

 

Luego están esas asociaciones que quieran alejar a los jóvenes de las pandillas. O los curas. Y los jueces. Y las madres. Todos ellos aparecen bien representados en la película.

 

Aquí, una muestra.

 

Quizá el momento más impactante de la película viene al final, cuando uno de los personajes que más han aparecido en la misma resulta baleada y muerta. Pone los pelos de punta. Después, el ritual, la despedida y, de inmediato, como remate, los dieciocho segundos de la brutal paliza que recibe un imberbe y escuálido aspirante a marero, como rito de iniciación. Tirado en el suelo, sus futuros hermanos lo patean y dan de puñetazos sin piedad ni conmiseración.

 

Y llorarán, lágrimas con sabor a sal...
Y llorarán, lágrimas con sabor a sal...

Un mundo complicado y difícil. Brutal y carente de esperanzas.

 

Si pueden, no dejen de ver «La vida loca». Actualmente en difusión a través del satélite y el Digital +.

 

Jesús Lens, desde su austera y (afortunadamente) cuerda vida.