EL OJO DE JADE

Sé y me consta, positivamente, que una de las cosas que menos gusta a algunos buenos seguidores de esta Bitácora es el empeño y empecinamiento de su gestor, es decir, yo; en reseñar, comentar y defender la literatura negra y criminal. De hecho, hay muchos de vosotros, pillines, que en cuanto detectáis que la Entrada del día versa sobre novelas de crímenes, policías, detectives y violadores, pasáis olímpicamente de ella o, cuando menos, le hacéis una rápida lectura en diagonal.

Ni que decir tiene que, aunque intentemos leer y comentar literatura de todos los tipos y los géneros, como podemos acreditar con la convocatoria para los Liblogs que tan buena acogida ha tenido; vamos a seguir dando caña con un género que, para mí, protagoniza el auténtico realismo social contemporáneo más ilustrativo y comprometido.

En el caso que nos ocupa, “El ojo de jade”, de Diane Wei Liang (Ed. Siruela); parte de una exigua trama investigadora (un familiar le encarga a la joven detective Mei que investigue la venta de una joya de la dinastía Tan) para, en realidad, contarnos los entresijos de la China moderna, sus contradicciones y su brutal evolución, pasando del feroz comunismo al brutal capitalismo de estado que se ha instalado en el Gigante Asiático.


¿Cómo se explica la figura de un detective privado, mujer, y en la China del siglo XXI?: “El partido tiene estrategias y la gente tiene contraestrategias”. Y una de ellas es montar una Agencia de Información a través de la cuál llevar a cabo investigaciones de ámbito más o menos doméstico.

Por supuesto, nadie le augura nada bueno a Mei, que trabajó durante algunos años en el equivalente a nuestro Ministerio del Interior, cuando decide instalarse por su cuenta:

– “¿Qué sabes tú de negocios? Mírate, no haces vida social, no te mueves bien en política, no tienes nada de Guanxi: no cuentas con la red de contactos que necesitas. ¿Qué posibilidades tienes de prosperar?”

Guanxi. Una palabra que refleja toda una cultura, una forma de entender la vida en un país que es un mundo en sí mismo. Relaciones sociales. Contactos. Influencias. Un sistema en que cuesta saber dónde termina el agradecimiento y comienza el soborno o quién está en el estrellato y quién va camino de estrellarse.

Y es que la sociedad china es muy compleja y va mucha diferencia entre tener o no un coche y disponer de un apartamento grande o de una habitación pequeña. Además, están los emigrantes que viven y trabajan en ciudades como Chicago. Y, siempre, la ominosa y larga sombra de dos acontecimientos capitales en la historia de la China moderna: la Revolución Cultural y la masacre de Tian ‘anmen.

“Hice lo que tenía que hacer… No había lugar para la moral en los tiempos de la Revolución Cultural. Uno sobrevivía a cualquier precio. Vosotros los jóvenes no lo entendéis. Os comportáis siempre como si fuéramos unos monstruos.”

Así se expresa uno de los protagonistas de la novela. Una novela cuyas 250 páginas se leen en un suspiro, transportándote al caos y al bullicio de una de las grandes urbes del siglo XXI. Pekín. Una ciudad que marcará el devenir económico, social y político de los próximos años y sobre la que merece muy mucho la pena estar bien y agradablemente informados.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.