Se busca: título

Now night arrives with her purple legion

Retire now to your tents and to your dreams

Tomorrow we enter the town of my birth

I want to be ready

Jim Morrison / The Doors

The celebration of the lizard

Cae la noche y es hora de retirarnos al interior de nuestros sueños. Y de bucear en nuestro interior. De buscar. Por ejemplo, de buscar un título.

Es sencillo. O no. Claro.

¿Qué título le pondrías a este cuadro de la sorprendente y extraordinaria artista Irene Sánchez Moreno?

Si pinchas la imagen, crece. Y luce.

No se trata de adivinar el título del cuadro. Se trata de jugar a esto que comentamos hace unos días. Se trata, como nos recordaba Irene, de hacerle caso a Ricardo Pligia: “Describir aquello de lo que trata la obra no es decir lo que significa y lo que significa no depende del título”.

La idea primera era escribir un microrrelato.

Pero como Irene tiene otros muchos excelentes cuadros (asómense aquí, si no me creen. Y alucinen, además, con el currículum de la artista) otro día proponemos el cuento.

Hoy, vamos a ser más escuetos y vamos a buscarle, cada uno el que considere oportuno y más sugerente, un título a este cuadro. Aunque, ni que decir tiene, un buen título es ya un cuento, un relato en sí mismo…

Personalmente, le encuentro muchas resonancias a David Lynch. A ver qué dice Frankie, mi coautor. Y no. Yo todavía no he pensado en título alguno. Que quiero jugar en igualdad de condiciones.

Amigos, Estimados y Queridos Habibis… cae la noche. Soñemos. Con un título…

Jesús soñador Lens.

PD.- Gracias a Irene por prestarnos uno de sus cuadros para jugar con él. ¡Eso es espíritu!

Esto se escondía…

… ¿os acordáis? Seguro que sí, que era reciente la pregunta sobre lo que era ESTO.

Pues sí. Tenía que ver con la nieve, como tantas cosas en San Petersburgo: cuando llega el invierno, las esculturas y estatuas callejeras se protegen gracias a estos recipientes de madera. Se rellenan de arena, se tapan y entran en un estado de hibernación semejante al de los osos.

Después, cuando la primavera deshace los hielos, el arte vuelve a ver la luz. Como este Hércules, por ejemplo, que luce en toda su plenitud. ¿A que no está famélico ni parece haber pasado las penurias de las largas noches rusas?

Ya sabéis. Una caja y un buen puñado de arena…

Jesús posthibernante Lens.

De cuadros, cuentos y palabras

Estos días ando enredando, otra vez, con cuestiones pictóricas. Y andaba pensando en jugar a eso de publicar un cuadro que me ha gustado mucho de una serie que me han mandado por Internet y proponer que escribamos un microrrelato sobre él… cuando me encuentro con esta entrada en el diario de Ricardo Piglia.

¿Qué os parece?

Entre que opináis, vamos gestionando lo del cuadro y el microrrelato (a ver si la dueña, pintora, nos da permiso) …

Hace años que doy vueltas con la idea de hacer una historia de la pintura a partir de los títulos de los cuadros. Una serie de larguísima duración. A veces son un relato; a veces parecen la línea perdida de un poema. El sumo sacerdote Coreso sacrifica su vida para salvar a Calirroe de Fragonard. Luxe, calme et volupté de Matisse. Algunos muestran la incertidumbre de la representación Light, Earth and Blue de Rothko que puede ser visto como Luz, Tierra y Cielo o como Claro, Marrón y Azul. Otros son muy precisos: Vista de Delft de Vermeer, Treinta y seis vistas del monte Fuji de Hokusai.

El sumo sacerdote Coreso sacrifica su vida para salvar a Calirroe

Los nombres mejoran a medida que los cuadros dejan de ser figurativos. Impression Soleil Levant (1872) de Monet es un título fundador (del impresionismo). Y lo mismo podríamos decir del extraordinario Cuadro blanco sobre fondo blanco de Malevich. O de Juzgue el duchampiano título de Xul Solar. Como son descriptivos tienden a ser enigmáticos porque la imagen que representan no es fácil de nombrar. Por eso muchos pintores han terminado por trabajar con el grado cero de la descripción, como Pollock con su Number 32, 1950.

Number 32

La clave desde luego es que el título depende del cuadro; en un sentido lo describe, en todo caso lo nombra. La tensión entre mostrar (showing) y decir (telling), sobre la que Henry James fundaba su teoría de la novela, define la tensión entre la palabra y la imagen.

Define un particular uso del lenguaje: lo que se nombra, está ahí. (En la literatura lo que se nombra ya no está). Algo se fija en el lenguaje, mejor sería decir, el lenguaje se fija en una imagen. Depende de ella, aunque la desmienta, como en el célebre Esto no es un pipa de Magritte. Describir aquello de lo que trata la obra no es decir lo que significa y lo que significa no depende del título.

¿Es o no es una pipa? Jejejejeje

(

La fotografía en cambio parece necesitar del lenguaje para significar. Todo es tan visible que hace falta lo que Jean-Marie Schaeffer en su libro sobre la fotografía llama el saber lateral, es decir, ciertas informaciones que no surgen de la propia imagen. Como los sueños, la foto necesita del lenguaje para encontrar su sentido. Digamos que necesita un título. Mejor sería decir (freudianamente) el título de la foto es su interpretación.

Vivimos en una cultura donde la interpretación define las imágenes. La hiper explicación es la marca de la cultura actual, circula por los medios, en los blogs, en el facebook, en los twitter: todo debe ser aclarado. Las series en EE UU, Lost, The Corner, se interpretan y se discuten casi en el momento mismo en que se emiten los capítulos, los receptores tienen un conocimiento completo de lo que están por ver.

Lo mismo ha sucedido siempre en el fútbol, gran espectáculo narrativo de masas, el relato de los partidos está acompañado por un análisis muy sofisticado, que explica las tácticas y el sentido de juego. Se narra y se interpreta al mismo tiempo.