Argumentos pro-pirateria

Yo soy uno de los pringaos que todavía compran CDs, DVDs y Blu-Ray, además de libros. En serio. Se lo juro. Todavía quedamos algunos que vamos a una tienda y pagamos 10, 14 y hasta 20 euros por objetos del pasado remoto como son discos y películas.

Mi última adquisición

Pero es que, además, soy cliente de una gran plataforma de televisión de pago. Ustedes saben a la que me refiero porque, en España, solo hay una. Cuando mis padres se abonamos al Canal Plus, fuimos felices. Desde entonces, y créanme que han pasado muchos, muchos años, he permanecido fiel al signo +, disfrutando de cine, deportes, música y series de televisión.

 

Pero me he cansado. Me he cansado del sistemático maltrato que el actual Movistar Plus dan a sus clientes. Por ejemplo, con los subtítulos. Que a mí me gusta la versión original. Y empiezas a ver una serie, te habitúas a los acentos de los actores y, en el último capítulo, te hurtan los letreritos en castellano, jodiéndote el disfrute. Porque no hay nada más molesto que el cambio de voces en los protagonistas de una serie, como la huelga de dobladores está poniendo de manifiesto.

O tratas de ver la película “Midnight Special”, que tiene niño, y tampoco hay subtítulos. Y ya saben ustedes lo que supone el doblaje de la voz de un niño, ¿verdad? Básicamente, que no te crees nada.

 

Sé que hay temas de más actualidad sobre los que podría escribir para no hacerles perder el tiempo con esta banalidad. Pero es que me siento estafado. Y, sobre todo, me siento idiota. Porque sé, positivamente, que podría ver el capítulo 11 de “Billions” y la película de Nichols, en VOS, gratis total, tirando de Internet y sin esfuerzo.

 

Mucho se habla del daño que hace la piratería a la industria. Pero, ¿qué pasa cuando la industria no satisface las demandas más básicas del consumidor y ni siquiera le ofrece el producto por el que paga?

 

Tengo la sensación de que, apurada por la llegada de Filmin, HBO, Netflix y Amazon, la televisión de pago ha decido apostarlo todo al deporte, despreocupándose por el cine y las series.

Será una pena dejar de ver baloncesto de forma normalizada, por supuesto, pero gracias a Internet, hay vida más allá de lo que antes era el modélico y excelente Canal Plus.

 

Jesús Lens

Clásica instantánea

Recién nacida y ya es una clásica. Una clásica contemporánea, aunque haya cumplido 35 ediciones. Y es que la Neo Media Maratón de Granada, bautizada como la del Albaycín-Alhambra, es completamente nueva, diferente y extraordinaria. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Por la Cuesta de Gomérez, al ver a Alfredo Aguilar

Lo decía mi gran amigo Gustavo Gómez, quien me fue esperando toda la carrera: había momentos en que te sentías como un ciclista profesional, serpenteando por los muros de pavés de las Clásicas centroeuropeas, corriendo entre un estrecho pasillo de gente que anima y jalea sin cesar.

Reconozco que, por momentos, corrí completamente enajenado, sintiendo el aliento de la gente. Ahora mismo hay unos 10 kilómetros de la carrera que no recuerdo. Es decir, recuerdo las caras de la gente, las sonrisas y los aplausos. Los gritos de ánimo, los choques de palmas… pero no recuerdo correr. ¿Será eso a lo que llaman “levitar”?

A punto de dar caza a Alfredo Aguilar

Mi tendinitis y mis piernas, taladradas por las microrroturas fibrilares, me recuerdan que no volé. Que corrí los 21 kilómetros de la Media Maratón. Y las tres horas largas que tardé en recuperarme, al terminar la carrera, también dan cuenta del esfuerzo realizado. Con decirles que me dejé un tercio de Alhambra Especial a medias en la barra de un bar, incapaz de apurarlo, teniendo que salir a sentarme al tranco de la puerta…

¡Gracias Txomin por la foto! Me hiciste sacar la buena cara

Pero es que esta Media Maratón es homérica. Dura, exigente, sacrificada… pero arrebatadoramente hermosa. El cambio de hora, desde luego, ha sido un acierto. A la caída de la tarde, eran miles de personas las que se concitaban en puntos emblemáticos como San Cristóbal o el Albaycín. La vertiginosa bajada por la Carrera del Darro fue emocionante y el giro de Plaza Nueva a Gomérez hacía saltar las lágrimas. Que la subida, después, era agónica, pero ¿a quién le importaba, con la adrenalina bombeando por las venas? ¿Y qué decir de Reyes Católicos y el giro a Ganivet, igualmente atestados? ¡Ays!

Enhorabuena a la organización, además, por los avituallamientos y la señalización. ¡Y por las charangas, imprescindibles! Que la música da alas. El reto, para el año que viene, es tratar de no pisar a las Dos Colinas… y afrontar el hecho de que vendrá mucha más gente a correr, en cuanto se corra la voz, con perdón. Por cierto que, dada la cantidad de gente asiática durante el recorrido, haciendo fotos, habría que traer a Murakami, mismamente.

Jesús Lens

¡Media de Maratón!

¡Qué gran error he cometido dejándome este artículo para la tarde del domingo, justo antes de la Media Maratón de Granada, pensando que tendría tiempo de escribir y que me haría bien estar entretenido antes de la carrera! (AQUÍ, las clasificaciones)

Un rato después de escribir esto, Alfredo Aguilar me pilló así, escalando hacia la Alhambra

Que tiempo, tengo. Lo que no tengo es la concentración necesaria para escribir. Porque, ahora mismo, a una hora de echar a correr, lo único que tengo en la cabeza son dudas y, en las tripas, mariposas. De las que arañan.

 

Y es que los durísimos 21,100 kilómetros de la nueva Media Maratón Albaycín-Granada, tal como escribimos aquí,  van a ser un puro sufrimiento. Máxime cuando apenas he podido entrenar, por mor de las lesiones, el trabajo y la actividad literaria y cultural de estas semanas. Que, digámoslo otra vez, el empeño del Ayuntamiento de Granada de concentrarlo TODO en los mismos días del año, es un error garrafal.

El caso es que me gustaría hablarles del prometedor inicio en los play off del CB Granada-Covirán, desplegando un juego pletórico y desbordante que nos hace soñar. Que no debemos dejarnos llevar por la euforia, pero que parece que sí. Que el plan funciona y que el equipo ha llegado al 1000% al momento decisivo de la temporada.

 

Pero no estoy. Que quiero hablar de la explosión de Bowie o del temple de Jesús Fernández y los dedos se me van al recorrido de la Media Maratón, para recordar cómo serpentea por el Albaycín.

En realidad, esta columna se iba a titular “¿Para qué tanto saber?”, dedicada a los concejales del PP que, en Granada, aprueban la concesión de licencias urbanísticas sin saber de urbanismo y, en Loja, lloran como boabdiles por el derribo de su estación de tren. Algo que estaba aprobado desde 2014, que era público y de lo que los vecinos hablaban con los obreros con total naturalidad en los últimos días. Pero ellos, los que mandan, no se habían enterado. Que estarían a otras cosas más importantes.

 

Pero no me veo, ahora mismo, con la concentración necesaria para hacer un Elogio a la Ignorancia a la altura de la estulticia de la que presumen tantos prebostes, a la hora de enfrentarse a los jueces.

 

Mañana, que no tendré piernas ni podré moverme, hablamos de todo ello. Ahora, es momento de echar a correr. ¡Media de Maratón! Y al terminar, unas birras, si gustan.

 

Jesús Lens