Diferentes Ismos

Comía con la ensayista y novelista croata Slavenka Drakulic tras una de las sesiones del Tres Festival, Voces del Mediterráneo, y conveníamos en la intensidad de las charlas y conversaciones sobre periodismo, compromiso y literatura de la mañana. Tanta intensidad que echábamos de menos hablar sobre el proceso creativo en sí mismo, sobre personajes y argumentos, tramas y atmósferas.

—Pero es el signo de los tiempos, inevitable, en esta complicada época que nos ha tocado vivir— concluíamos.

Nacionalismo, fascismo, integrismo, terrorismo y populismo han sido cinco de los temas sobre que más hemos oído hablar estos días, en boca de autoras y autores de ambas orillas del Mediterráneo.

¡Qué tiempos, cuando los ismos eran otra cosa! ¿Se acuerdan? Hubo una época en que los ismos hacían referencia a “tendencia innovadora, especialmente en el arte y el pensamiento”, muy de la mano del vanguardismo, estético e intelectual.

Por desgracia, el siglo XXI nos está devolviendo a unos ismos reaccionarios y empobrecedores, situados en el centro de debates más propios del siglo XIX que de la actualidad, debates que creíamos falsamente superados.

Ha habido otro ismo, este mucho más feliz y absolutamente moderno y necesario: el feminismo. Hemos hablado mucho de ello, por ejemplo, en el club de lectura sobre la novela “Canción dulce”, de Leila Slimani, en conexión con el hiercapitalismo que amenaza con devorarnos.

Y, por supuesto, en la conversación con Antonio Lozano y Alicia Giménez Bartlett, en el Centro Lorca, bajo el título de “Fundido en negro”. Por una parte, hablamos de Petra Delicado, uno de los personajes fundacionales de la novela negra europea contemporánea. Se trata de una inspectora de policía que, por primera vez, era protagonista absoluta de la historia, con entidad propia. No era la secretaria, la pareja o la ayudante de nadie. Ni era la cansina y repetida mujer fatal que conducía a la perdición al héroe de la historia.

Antonio Lozano, por su parte, nos recordaba a la protagonista de “Un largo sueño en Tánger” y, en general, a la mujer como soporte esencial de la comunidad en el continente africano, piedra angular de cualquier narración realista que transcurra en el Malí, Senegal o Congo.

Esencial, el Tres Festival, como espacio de reflexión que aúna creatividad y cultura; literatura, cine, música, cómic y fotografía con compromiso social y análisis político sobre la coyuntura en los países mediterráneos.

Jesús Lens

Celebrar a Mandela

Hoy despedimos la Feria del Libro. Y lo hacemos a lo grande, con una presentación especialmente ilusionante: “Nelson Mandela. El camino a la libertad”, de mi querido Antonio Lozano, publicada por la editorial Anaya.

El próximo 18 de julio celebraremos el centenario del nacimiento de una de las grandes personalidades del siglo XX, un ser humano excepcional y un infatigable luchador por la libertad que, además, nos dio inmensas lecciones de humanidad: Nelson Mandela.

Les confieso una cosa: como buen conocedor de la historia de Mandela, al que dediqué un apartado muy especial de mi libro sobre el cine occidental sobre historias africanas, “Cineasta Blanco, Corazón Negro”; pensé que no tenía nada que aprender sobre él. Que lo sabía todo.

Afronté la lectura del libro de Antonio, por tanto, como ejercicio de estilo y viaje literario a caballo entre lo emocional y lo sentimental. Sin embargo, cuando terminé de leerlo, me encontré con un folio abarrotado, repleto de abigarradas anotaciones, citas y referencias a 200 páginas de vibrante narración que, al final, me arrancaron las lágrimas.

¿Cómo es posible que un tipo negro y criminal de cerca de dos metros de altura, acabe llorando con un libro sobre Mandela, del que creía saberlo todo; insisto? Justo eso es lo que voy a tratar de averiguar esta mañana, a las 12, en la Sala Zaida de la Rural, en el interrogatorio al que voy a someter a Antonio Lozano, más que amigo, mi hermano mayor.

“Nelson Mandela. El camino a la libertad” es una biografía novelada, como bien advierte Antonio, en la que todo lo que se cuenta sobre él es radicalmente cierto y está documentado y contrastado, pero que incluye a varios personajes de ficción que sirven para hacernos llegar la historia de Mandela de una forma emocionante, directa, sencilla… y majestuosa.

Walter, Sipho, Thanwide… ¡amo a esos personajes! Los quiero. Los adoro. Ya forman parte de mi personal y particular imaginario colectivo de seres de ficción que me gustaría que fueran reales. ¡Así de vivos y auténticos me los ha hecho sentir Antonio Lozano, mientras leía la novela!

Es la magia, la alquimia de la literatura: desear que unos personajes de ficción se hagan carne para poder irte con ellos de cañas y seguir hablando, más allá de las páginas del libro. Para empezar, hoy, lo haremos con su autor.

Jesús Lens

¡Viva la Vega… Viva!

Esta mañana culmina la semana de reivindicación y defensa de la Vega de Granada, con la lectura de un manifiesto y la entrega de premios Amigos de la Vega.

Son ya nueve años de festiva reivindicación, alegre y colorista, con cientos de estudiantes que recorren los pueblos de nuestro entorno para desembocar en el Parque Tico Medina, frente a la Puerta de las Culturas del Centro Memoria de Andalucía.

Este año, la Comunidad Educativa-AMPA del colegio Gómez Moreno va a tener un especial protagonismo, en reconocimiento a su trabajo diario en pos de una alimentación sana, ecológica y equilibrada entre su alumnado, en el que solo hay un 8,8% de niñas y niños con sobrepeso, por un 30% de media en el resto de España.

No es solo que la Asociación de Madres y Padres del Gómez Moreno ponga en la mesa productos ecológicos sanos y diseñe menús ricos, nutritivos y equilibrados; es que fomenta hábitos alimenticios saludables y enseña a los 192 alumnos las bondades de la dieta andaluza y mediterránea.

Sin embargo, por diferentes problemas burocráticos, plazos, normativas; es muy posible que el comedor del Gómez Moreno termine siendo gestionado por un catering, como ocurre en la mayoría de centros educativos de Andalucía.

Y da pena, la verdad. Da pena que el esfuerzo colectivo y el compromiso de una comunidad educativa muy concienciada y activa, termine chocando con el muro de realidad impuesto por una maraña legislativa que termina desembocando en la solución más fácil… y menos beneficiosa para esos dos centenares de jóvenes.

Insisto en la complejidad de la situación y en lo problemático de la anulación de una licitación ganada en tiempo y forma por una empresa que ha concurrido a un concurso cumpliendo con todos los requisitos. Pero me gustaría pensar que existen posibilidades de, en situaciones concretas y puntuales, salirse del camino trazado.

Porque el trabajo de la comunidad educativa del Gómez Moreno es excepcional. Y se merece seguir teniendo la oportunidad de educar a sus estudiantes de acuerdo con un credo que apuesta por la formación integral de los alumnos, combinando la conciencia ecológica y la nutrición con la práctica de deporte al aire libre, la convivencia y la vida sana, en todos los órdenes de la vida. Ojalá que la Consejería de Educación encuentre la fórmula y de con la tecla.

Jesús Lens

 

La inmortalidad era esto

Ayer me desperté con molestias en la garganta, mareado, con flojera y escalofríos. Tenía fiebre y no había pegado ojo, con el viento salvaje golpeándolo todo. Me encontraba hecho un guiñapo, sin cuerpo para nada.

Entonces me acordé de que aquello no era posible. No podía estar pasando. No podía encontrarme mal… ¡por que ya era autónomo! En ese momento se me vinieron a la cabeza las citas y reuniones que tenía esa mañana, los compromisos, los artículos por escribir, los mails por contestar y las llamadas por hacer.

Me aclaré la garganta, tragué y comprobé que, milagrosamente, ya no me dolía. La cabeza volvía a estar en su sitio, la temperatura corporal había bajado, los escalofríos habían cesado y me levanté de un salto de la cama, fresco como una lechuga.

Hice unas flexiones de brazos, di unos enérgicos saltos, hice varias series de sentadillas, dominadas y abdominales y, tras unos concienzudos estiramientos, me duché con agua fría. Tomé café, mucho café, mientras leía la prensa, y a la calle, que tenía que proveer.

Después de toda una vida cobrando una nómina, se me hace extraño esto de estar a la intemperie, ahí fuera, como los polis de Hill Street. Ojo: es bonito e ilusionante, no se lo voy a negar, pero duro y complicado.

Eso sí: lo alucinante de verdad es el apoyo, la ayuda y el acompañamiento que he encontrado en las diferentes instancias administrativas con las que me he ido relacionando a lo largo de estas semanas, del SEPE al CADE.

En el servicio de empleo, además de atenderme con una puntualidad prusiana y con un trato exquisito, me pusieron los pies en la tierra, que llegué cargado de fantasías y leyendas urbanas sobre el emprendimiento. Ni internet ni conversaciones de barra de bar: quienes saben, son los funcionarios.

Y después, en el Centro de Emprendimiento de la Junta de Andalucía, lo mismo: máxima colaboración, precisos -y preciosos- consejos y todas las facilidades para convertirme en autónomo.

No se lo van a creer, pero me gusta esta sensación. Como si todo estuviera por hacer. Semanas vertiginosas en las que mi vida ha dado un giro de 180 grados, atisbando un futuro repleto de ideas, proyectos y posibilidades. No sé cómo terminará esta aventura, pero aburrida no es. Gracias a todos los que están ahí, apoyando. ¡Seguimos!

Jesús Lens

La Cool Explotation

Enhorabuena a Comisiones Obreras por ese diccionario que, a través de 27 términos de uso cada vez más corriente, desenmascara la trampas que oculta un lenguaje bonito, suavón, moderno y molón.

Tomemos, por ejemplo, la proactividad, uno de los palabros más usados en el lenguaje corporativo y empresarial para encorajinar a los trabajadores, ya que “implica la toma de iniciativa de la persona trabajadora en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras productivas”… de acuerdo con ese lenguaje cool al que alude el sindicato.

La realidad, sin embargo, es más prosaica, menos bonita y elegante: “realizar sacrificios personales y profesionales que redunden en beneficio de la empresa, por ejemplo, en forma de tiempo extra no pagado”, según la Precaripedia presentada por Ricardo Flores y Clara Castarnado, secretario general y responsable de empleo de CCOO, respectivamente.

Siempre mola ser proactivo. Lo contrario, suena fatal. ¿Conocen a alguien que se defina a sí mismo como “propasivo”? Seguramente no. Y, sin embargo, tiene que ser envidiable eso de poder currar tus horas y dedicar tu tiempo libre a actividades tan poco proactivas, empresarial y económicamente mente hablando, como ver cine, pasear, charlar o tumbarse en el campo a ver la hierba crecer.

Pero no. El entorno nos anima a ser proactivos y a estar continuamente dándole vueltas al bolín, pensando en cómo mejorar la empresa y sus procesos para la consecución de mejores resultados. Lo que estaría muy bien si luego, la empresa, se lo recompensara al trabajador. Pero no suele ser el caso.

La Precaripedia hace un completo repaso a términos como Minijob, trabacaciones, coaching, microworker, job sharing o el inefable y venerado outsourcing por el que se cambia a los trabajadores de empresa… para rebajar salarios y cercenar derechos laborales.

Y es que, como les tengo tan advertidos, el lenguaje no es inocente. Por ejemplo, cuando escucho la palabra “sinergias”, inmediatamente me echo la mano a la cartera, que ese concepto cuesta dinero.

Hand drawing Win Win Puzzle Concept with black marker on transparent wipe board.

Y no les digo nada cuando oigo el mantra de los últimos años: optimización. Ojito con ella: solo es óptima… para hacer crecer las colas del paro. La optimización suele ir de la mano de otro proceso imparable: digitalización, amplísimo paraguas bajo el que se cobijan muchas cosas buenas, sin duda, pero que también termina conduciendo a cientos de miles de trabajadores al SEPE, antiguo INEM.

Jesús Lens