CUANDO EL ANTRO SAGRADO CIERRA

Esto que sigue es parte de la reseña de una magistral novela de Lawrence Block, cuyo contenido completo está AQUÍ.

Me adentro en “Cuando el antro sagrado cierra” en la más absoluta confianza y seguridad de que no me va a defraudar. Es como cuando entras en el bar de toda la vida, donde los camareros te conocen y saben qué vas a tomar. Te saludan por tu nombre y, al grito de:

– ¿Lo de siempre?

te sirven tu bebida, sin que tengas necesidad de pedirla.

Y la comparación con los bares no es gratuita, como el título de la novela os habrá hecho suponer. Porque “Cuando el antro sagrado cierra” es, de todas las miles que he leído, la novela que más y mejor ha descrito, tratado, contado y transmitido el mundo del alcohol, la noche, los bares, las copas, la soledad del bebedor de fondo, los compañeros de farra, las borracheras, las resacas, las lagunas en la memoria…

Si vais siguiendo el proyecto literario en que estoy actualmente enfrascado, (pinchar y seguir desde AQUÍ) veréis que una novela como ésta adquiere una importancia capital.

LA CARRERA

Hablaba con una amiga de carreras. Y de carrera. Y me dio el chispazo para escribir este microrrelato…

El gusto de Andresito por correr tenía a sus padres en un permanente sinvivir, no pudiendo entender cómo le preocupaban infinitamente más las carreras que su carrera. Estaban convencidos de que, por rápido que corriese, esas carreras no le llevarían a ningún sitio.

Andresito les buscó con la mirada, cuando enfilaba la última vuelta, netamente distanciado de sus contrincantes. Con su sonrisa, intentaba decirles que sí. Que las carreras le podían llevar muy lejos. Y muy alto. Por ejemplo, a lo alto de un cajón.

En realidad, el enésimo tropezón de su carrera vino por el ansia de atacar el último obstáculo con demasiada precipitación y no porque se hubiera relajado, sabiéndose con el oro al cuello, como escribieron algunos cronistas deportivos.

De vuelta a las aulas, desmotivado, desalentado y desfondado -no en vano se había quedado sin beca- Andresito sabía que fueron las prisas en las carreras las que le alejaron de las soñadas victorias y le obligaron, para satisfacción de sus padres, a volver a la carrera.

 Jesús Lens.

(Más microficción, y más corta, enlazando desde AQUÍ)

VENGA A HABLAR DE NUESTRO LIBRO…

Pues sí, mis Estimados. Este sábado volvemos a hablar de nuestro libro. No del nuevo, que ya he empezado a corregir, a la espera de ver si encuentra salida, sino del anterior, de ese «Hasta donde el cine nos lleve» que tantas alegrías nos ha dado.

Si pincháis AQUÍ, veréis una reseña del mismo en el protal «Sobre turismo», lo que nos llena de alegría y satisfacción a Fran Ortiz y a mí. Pero ojo, que si queréis saber y ver cosillas del nuevo libro en que estoy enfrascado, podéis pinchar AQUÍ y  agregar la página a vuestro perfil y seguir de cerca sus evoluciones.

 

Ahora que se acaban las vacaciones de tanta y tanta gente es buena ocasión para viajar desde casa, con libros y películas.

 

Este sábado lo dedico a perserverar en el Talles de Narrativa Creativa y Coaching literario que estoy haciendo con Carlos Salem y del que muy pronto tendréis noticias. Os aconsejo que vayáis afilando ideas, que este otoño va a ser de mucho escribir.

 

¡Hablamos!

 

Jesús Lens, venga a hablar de su libro 😉

¿QUIÉN TIENE UN SUEÑO?

Nuestra columna de hoy viernes de IDEAL, relacionada con ESTA del pasado viernes, sueña, imagina, divaga, algo propone pero, sobre todo, pregunta. A ver qué nos respondes…

La película del verano ha sido “Origen”, en la que los sueños juegan un papel determinante. En concreto, los protagonistas forman un equipo de ladrones de sueños que se meten en el cerebro de sus víctimas para hurgar en sus circuitos neuronales y ver qué tienen dentro. Además, sobre la base de que no hay nada más poderoso que una idea bien incrustada en el hipotálamo, el comando protagonista también se dedica a implantar ideas en la cabeza de sus víctimas para que, una vez despiertos, las desarrollen como suya.

Y, como la casualidad no existe, leyendo “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo”, de Albert Espinosa, nos encontramos con un futuro en el que el hombre, gracias a un medicamento milagroso, ya no tiene que dormir y puede dedicar las 24 horas del día a desarrollar una desenfrenada actividad laboral, deportiva, intelectual y cultural. Sólo que, al no dormir, tampoco se sueña, lo que genera un floreciente y lucrativo negocio de tráfico de sueños.

Haciendo extrapolación de este onírico verano, y ahora que la entrada de septiembre marca el verdadero inicio del año, soñemos despiertos sobre el futuro de Granada. ¿Qué nos gustaría que fuese? ¿Cómo nos gustaría verla?

Cuando veo enlaces y propuestas como ésta, enviada por nuestro imprescindible Colin Bertholet: «El ser creativo», reconozco que me muero de la envidia y que, muchas veces, me gustaría que Granada fuera Málaga. Y punto. ¿Para qué darle más vueltas? 3 días, 25 líderes de opinión y 21 minutos para exponer los pensamientos vanguardistas de nuestro tiempo. “El ser creativo” es un encuentro que alimentará el ser, que será fuente de inspiración de ideas creativas. Porque las ideas cambian el mundo…”

Hablando de ideas, ¿cuál implantaríamos en el cerebro de nuestros rectores municipales, para que ejecutaran durante su mandato, en el improbable caso de que tuvieran capacidad y medios para hacerlo? ¿Cómo nos gustaría que Granada fuese definida, conocida y reconocida, de puertas hacia afuera? Málaga, por ejemplo, se anuncia como “la ciudad del conocimiento”. ¿Y Granada, más allá de “la ciudad de la Alhambra”?

Personalmente, me gustaría vivir en una Granada creativa, como hemos defendido otras veces. Una Granada que atrajera talento de los cinco continentes y en la que pintores, escritores, músicos, fotógrafos, dibujantes, cineastas y demás artistas encontraran los estímulos necesarios para crear, componer, pintar, esculpir, bailar y exponer.

Una Granada convertida en auténtica capital cultural de España que, aprovechando sus conexiones con la cultura africana y americana, se convierta no sólo en imán y polo de atracción para personalidades creativas de todo el mundo, sino también en motor de desarrollo económico regional, gracias a la potencia de una industria cultural modélica en Europa. Pero, ni que decir tiene que la vida es una ilusión, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.