El ombligo de Fiturlandia

El viernes, durante el espectáculo de “La vida moderna”, los tres cómicos fantaseaban sobre el escenario con lo que harían el sábado, que lo tenían libre gracias a una representación de “El lago de los cisnes” en el Palacio de Congresos.

Mientras Quequé, Broncano y Farray bromeaban, alguien del público les sugirió que fueran a la Alhambra. Broncano aprovechó para ironizar sobre el consejo: ¿mola la Alhambra? ¿De verdad es para tanto? Otro espectador, más vivo y original, apostilló: “¡La fábrica de cerveza, sí!”, y todos nos echamos a reír, por supuesto, Broncano incluido.

 

Déjenme que lo diga: estoy de Fitur hasta el colodrillo. ¿Cuántos días llevamos siendo bombardeados desde todos los medios de comunicación, incluidas las redes sociales de las decenas de desplazados a IFEMA, con las mismas propuestas turístico-culturales que tenemos en esos mismos medios a lo largo de todo el año?

Me he entretenido en leer y escuchar toda la opinión posible sobre el tema y la unanimidad es absoluta: ¿qué sentido tiene ir a Madrid a presentar la programación turística de la provincia de Granada a los medios de comunicación de Granada?

 

Si alguna vez fuera a Fitur, lo último que se me ocurriría es pasarme por el pabellón granadino, para que me cuenten las bondades de mi tierra. Me pasaría el día husmeando por otras latitudes, tratando de descubrir actividades y lugares nuevos, diferentes y originales.

 

¡Cuánto me habría gustado abrir las páginas del periódico y leer una doble página dedicada, por ejemplo, a la propuesta más curiosa que el periodista desplazado hubiera encontrado en cada una de las demás provincias andaluzas! Y no. No me valen las guías y folletos oficiales que hablan de las maravillas de la Alhambra, Sierra Nevada, la Giralda o la Mezquita. Me encantaría encontrar una mirada original que se detenga en actividades realmente novedosas y diferentes… y que no incluyan la palabra “bonita”, término recurrente y abusivo que ya tengo aborrecido.

En el creciente desapego hacia Andalucía como concepto, el provincianismo y el ombliguismo de citas como Fitur pueden tener mucha influencia. En vez de aprovechar para darnos a conocer un poco mejor unos vecinos a otros, no dejamos de mirar nuestro reflejo y de proclamar aquello de “Espejito, espejito: ¿quién es la más bella de este Reino?” Y, en cada provincia, la misma respuesta, faltaría más.

 

Jesús Lens