El TEMA y los temillas

Reconozcamos una cosa: no todo lo referente al TEMA es negativo. Por ejemplo, ha conseguido que esta temporada pasemos casi de puntillas por dos de los temillas habituales de discusión de estas fechas: la procedencia o no del cambio de hora y el maldito Halloween.

Si no fuera por lo enredados que estamos con la DUI, el 155, Puigdemont y Soraya; radios, televisiones, periódicos y redes estarían repletos de informaciones, reportajes e hilos a favor y en contra del cambio horario, de lo fascista que es mantener el huso alemán y lo progresista de adoptar el británico. Aunque ahora, con eso del Brexit, no sé yo…

 

Discusiones apoyadas, la mayoría de ellas, en argumentos tan consistentes como “no me gusta que se haga de noche tan temprano” o “me gusta despertarme y que haya luz”… aunque, en unas pocas semanas, cuando suene el despertador a eso de las 7 o las 8 de la mañana, sea noche cerrada, con la hora cambiada o sin cambiar.

Cambio de hora

El que sí parece haber ganado la batalla, definitivamente, es el tal Halloween: ya queda tan viejuno, añejo y desfasado criticar Halloween como preguntarle a una persona que luce unos flamantes vaqueros nuevos, todo rotos y desgajados, si viene de una pelea.

 

No, oigan, no. Hagan el favor de estar a lo que hay que estar. La estética homeless es tope trendy-mola-todo y, la verdad sea dicha, con el nivel de crispación que nos rodea, unos vaqueros adecuadamente rotos son una perfecta metáfora del actual estado de las cosas. Y con Halloween pasa igual. ¿No es un momento extraordinario, éste, para vernos rodeados de brujas y fantasmas, de telarañas y calabazas cabezonas de siniestra sonrisa?

En serio. No critiquen lo de Halloween y el imperialismo yanqui. Al menos, no lo hagan antes de echarle un vistazo a la cartelera de su ciudad a través de su iPhone o su flamante móvil chino, a las ofertas variadas de cheeseburgers, falafel o tacos con queso del restaurante de la esquina o al top ten de venta de discos… si tal cosa sigue existiendo. Que yo creo que no. Que se extinguió como los dinosaurios.

 

Tratar de ponerle puertas al campo es algo propio de mentes obtusas como las de Trump y su muro. Que no se puede comparar con la valla de Melilla, dónde va a parar.

 

Jesús Lens