Demorados, desviados y cancelados

No sé cómo habrá caído, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación, la combativa y reivindicativa actitud de Inmaculada López Calahorro, subdelegada del gobierno, con respecto al escándalo de los vuelos demorados, desviados y cancelados en Granada. Y más aún, cómo habrá sentado ese guante lanzado a la Mesa del Aeropuerto, invitándola a convocar una reunión para tratar este tema.

Imagino que esta mañana la habrán frito a güasaps y a llamadas telefónicas, directas o interpuestas: “¡Inma! ¿A ti quién te ha dado vela en este entierro? ¿Para qué te metes en nada?”

Lo supongo dada la timorata actitud mostrada tanto por Diputación como por Ayuntamiento: para el diputado de Turismo, la Mesa del Aeropuerto debe dedicarse ampliar rutas hacia nuevos destinos y el tema de las cancelaciones y los retrasos le resulta ajeno. El Consistorio, sencillamente, no se pronunciaría al respecto.

En lo que va de julio se han contabilizado ya 30 de esos nefastos desvíos, demoras y cancelaciones de vuelos. ¿Y qué hacen nuestros representantes políticos más de cercanía? Nada. Callar. Mirar hacia otro lado. Disimular. Esperar que escampe. O que termine el verano. Total, ¿a quién le importa que unos chavales de Churriana se pasen 24 horas tirados en el aeropuerto de Barcelona? Por no hablar de la imagen que damos a los turistas y viajeros. ¿Así queremos fidelizarlos y animarles a que pasen más tiempo con nosotros? ¿Indisponiéndoles y cabreándoles antes siquiera de llegar a Granada? ¡Eso es mala follá y lo demás son tonterías!

Hay que agradecerle a Inmaculada López Calahorro que haya cogido el testigo de este bochornoso espectáculo, ante la dejadez del resto de administraciones. No entiendo su silencio y su pasividad. Lo mismo asumen que nuestro aeropuerto es de cuarta categoría y que Vueling nos hace un favor aterrizando en Chauchina…

Es cierto que ha costado un potosí reflotar un aeropuerto al que Torres Hurtado prácticamente había sentenciado a muerte, rindiéndose a las bondades y a la cercanía del aeródromo malagueño, pero no es de recibo mantener una actitud tan deplorablemente sumisa cuando, lo de este mes de julio, es de traca.

Menos mal que, gracias a la reivindicativa actitud de la nueva subdelegada del gobierno, no me queda la sensación de haber escrito una columna envidiosa hacia nuestros vecinos. Ni de ser un llorica residente en la tierra del lamento.

Jesús Lens

Cifras que no casan

Ha querido la casualidad -o quizá la oportunidad- que el mismo día en que el sector de la hostelería y el turismo vuelve a quejarse sobre el nuevo sistema de gestión de las entradas a la Alhambra, se publicaran las cifras sobre el turismo en Granada, que bate récords una vez más.

Si uno lee las manifestaciones de Trinitario Betoret y las de Juan Peláez, podría pensar que a la Alhambra no entra ni Dios, de tan exigente que se ha puesto Reynaldo Fernández. Sin embargo, según indica el director del Patronato de la Alhambra y el Generalife, todos los santos días se agota el cupo de entradas al monumento. ¿En qué quedamos?

Mientras los hosteleros y los representantes de las agencias de viajes alertan sobre la Alhambra, a Granada han llegado más de millón y medio de turistas en seis meses. Un nuevo récord. Y, sin embargo, hay un dato tan significativo como preocupante: mientras que los visitantes a la provincia se quedan una media de 2,06 días y en la Costa permanecen hasta 3,38 días; en Granada capital no pasan de 1,77 días.

Este dato sí que debería inquietar a los hosteleros de nuestra ciudad. Y a Raquel Ruz y al resto del Consistorio. ¿Por qué no somos capaces de convencer a la gente de aguantar ni siquiera un par de días en Granada capital? A ver si lo que está dando síntomas de agotamiento es el modelo Visita la Alhambra y Tómate unas Tapas.

Lo mismo, la Federación de Empresas de Hostelería y Turismo, además de pedir y pedir y pedir -no olvidemos el Bono Pernocta que REGALA una entrada a la Alhambra a los turistas que duerman al menos dos noches en alguno de los hoteles de la provincia- tendría que plantearse el colaborar de forma activa con las diferentes iniciativas susceptibles de atraer turismo cultural y dinamizar la economía. Y por colaborar de forma activa quiero decir poner pasta. Pasta gansa. Cash. Parné. Perras.

En Granada nos hemos acostumbrado al nefasto modelo Noche-en-Blanco, con artistas actuando gratis para que los bares de la ciudad se llenen hasta las trancas. Y ese sistema no funciona. Parafraseando a Kennedy, ¿y si hubiera llegado la hora de preguntarle a la Federación de Hostelería qué hace por Granada, en vez de seguir poniéndonos a su entera disposición?

Jesús Lens

Si Pasteur levantara la cabeza

Será que no está haciendo suficiente calor este verano, pero no deja de resultar sintomático que, en vez de hablar de cerveza o tinto de verano, de sangrías, mojitos o daiquiris; llevemos varios días con la leche en la boca.

Pensé que era un bulo, lo de la Consejera de Alimentación de la Generalitat recomendando beber leche cruda, pero no. Era cierto. Y, cuando uno se encuentra con esperpentos así, ya no sabe qué pensar, sinceramente. Hay que joderse, con lo que ha llovido desde los tiempos de Pasteur, darse de bruces con semejante despropósito.

Teresa Jordá i Roura, militante de Esquerra Republicana de Catalunya y licenciada en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Barcelona, la número de 1 de España de Shanghai; defiende la homeopatía y otras terapias alternativas y, ahora, el consumo de leche cruda.

A esto ha terminado reduciéndose una determinada facción de la izquierda. A darle la espalda a la ciencia. A renunciar a siglos de desarrollo para volver a la edad oscura de la superchería y la superstición. Al barbarismo puro y duro. De tan modernos, de tan iluminados, de tan listos, de tan cuquis… acaban devolviéndonos a la caverna. Pero no a la metafórica. A la caverna real.

Años y años de inversión en investigación, desarrollo e innovación en el sector alimentario para que venga esta insensata a promover el consumo de leche cruda. Y ahí estamos todos, en el debate de cuántas veces deberíamos hervirla para no correr riesgos innecesarios. ¿Nos hemos vuelto gilipollas?

De aquí a nada saldrá algún intelectual -de izquierdas y muy de izquierdas, por supuesto- diciendo que para hervir la leche y que no pierda sabor, no debemos usar la hornilla o, peor aún, la vitrocerámica. Que es mucho mejor salir al campo a cortar leña y, de vuelta a casa, hacer una hoguera, como en el Lejano Oeste o en los campamentos de los boy scouts.

Yo no le deseo ningún mal a nadie, pero no me disgustaría que doña Teresa Jordá i Roura pillara una cagalera provocada por su afición a la leche cruda. Nada grave. Ni salmonelosis ni meningitis o brucelosis. Una sencilla e inocua gastroenteritis de las de irse por las patas abajo. Para poner en práctica lo de la economía circular que está en la base de este desatino, mayormente.

Jesús Lens

Ir al curro en avión

El pasado sábado se celebraba el cumpleaños de Ernest Hemingway y, cuando vi que The Killers era tendencia en twitter, pensé que se trataba de un homenaje al enorme escritor norteamericano, recordando uno de sus cuentos más famosos, base de la literatura negra contemporánea.

Pero no. Los Asesinos de twitter nada tenían que ver con el cuento protagonizado por los dos sicarios que buscan al Sueco en el remoto pueblo de Summit. Los Asesinos de moda son un grupo de música que gusta tanto a la reina Letizia como a Pedro Sánchez. Y estaban en el candelabro porque, para escuchar su concierto en el Festival de Benicassim, el presidente del gobierno se desplazó en su avión oficial, lo que despertó un alud de críticas en las redes y los medios.

El primer impulso es indignarse, por supuesto. ¡Qué morro, ir a un concierto de rock en el avión oficial! De inmediato, sin embargo, me surge la duda: ¿se hubiera montado semejante lío si, en vez de al FIB, Sánchez hubiera venido al Festival Internacional de Música y Danza de Granada o a visitar el Legado de Lorca en La Romanilla?

La diferencia estribaría en si la visita era de carácter oficial o privado, pero ¿existe semejante distinción en el siglo XXI de las redes sociales y la exposición mediática non stop?

No hay nada más importante para un político, ahora mismo, que su imagen. Lo podíamos leer sobre Sarkozy, que se ha dejado crecer una sana barrigota desde que salió del Elíseo: cuando era presidente, un kilo de más -y unos centímetros de menos- eran cuestión de Estado.

¿Solo esto es cultura, alta cultura?

Yendo al FIB a escuchar a The Killers, Sánchez estaba trabajando. Trabajando su imagen y trabajando la imagen de su gobierno. Lo importante de su agenda, ese día, no era visitar a Ximo Puig o a la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco. Lo importante era mostrar a un presidente de gobierno joven y moderno, capaz de conectar con el público festivalero. El debate sobre el uso del avión oficial para ir al curro, eso sí, sigue abierto.

Jesús Lens

Y el centro, ¿dónde queda?

Si yo hubiera sido del PP y muy del PP, habría aprovechado el paso de Soraya, Pablo y Maria Dolores por Granada, cuando sonreían a diestro y siniestro y se dejaban tocar, abrazar y achuchar por todo hijo de vecino: me habría hecho un selfie con cada uno de ellos para dejarlo guardadito en el móvil, a buen recaudo hasta el día del cónclave.

Granadinas con Casado

Ayer sábado, tener un selfie con Casado valía su peso en oro. ¡Qué puntazo, poder subirlo a todas las redes sociales habidas y por haber y proclamar aquello de: “¿Yo? De Pablo de toda la vida…”!

Y es que toca hablar de Pablo como, en Granada, la gente cool habla de Federico, como si fuera un primo cercano con el que comemos paella cada dos domingos. Pero no vean que lío, ahora, con dos Pablos como líderes de la oposición. O lo que sea. Uno Casado y el otro Iglesias. ¿A que suena a chiste rancio?

Yo estaba siguiendo el duelo entre Pablo y Soraya muy de lejos, con distanciamiento, hasta que me encontré con un anuncio a toda página de Hazte Oír en el que pedían el voto para el mozo por considerarlo mucho más cercano a su reaccionario ideario que la ex vicepresidenta. Y Soraya Sáez de Santamaría ya era un rato conservadora…

En su momento, el PSOE eligió a Pedro Sánchez por encima de Susana Díaz por considerarle más de izquierdas, más progresista que la presidenta de la Junta de Andalucía, alineada con el aparato y con el socialismo más supuestamente conservador.

Así las cosas, ¿dónde queda el centro, aquel espacio mítico por el que se peleaban todas las fuerzas políticas, no hace tanto tiempo? ¿Se acuerdan? Era una época en la que el Euro nos trataba de convencer del fin de las ideologías. Cuando nos creíamos ricos, seguros de que el crecimiento del PIB, la renta per cápita, el IPC y el importe de las nóminas eran consustanciales a ser español y muy español.

Luego resultó que no: llegó la crisis y, miedosos y timoratos, dejamos que arramblara con la clase media y ahondara la brecha de la desigualdad. Entonces, volvieron los nacionalismos, las banderas, el miedo, la insolidaridad y el egoísmo. Y, de su mano, las ideologías. Que nunca se habían ido y que, de nuevo, nos exigen tomar partido.

Jesús Lens