Maillot Noir en el Tour de Francia

La 105 edición de Tour de Francia ha comenzado de forma accidentada. Chris Froome, aspirante a ganar su quinto maillot amarillo, rodó por los suelos en la primera jornada y perdió cerca de un minuto con respecto a sus rivales.

Al día siguiente, el español Luis León, con varias costillas rotas tras otra caída en la prueba ciclista más famosa e importante del mundo, tuvo que retirarse. Caídas provocadas por circunstancias accidentales, por supuesto. Pero… ¿y si hubiera algo más; algo turbio, algo sucio y oscuro detrás de esas caídas?

Froome, aspirante a ganar su quinto Tour, por los suelos

De esa premisa parte la novela “Muerte contrarreloj”, del novelista mexicano Jorge Zepeda Patterson, recién publicada por la editorial Destino. Se trata de una novela negra que transcurre durante un Tour de Francia en el que dos amigos y compañeros de equipo se enfrentan a un desafío muy complicado: subir al pódium, ambos. Un desafío que se torna mucho más difícil cuando unos extraños accidentes empiezan a afectar a diferentes corredores del pelotón. Un reto que se convierte en decididamente peligroso cuando un ciclista inglés aparece muerto en su habituación, en extrañas circunstancias…

Cuesta creer que haya un asesino en el Tour de Francia. Y más aún, que no se suspenda la carrera si los ciclistas son amenazados de muerte. Pero el mundo del deporte profesional se rige por reglas especiales y por códigos muchas veces incomprensibles. Basta con recordar lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de Munich, que continuaron celebrándose a pesar de un atentado terrorista contra el equipo israelí, que se cobró once muertos, o la disputa de la Final de la Copa de Europa de fútbol en el estadio Heysel, en 1985, a pesar de la avalancha de público que provocó el fallecimiento de 39 aficionados.

Son de tal magnitud los intereses comerciales, económicos y hasta políticos que entran en juego en un evento deportivo como el Tour de Francia que, plantearse su suspensión, no resulta concebible. Así lo expresa uno de los personajes de la novela de Zepeda Patterson: “un maillot amarillo resuelto por la intervención de un asesino podía ser el golpe de gracia contra el Tour; apenas ahora el mundo comenzaba a sacudirse la idea de que detrás de cada ganador había una nueva droga por descubrir”.

De ahí que el policía encargado de la investigación en “Muerte contrarreloj” actué de forma discreta y decida involucrar en las pesquisas a Marc Moreau, uno de los ciclistas en liza y el mejor escudero del gran líder del equipo, el norteamericano Steve Panata, ganador de cuatro Tours y aspirante a igualar el registro de Indurain, Merckx, Anquetil e Hinault.

A través del personaje de Moreau, un antiguo soldado con dotes detectivescas y mezcla de sangre francesa y colombiana, el lector vivirá el desarrollo de las diferentes etapas del Tour desde dentro, sintiendo el vértigo de la carrera y acompañando a los ciclistas en su día a día al margen del asfalto, en las reuniones de equipo o en los desayunos y las cenas.

Jorge Zepeda Patterson, economista y sociólogo, colaborador habitual de medios de comunicación especializados en análisis políticos y sociales, debutó en el género negro con su novela “Los corruptores” y ganó el Premio Planeta de 2014 con “Milena o el fémur más bello del mundo”. A lo largo de 2017 siguió varias carreras ciclistas como cronista deportivo, incluido el Tour, por lo que tuvo acceso a las interioridades de una de las competiciones más duras, épicas y sufridas del mundo.

Ese conocimiento cercano del ciclismo lo pone al servicio de una trama en la que lo policial convive con lo deportivo y, sobre todo, con el factor humano, que la relación entre líderes y gregarios es lo más interesante de una novela por la que veremos desfilar a directores deportivos muy ambiciosos, fieles masajistas, sufridos mecánicos, entusiastas periodistas, jueces inapelables y forofos desbocados.

Con esta novela, Zepeda Patterson sigue los pasos de Eugenio Fuentes, novelista español que, en 2009, publicó “Contrarreloj” en la editorial Tusquets, en la que se cuenta el asesinato de Tobias Gros, gran favorito para ganar el Tour… por quinto año consecutivo. En este caso, será el detective Ricardo Cupido, un gran aficionado al ciclismo, el encargado de investigar el caso de forma igualmente discreta y silenciosa.

Una tradición literario-ciclista que arrancó, en España, con la novela “El Alpe d’Huez”, de Javier García Sánchez. En este caso no se trata de una historia de género negro, sino que el autor concentra en el desarrollo de la etapa reina del Tour toda su pasión por un deporte desmesurado y homérico. En este caso, el protagonista es Jabato, un veterano ciclista con el que nadie cuenta, pero que se empeña en demostrar que todavía tiene mucho que decir.

Los dos deportes literarios por excelencia son el ciclismo y el boxeo, habiendo dejado para la historia crónicas periodísticas memorables… y un buen número de expresiones acuñadas por el lenguaje popular. Ahora que termina el Mundial de fútbol y el Tour ocupará buena parte de la información deportiva es buen momento para disfrutar, también, de excelentes novelas que lo toman como referente literario.

Jesús Lens

Optimismo a la baja

Escribía ayer sobre Javi, el librero optimista que, con datos y estadísticas, con hechos y realidades, desmonta tanto tópico pesimista que nos gusta enarbolar. (Leer AQUÍ) Sin embargo, el optimismo no mola. Nada. Hay cenizos tan cenizos que no pueden soportar, por ejemplo, el buenrollismo de James Rhodes, cuyo concierto en Granada, hace unas semanas, fue una gozada.

Rhodes va por ahí, disfrutando de los placeres sencillos de la vida. Y contándolo. Pero hay gente que detesta su optimismo a raudales… ¡hasta el punto de perder su tiempo en hacerlo público! (Y, de paso, demostrar su alto grado de amargamiento)

Salvan a los chavales de la cueva de Tailandia y brotan como setas quienes nos recuerdan que todos los días mueren niños en todo el mundo y nadie les presta atención. Elon Musk envía recursos al país asiático para ayudar en el rescate -que al principio era una misión imposible que iba a llevar meses, pero luego ya no- y una caterva de aburridos odiadores pone su supuesto ingenio al servicio de la mofa y el cachondeo contra el visionario emprendedor.

Con lo del consentimiento expreso para mantener relaciones sexuales, más de lo mismo. Mucha broma y mucho supuesto humor, pero a mí, la verdad, leer la furibunda reacción de algunas personas, me inquieta. Y, sobre todo, debería inquietarle a la gente de su entorno: si piensan que, con el consentimiento expreso, se va a complicar el tema del intercambio de fluidos, ¿cómo se conducían hasta ahora? ¿Haciéndose los tontos para convencerse de que, “aunque me ha dicho que no, en realidad sí quiere”? O, quizá, por la vía del chupito y el chupetón… ¡Ojito!

Que vienen la presidenta de la Junta y el Ministro de Cultura al Centro Lorca, recién llegado el Legado, el PP convoca a los medios un rato antes para no contarles nada que no se haya dicho antes. Por incordiar.

Menos mal, eso sí, que la hasta ahora implacable Marea Amarilla ha visto la luz y le da un voto de confianza al ministro Ábalos con lo de Moreda. Manda cojones, su optimismo.

Jesús Lens