FUGA DE TALENTOS

La columna de hoy viernes de IDEAL, en clave crítico-reivindictiva.

 

–         Usted es una de nuestras artistas que ha emigrado a Sevilla. ¿Cuál cree que es la causa de ese éxodo?

–         Creo que, para empezar; falta el apoyo de nosotros mismos. A veces, parece que cuando sale un artista granadino molesta por razones de supervivencia. Yo no soy de Sevilla, pero al llegar allí se me han dado oportunidades y se me ha acogido con respeto y cariño.

 

Quién así habla es Eva Yerbabuena, considerada por los especialistas como la mejor bailaora flamenca del momento. Triste ¿verdad?

 

Hace unos meses, una amiga, actriz aficionada, se mostraba muy contenta porque su compañía había conseguido a un buen director para esta temporada. Hace unos días le pregunté por cómo les iba y, con un deje de decepción en la cara, me contestó que el hombre se había tenido que marchar a Madrid, que en Granada le había resultado imposible encontrar siquiera un resquicio por el que empezar a abrirse paso.

 

Lo mismo que le pasó a una joven y prometedora pintora, que en sus años granadinos no consiguió exponer más que una vez y ahora, en Madrid, enlaza una inauguración con una clausura. O mi amigo Eduardo, que montó una empresa tecnológicamente rompedora e innovadora que ha ganado todos los premios, reconocimientos y galardones ganables y por ganar, tanto a nivel local como autonómico y, en algún caso, hasta nacional. Y que, sin embargo, se está planteando la posibilidad de contratar a alguien para que se instale en Madrid y consiga clientes.

 

Y es que, la verdad, por mucho que se nos llene la boca, Granada pinta poco en el concierto nacional o internacional y, aunque es muy atractiva turísticamente, carece por completo de alicientes y oportunidades para atraer a las personas innovadoras y creativas que deben protagonizar el capitalismo del siglo XXI y colaborar en el cacareado cambio de modelo productivo. ¡Si ni tan siquiera conseguimos retener el talento oriundo!

 

Hace unas semanas hablábamos de Richard Florida y su excelente libro, «Las ciudades creativas», que nuestros munícipes deberían estudiar con todo detalle a la hora de diseñar políticas locales de largo alcance. ¿Tiene Granada un proyecto de ciudad? ¿Estamos dispuestos a apostar por el talento y la creatividad? ¿Estamos en condiciones de producirlos, fomentarlos, atraerlos y retenerlos? Hoy por hoy, no.

 

Se han dado pasos en el camino correcto, como el Campus de la Salud, por ejemplo. Y casos como el de los estudios Kandor, en la vanguardia de la animación cinematográfica nacional e internacional, nos podrían hacer pensar que algo está cambiando. Pero, sin embargo, ejemplos como el de la Yerbabuena o los otros anteriormente relatados no son para mostrar optimismo, precisamente.

¿Qué necesitamos, qué podemos hacer para cambiar las tornas y conseguir que Granada vuelva a ser anhelada por más gente, además de por los Erasmus más románticos, los estudiantes juerguistas y los turistas de hola y adiós?

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.