A veces veo muertos

O, mejor dicho, a veces veo gángsteres. ¿Será que llevo toda la tarde leyendo, como prometía que iba a hacer? ¿Será que hay mucho de negro y criminal en vida? ¿Será que, como cantaban Siniestro Total en «Todo por la napia», amo a Toni Montana? ¿Será que, desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gángster? O será que el sueño de la razón produce monstruos…

El caso es que, cuando desperté, el mafioso seguía allí.

¿Una oferta que no podré rechazar?
¿Una oferta que no podré rechazar?

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Veamos si los 8 de febrero de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012 estábamos más cuerdos o, al menos, teníamos otras visiones, otros encuentros…