Amarillo

Lo bueno es que Canales y Guarnido han publicado un nuevo álbum de “Blacksad”.

Lo malo es que, ahora, quedará mucho tiempo hasta tener el siguiente en mis manos.

 Amarillo

Porque lo bueno es que mi buen amigo Antonio Fuentes, uno de mis libreros de cabecera e infatigable activista cultural de Salobreña, me guardó uno de los álbumes de la primera edición, cuando todavía estaba calentito.

Lo malo es que hoy me ha dado por leerlo.

Lo bueno es que un álbum de “Blacksad” te permite tumbarte, apagar todos los dispositivos móviles e inmóviles que te conectan con el mundo y disfrutar de una lectura completa y autoconclusiva; pausada, premiosa, lenta y disfrutona.

Lo malo es que esa misma lectura se hace corta. Muy corta. Demasiado corta. ¡Excesivamente corta!

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Lo bueno es que “Amarillo” es una nueva joya surgida de la fértil imaginación de Canales y Guarnido.

Lo malo… lo maloooooo… Lo maaaaaaalooooooo…

¡Leches!

Me devano los sesos para encontrar alguna otra cosa “mala” de “Amarillo”que me permita seguir con el juego, y ya no la encuentro. Porque lo único malo, y eso ya sería repetirme, es que el placer de su lectura se hace corto.

La historia de este nuevo álbum del Gato Detective, absolutamente independiente de las anteriores, comienza justo donde terminó la aventura más jazzística de Blacksad, la que transcurrió en Nueva Orleans. Pero, en esta ocasión, Canales y Guarnido dejan de lado a los secundarios habituales de su saga y embarcan al protagonista en un maravilloso On the road con inequívocas referencias a los Beatnicks y a autores como Gingsberg o Keoruac.

 amarillo pistola

Y está el flamante Cadillac amarillo con el que nuestro admirado Blacksad ha de trasladarse desde la capital mundial del jazz hasta Tulsa, pasando por Amarillo y por Colorado.

Y están los moteles, los tugurios y los garitos de la Ruta 66. Y está el fino olfato de Guarnido para captar la esencia de ese universo mítico, a caballo entre el western y el género negro, en el que los moteros emulan a los antiguos cowboys y los autobuses de la Greyhound han sustituido a las diligencias. Una carretera en la que suena una música honda y profunda, triste. Repleta de nostalgia. Pero también de amor por el ritmo. Así, a lo largo de la narración, “escucharemos” a Johnny Alston y Campbell “Skeets” Tolbert; a Johnny Mercer y Harold Arlen y a Robert W. “Bobby” Troup.

 amarillo verde

Porque lo mejor de los buenos tebeos es que su lectura es una experiencia total en la que se conjugan todas las artes con el fin dar gusto a los cinco sentidos, desde el placer del tacto del papel al olor de la tinta, pasando por el oído de las canciones y el sabor del bourbon. Y la vista, claro.

Y no olvidemos el circo, al que Canales y Guarnido hacen un más que merecido homenaje en “Amarillo”. Esas troupes que viajan por el mundo, llevando espectáculos y números cada vez más sorprendentes, con los que enamorar al público. Troupes que acogen a sujetos de pasado tormentoso y que, por desgracia, también albergan a algunos personajes de moralidad distraída y, éticamente, más que dudosos.

 amarillo circo

Pero vamos a dejarlo aquí. De momento. Si quieres más, lee esta reseña de «El infierno, el silencio». O aquí, con un popurrí de comentarios sobre esta saga. Y, sobre todo, este artículo que publiqué en IDEAL, reclamando el «hermanamiento» entre Salobreña y Juanjo Guarnido, no de sus vecinos más ilustres.

Porque lo bueno de que haya salido un nuevo álbum de “Blacksad” es que nos sirve como excusa perfecta para retomar nuevamente la serie, desde el principio, y volver a paladear con delectación todas y cada una de sus viñetas.

¡Seguimos!

 

Jesús Lens

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